Los vecinos de Ballota aún no se creen lo vivido durante la tarde del pasado domingo. Apenas veinticuatro horas después del paso de un tornado, los propietarios de las viviendas más afectadas y de otras propiedades aún están haciendo recuento de los daños producidos.

"Estábamos dentro del bar y no lo vimos venir, estamos muy sorprendidos", cuenta Fernando Alonso, propietario del hotel-restaurante Casa Fernando, ubicado muy cerca de la "zona cero". Los estragos en su establecimiento fueron leves, tan sólo las mesas y sillas de la terraza salieron volando, pero el susto aún sigue en el cuerpo. "Creíamos que era el fin del mundo. Fue todo muy rápido, llovía a mares, granizaba, ventaba y al final todo terminó con un gran estruendo y un apagón", relata.

Otros vecinos no tuvieron tanta suerte. Es el caso de Esther Fernández y Antonio Pérez, un matrimonio que ha visto que sus cosechas quedaban destruidas bajo pilas de escombros, el tejado de su garaje derruido y varios árboles invadiendo su jardín. Ambos vivieron la tarde del domingo con el miedo metido en el cuerpo. "El susto fue tremendo. Yo estaba dormida y me desperté con el ruido. Mi marido incluso tuvo que sujetar una ventana porque si no el viento nos la hubiera roto", recuerda Esther Fernández.

En una situación similar se encuentra Sonia González, quien se enteró de lo sucedido por el vídeo que otra vecina colgó en su cuenta de Facebook. "Estaba viendo las imágenes y pensé que no estaba tan cerca de mi casa como podría parecer por la perspectiva, pero es que pasó justo por encima. Todavía no sé cómo la casa sigue en pie," comenta sin poder comprender cómo el tornado adquirió semejante fuerza. Su finca es otra de las más perjudicadas, con árboles arrancados de cuajo y trozos de uralita clavados en el terreno. Además, ella es la misma vecina que vio cómo el garaje en el que la familia guarda material de construcción se venía abajo, manteniéndose en pie apenas dos de sus muros. "Menos mal que no ha pasado cuarenta metros más hacia arriba, porque nos hubiéramos quedado sin pueblo", se consuela.

Cerca de otra de las casas de la zona también se puede ver un hórreo que ha quedado totalmente destruido. "Es de una casa que no está habitada, pero se ha venido todo abajo", apunta Fernando Alonso.

Las familias afectadas aún tratan de recomponerse de los daños causados y esperan que los seguros de sus viviendas respondan ante semejante fatalidad.

Los desperfectos no sólo se han dado en casas particulares, sino que el cableado eléctrico también sufrió daños, así como algunas farolas que ayer aún estaban tiradas en el suelo. A pesar de que el servicio de la luz y el telefónico fueron restablecidos con rapidez gracias a la efectividad de la empresa de mantenimiento de la red eléctrica, los Bomberos y la Guardia Civil, los vecinos de Ballota siguen a la espera de que el Ayuntamiento reemplace las farolas y postes que han resultado dañados.

Si en algo están de acuerdo todos los vecinos de Ballota es en la suerte que han corrido al no encontrarse ninguno de ellos fuera de sus viviendas durante el desastre: "Si un trozo de uralita nos pilla a alguno no lo hubiéramos contado".