"Sentimos un golpe seco y un vaivén gordo, nos asustamos mucho y el tren se paró. Nadie se cayó ni se hizo daño, pero sí fue un susto grande porque no sabíamos qué pasaba". Manuel Suárez viajaba poco antes del mediodía de ayer, junto con otras veinte personas en el tren que "alguien boicoteó" a la altura de la localidad de Puertas, en el concejo de Llanes. Fue el segundo sabotaje en dos días: como el día anterior, alguien atravesó un tronco sobre la vía, lo que volvió a provocar importantes daños en el convoy que cubría el trayecto Santander-Llanes. En ninguno de los dos casos hubo que lamentar daños personales. "Fue en una curva, antes de llegar a la estación (de Vidiago) y por eso el tren iba despacio, si llegamos a ir a más velocidad nos hubiéramos hecho daño", aseveró Suárez. El maquinista, un revisor y un trabajador de Adif "bajaron a las vías para quitar los restos del tronco de árbol de debajo del tren y poder continuar la marcha, pero tardaron al menos una hora" en lograr que el convoy pudiera echar a andar de nuevo.

Los ferroviarios contaron a los viajeros que se estropeó un elemento de seguridad del tren, un aspa, y además tuvieron que descolgar una placa de hierro de la parte delantera", que en el argot ferroviario denominan "quitarreses" o "apartavacas". Al final, los viajeros llegaron a la estación de Llanes "con un retraso tremendo y con un susto importante", aseguró. Suárez cree que se debería incrementar la vigilancia, porque "hay boicots cada poco tiempo" que ponen en peligro la seguridad tanto de trabajadores como de usuarios de tren.

La Guardia Civl investiga los dos sabotajes sufridos por trenes de Feve ayer y el jueves, ambos en el mismo punto, cercano a Puertas. El jueves, el ataque afectó a un tren que avanzaba desde Llanes hacia Santander, lo que provocó la rotura de uno de los motores. El convoy pudo continuar la marcha poco después con la ayuda del segundo motor.