Entrevista | Sergio Pascual Peñax Sergio Pascual Peña | Exsecretario de organización de Podemos

"No entiendo cómo Podemos Asturias puede prescindir de alguien como Dani Ripa"

"Dirimimos las diferencias a machetazos o con expulsiones que aireamos a los cuatro vientos"

Sergio Pascual Peña.

Sergio Pascual Peña.

Luis Ángel Vega

Luis Ángel Vega

El apoyo a Íñigo Errejón en 2015 le costó su destitución como secretario de organización de Podemos. Sergio Pascual Peña (Plasencia, 1977) ha plasmado aquel convulso periodo en el libro "Un cadáver en el Congreso" (Altamarea), que presentó este sábado en la Librería de Pimiango. La idea central es que la izquierda debe aprender a dirimir civilizadamente sus enfrentamientos en vez de "a machetazos". Sobre la guerra en Podemos Asturias, dice "no entender cómo pueden permitirse prescindir de alguien como Daniel Ripa" y aboga por dar voz a los militantes.

–Cayó durante la pugna entre Iglesias y Errejón.

–Los dos bandos le dedicamos más tiempo a la discusión interna que a la discusión de los problemas del país. Se utilizaron unos chat de Telegram en el que las facciones del partido charlábamos para justificar una destitución que se debía a una disputa por el poder.

–Esa lucha, ¿perjudicó las perspectivas del partido?

–La gente de izquierda no entiende bien que no pongamos por encima de nuestras cuitas el interés superior de la mayoría. Solemos dirimir esas diferencias a machetazos, expulsiones o con divisiones que aireamos a los cuatro vientos.

–¿Fue una crisis personal?

–Había una diferencia política, de lectura del momento político y de la táctica que había que seguir, y no fuimos capaces de expresarlo y dirimirlo. Es uno de los elementos centrales del libro. La izquierda debe encontrar cauces para debatir sin tener que llevarlo a lo organizativo y lo personal. Había una disputa política, tan es así que hubo quien formó otro partido.

–¿Y en qué diferían?

–Pablo tiene una visión de la política fundamentada en la disputa del poder. La visión de Errejón es una lectura de la política en clave de disputa electoral, de convencer a la ciudadanía por el discurso. Son radicalmente diferentes. Para Iglesias hay que conquistar colinas; para Errejón, transformar las reglas, patear el tablero. Cambiar los marcos y que la gente no vote ya izquierda o derecha, sino arriba o abajo, la fórmula Laclau. Pablo es más de Gramsci o de Lenin, de la teoría del poder.

–¿Ve futuro a Podemos?

–Podemos sufrió un golpe importante cuando caímos de la burbuja en 2015. Ahora estamos en un momento político e histórico diferente, en el que la gente se alinea con uno de los partidos del bloque al que quiere apoyar en términos más tradicionales de izquierda y derecha. Hemos superado el bache del golpe y empezamos a recuperar una posición que se corresponde más con el porcentaje de gente a la izquierda del PSOE. Podemos es una herramienta útil que se va a sumar a otra que le trasciende y puede llegar a un espectro mucho mayor, como es Sumar.

–¿Puede Yolanda Díaz aunar esas dos corrientes?

–No solo puede aunar esas dos corrientes, sino otras que en su momento estuvieron casi contenidas en Podemos, pero no fuimos capaces de hacerlas convivir armónicamente. Hablo de los Comunes, de Compromís, de propuestas de corte soberanista que pueden convivir mejor en una lógica federal como la de Díaz, que en una lógica de partido único monolítico que intentamos con Podemos y fue un fracaso.

–¿Les lastra Iglesias?

–Sigue siendo el líder en términos políticos y si se me permite espirituales. Pone voz a un espacio, aglutina muy bien a la gente que nos sentimos a la izquierda del PSOE. Tuvo el acierto de convencernos de que podíamos sumarnos con otras cosas con otro liderazgo. Fue él quien convenció a Yolanda Díaz de que liderase un espacio que trascendiera al de Podemos.

–¿Una figura autoritaria?

–Yo no hablaría de autoritarismo. Lo que sí planteo es que, para que un partido nuevo rompiese un escenario tan bloqueado como el del bipartidismo en España, la única forma era con un liderazgo fuerte y con una gran proyección pública, y ese tipo de figuras son también líderes carismáticos y fuertes en sus organizaciones.

–¿Cómo ve la crisis de Podemos en Asturias?

–No conozco los detalles de la crisis de Podemos Asturias, pero sí conozco a Dani Ripa, entre otras cosas porque negocié cosas con él en la organización, y me parece que es un dirigente que cualquier organización política querría tener entre sus filas. No acabo de entender cómo una organización como Podemos Asturias puede permitirse prescindir de dirigentes de este tipo. En cualquier caso, cuando hay un nivel de bloqueo tan fuerte, la única respuesta válida es devolverle la voz a los inscritos y las inscritas. Y que digan ellos quién tiene que dirigir la organización. La solución no puede pasar por la purga y por la expulsión.

–La polémica del "solo sí es sí", ¿restará apoyos a Sumar?

–No lo creo. Esta polémica todavía tiene mucho recorrido. El Fiscal General del Estado, que no es sospechoso de podemita, está planteándole a los jueces que la ley debería haber sido aplicada de otra manera, que es como se concibió, no sólo por Igualdad, sino por el Gobierno en su conjunto. En el espacio a la izquierda del PSOE las ideas están muy claras y hay poca polémica. Se han escuchado diferentes voces, pero en ningún caso la animadversión de la derecha, que ha sabido instalar sus marcos y proyectarlos con los grandísimos altavoces mediático de que dispone. Al PSOE, que apoyó la ley, le temblaron las piernas, porque teme perder su caladero en el centro e incluso en la derecha.

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