"La decisión de proteger la anguila y prohibir la pesca de angulas la va a tomar pronto Europa", augura Isabel Márquez, investigadora del SERIDA, bióloga y doctora en Zoología, que ha dedicado 22 años al estudio de enfermedades de peces. Subraya que el declive de la angula responde a múltiples causas. Una cuestión fundamental es que existe una única población de anguila en Europa y que todos los ejemplares se reproducen en el mismo lugar, en un punto del Mar de los Sargazos, a más de 5.000 kilómetros de las costas europeas. Una distancia que las larvas recorren en un viaje que dura unos tres años, para llegar a los ríos europeos. Así que "lo que importa es el conjunto de la población europea".

Entre las causas del declive de la especie destacan los obstáculos construidos en los ríos desde mediados del siglo pasado, pues convirtieron en impracticables muchos kilómetros su hábitat natural. La presión de la pesca no fue importante cuando llegaban "millones y millones de ejemplares a los ríos". Ahora lo es en mayor medida: "Contribuye al declive". Una tercera razón del declive es una enfermedad llegada de Asia, provocada por un parásito, Anguilicola crassus, que afecta a las vejigas natatorias de las anguilas. Además están "la contaminación, la piratería..." y el "exceso de pesca de anguilas". Total, que "entre todas la mataron y ella sola se murió", señaló Márquez, quien resalta que la especie está "en peligro de desaparición".

"Estamos cazando al ‘último oso’, y encima se pagan precios obscenos, lo que fomenta el furtivismo", añade la bióloga, que alaba el trabajo "grandísimo" que está realizando el Principado en busca de una solución para la angula. Un esfuerzo que debería generalizarse en Europa. Admite que no existe una "varita mágica" para revertir la situación de la angula, pero apuesta por le eliminación de obstáculos en los ríos y por rebajar en lo posible "la explotación de la especie".