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Las cuentas de la mortalidad en Asturias en el año de la pandemia: mucho más cáncer que covid

Asturias, líder absoluta en pérdida de vidas a causa de tumores, sufrió en 2020 por la pandemia un incremento de decesos inferior al nacional

Un total de 14.550 personas fallecieron en Asturias en el 2020, año de la irrupción del covid-19. Una cifra que supone un incremento de 1.657 muertes (12,8%) respecto a 2019. Y, como era de prever, ese exceso de mortalidad se identifica con el reguero de víctimas mortales dejado por la pandemia de coronavirus en 2020 en el Principado: un total de 1.775 que salen de sumar las 1.509 en las que el virus fue causa identificada y 266 en las que fue causa sospechosa. Así se desprende de los datos definitivos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre las defunciones del año pasado y sus causas. Si bien en el resto de enfermedades que provocan decesos no hay variaciones sustanciales respecto al año anterior, resulta preocupante el liderazgo nacional del Principado en muertes por tumores y enfermedades del sistema circulatorio.

Asturias se sitúa así, por primera vez desde que se registran los datos de mortalidad, por encima de las 14.000 muertes en un año. Si bien, ese incremento de mortalidad global del 12,8% –atribuible en su práctica totalidad al covid– es inferior al nacional, situado en el 17,9% al alcanzar España los 493.776 fallecidos, 75.073 más que en 2019. Rafael Cofiño, director general de Salud Pública del Principado, destacó ayer precisamente este hecho. Y recalcó la importancia de analizar los datos teniendo en cuenta el alto envejecimiento de la población asturiana, que la convierte en más vulnerable ante las enfermedades. “La mortalidad ajustada por edad y sexo fue inferior en Asturias respecto a la media española”, enfatizó Cofiño. El técnico del Registro de Mortalidad de Asturias Ramón Quirós se manifestó en la misma línea y recalcó que “el incremento de mortalidad se cebó en Asturias con los mayores de 65 años y especialmente con los de más de 85 años, con más de 900 defunciones más de las esperadas en este tramo de edad”.

La irrupción del covid engordó de forma notable el capítulo de muertes por enfermedades infecciosas, que pasaron en Asturias de las 168 de 2019 a las 1.964 del año pasado. De ellas, las 1.509 relativas a casos con covid identificado situaron la tasa en Asturias en 149 decesos por coronavirus por 100.000 habitantes. Ligeramente por encima de la tasa nacional (127,5) pero lejos de las comunidades que sufrieron más mortalidad: Castilla y León (243,5), Castilla-La Mancha (235,8) y Comunidad de Madrid (215,2). Y también lejos de las que menos tasa tuvieron: Canarias (18,0), Baleares (45,8) y Murcia (48,9). Sin embargo, tal y como Cofiño matizó ayer, Asturias mejora si se tiene en cuenta la tasa ajustada y no bruta, que elimina el efecto del envejecimiento de la población. Una diferencia que se dio en el Principado es que el “noviembre negro” fue el mes de 2020 con mayor número de fallecidos por covid, mientras que la tendencia nacional y mayoritaria en otras comunidades fue a que la mayor mortalidad se registrase en marzo y abril, durante la primera ola.

Pero el informe del INE arroja datos preocupantes para Asturias más allá del exceso de fallecidos por covid. La comunidad asturiana sale mal parada en varias comparativas de datos por autonomías. Las tasas brutas más elevadas de fallecimientos totales por cada 100.000 habitantes en 2020 correspondieron a Castilla y León (1.513,6), Principado de Asturias (1.432,9) y Castilla-La Mancha (1.264,5). Un hecho muy ligado al envejecimiento de esos territorios. De hecho, si se aplica la tasa estandarizada o ajustada –que elimina el factor del envejecimiento poblacional– Asturias ya no se sitúa en los puestos de cabeza sino en los intermedios.

Especialmente alarmante es el capítulo de los fallecimientos atribuidos a tumores donde, ya sea en tasa bruta o estandarizada, el Principado es la región más afectada. Un total de 3.562 personas murieron por este tipo de enfermedad en 2020, cifra similar a la de 2019. Se trata de la segunda mayor causa de defunciones en la región, solo superada por las enfermedades circulatorias –que incluyen infartos y accidentes cerebrovasculares–, que se llevaron el año pasado la vida de 3.761 personas, también cifra similar a la de 2019. En el caso de las enfermedades circulatorias, Asturias vuelve a tener la tasa bruta más alta de España, de nuevo muy ligada al envejecimiento de su población, pero, al contrario de lo que ocurre con los tumores, no lidera también la tasa estandarizada. En 2020 apenas varió la mortalidad por estas enfermedades por lo que, si se producen efectos negativos derivados de la saturación del sistema sanitario por el covid que minimizó consultas, cribados y políticas sanitarias preventivas, están por ver en un plazo más largo, en estadísticas de mortalidad de años venideros,

Igualmente apenas cambió, pese al confinamiento, el número de fallecidos por suicidio en la región (122 por los 128 de 2019), que, eso sí, vuelve a constatar un año más una preocupante tasa de mortalidad por esta causa, alcanzando los 11,97 decesos por cada 100.000 habitantes, superior a la tasa nacional, de 8,3 . El frente de los suicidios es, sin duda, otro –junto al de los tumores y enfermedades circulatorias– de los que debe abordar con urgencia Asturias.

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