Las primeras referencias escritas al cultivo del garbanzo de Fuentesaúco datan del siglo XVI. En las ordenanzas municipales que se promulgaron en la zona en el año 1569, se indica que no se pueden introducir garbanzos de cualquier otro lugar que no sea ése. Esta medida proteccionista fue ratificada por el rey Felipe II en 1571 que creó el título de Conde de la Fuente de Saúco, que ostentó Pedro de Deza, quien conociendo la calidad única que tenían los garbanzos de la localidad se los envió como obsequio a Francisco de Quevedo.

Este ilustre escritor hace referencia al garbanzo de Fuentesaúco en la carta remitida a Sancho de Sandoval el 16 de enero de 1639: "...El Conde de la Fuente del Saúco me acaba de enviar de presente de garbanzos de su lugar, por saber que son mi mejor golosina. Remito a v.m. este celemín de ellos. Son cosa famosa en todo el mundo, por lo que crecen cocidos y su gran ternura y no cogerse de su condición en otra parte. Yo a otras tantas perlas de su tamaño no las trocaré si me aconsejo con el estómago...".

El garbanzo de Fuentesaúco ha sido premiado en múltiples ocasiones por su finura y calidad. Se trata de unos garbanzos que se distinguen por tres cualidades: su hollejo, que resulta prácticamente imperceptible, el más fino conocido en esta legumbre; su textura, que es mantecosa y consistente, fundiéndose plácidamente sin oponer la más mínima resistencia, y porque al paladar poseen una ricura muy singular, que les hace únicos. Durante los próximos días, estas exquisiteces zamoranas serán las protagonistas de las Jornadas del Cocido de Garbanzos de Fuentesaúco, que se llevan a cabo en el Restaurante El Saúco de Gijón.

El menú de la cita culinaria se elaborará exclusivamente con garbanzos de esta denominación de origen, cultivados en terrenos propiedad del restaurante y comercializados por la firma Tierra Guareña, que también da nombre a la comarca.

En estos días en los que el invierno se resiste a marchar, es el momento ideal para disfrutar de un buen cocido. Y si los productos son de una calidad contrastada, alabada y premiada, como es el caso de los garbanzos de Fuentesaúco, sólo resta disfrutarlos en buena compañía.