La Fundación Oso de Asturias (FOA), pieza fundamental en la recuperación de la sensibilidad regional por la protección de esta especie, ha sido distinguida por LA NUEVA ESPAÑA como "Asturiano del mes" de octubre, coincidiendo con la conclusión de los actos conmemorativos de su vigésimo quinto aniversario con una exitosa exposición itinerante que lleva por título "Osos" y que ha sido visitada ya por cerca de 90.000 personas. La Fundación Oso de Asturias, nacida por iniciativa del Gobierno del Principado, ha proporcionado educación ambiental a decenas de miles de escolares con visitas a sus cercados oseros; posibilita en ellos la vida en semilibertad a ejemplares que no pueden reintegrarse a la vida salvaje y es cada vez más activa en la preservación de esta emblemática especie.

Los precedentes de la Fundación Oso de Asturias se sitúan en la segunda legislatura de Pedro de Silva como presidente asturiano, cuando su Gobierno impulsó el plan de recuperación del oso pardo, que supuso un punto de inflexión para la especie en Asturias. Después, su sucesor en la Presidencia autonómica, Juan Luis Rodríguez-Vigil, prosiguió esa misma línea con dos iniciativas que resultaron capitales para el futuro de la especie: la creación en los valles del Trubia de la Senda del Oso, que supuso una verdadera "revolución turístico-ambiental", y la creación de la Fundación Oso de Asturias, que reunió a las principales empresas de la época en una novedosa colaboración "público-privada" y que nombró como presidente de honor al actual Rey de España Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias.

Martín González del Valle fue el primer presidente de la Fundación Oso de Asturias, y con él se empezaron a explorar dos vías de actuación: la creación de instalaciones para recoger a los ejemplares que no pueden reintegrarse a la vida salvaje, como fue el caso de "Paca" y "Tola", y un programa de divulgación medioambiental con especial incidencia en los colegios. Un programa que ha llevado a unos 15.000 alumnos por año a las instalaciones de la Fundación, donde participan en cursos y jornadas que tienen como objetivo sensibilizar a los estudiantes respecto al oso pardo.

La Fundación Oso de Asturias, entidad cultural privada sin ánimo de lucro, presidida en la actualidad por Nicanor Fernández, director de la Fundación EDP, gestiona los cercados oseros, que no son zoológicos ni centros de exhibición, sino lugares en los que los animales viven en condiciones razonables, y también difunde manuales de buenas prácticas en los hábitats oseros. El trabajo de la Fundación, junto al de otras entidades, ha posibilitado un "éxito" incontestable: la población de osos en Asturias ha pasado de los apenas 80 ejemplares de hace 30 años a los cerca de 300 actuales. Un éxito fruto de muchos esfuerzos, que se une al hecho de que los vecinos de las comarcas oseras ven cada vez más la presencia de osos como un recurso económico importante, lo que supone un salto importante respecto a épocas pasadas. Pero el "éxito" no es absoluto, puesto que el oso cantábrico sigue en situación crítica, en peligro de extinción.

El aumento de la población osera y, en consecuencia, del territorio ocupado por la especie provoca que el colectivo se enfrente en la actualidad a nuevos retos, como el hecho de que la interacción ser humano-oso sea cada vez más frecuente, con los problemas que genera; o el crecimiento exponencial del turismo de naturaleza, que propicia la aproximación de cada vez más visitantes a los hábitats oseros.

Tal y como ha señalado el presidente de la Fundación, el oso es "la mejor tarjeta de visita de Asturias", pero requiere manejar la situación con cuidado: "Los visitantes no tienen que venir a ver osos, sino a donde viven los osos, porque debemos preservar su hábitat", señaló Nicanor Fernández.