"Que se haga justicia y bien grande". Es lo único que pide Begoña Solares, madre del maliayés Adrián Gancedo, fallecido el sábado al recibir varias puñaladas frente a un pub de Villaviciosa tras una discusión nocturna. "Que se haga justicia para que ninguna otra familia tenga que pasar por este dolor tan gordo", repetía ayer en el tanatorio la mujer, que el domingo tuvo que ser atendida por personal sanitario por problemas de tensión derivados del estrés. Su marido, Miguel Ángel Gancedo, se mostraba más contundente: "Me gustaría que el asesino de mi hijo se pudriera en la cárcel porque lo que no se ataja a tiempo, se repite", aseveró.

El matrimonio estuvo arropados durante todo el día de ayer por decenas de vecinos que acudieron al tanatorio de Valdediós para despedirse del finado.

De que Gancedo contaba con muchos y muy buenos amigos daban cuenta los numerosos ramos de flores y coronas que se fueron amontonando junto al féretro. "No era ningún quinqui, era una persona muy buena y humilde que precisamente por intentar pacificar una pelea encontró tan desdichado final", recalcaron sus allegados.

Desde su divorcio, el finado vivía en Rozaes con su abuela de 87 años, quien rompió a dar voces al conocer el trágico final del nieto. Los parientes lamentaron que no les dejaran incinerar el cadáver, que hoy será enterrado en el cementerio parroquial de San Martín del Mar tras una misa en la iglesia de Villaviciosa.