En la zona del Santuario, la asistencia también era numerosa y había de todo: familias, amigos, parejas, grupos y hasta visitantes solitarios con motivaciones muy diversas en su visita. El cacereño Miguel Javato, por ejemplo, optó por tirar de bicicleta: "El sueño de todo ciclista es subir Covadonga, es una experiencia inolvidable, sobre todo por el paisaje, lo recomiendo", afirmaba. Su pareja, sin embargo, había optado por el bus, y juntos se encontrarían en la explanada de la basílica. O Karla Cela, de Madrid, quien afirmaba tener una motivación religiosa, pues iba con su familia "para ver la Santina", y se declaraba "muy agradecida con la gente de Asturias". El murciano José Luis Izquierdo, venía "para huir de los más de 40 grados en el sur y descansar", aunque reconocía tener una ahijada en el Principado a la que visita junto a su familia cada verano desde hace años. Hasta grupos, como el formado por cuatro jóvenes de O Porriño (Pontevedra), que tras una semana de festivales y fiestas por el norte de España, se acercaron a Covadonga para conocer el entorno. "Mañana a hacer la ruta de la sidra por Gijón", reconocía Martín Bartolomé, uno de los visitantes gallegos.