apertura de la campaña salmonera en el principado

Los pescadores andan con la mosca detrás del salmón: llega el turno del rey del río

Los partidarios de la pesca sin muerte pueden ya disfrutar de una afición que requiere estar bien equipado: el gasto oscila entre 300 y 3.000 euros

salmones

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Hay consenso. La pesca del salmón a mosca, que es la más antigua, es la que se impone en estos tiempos en los que toca proteger y cuidar la especie. "Se considera la más deportiva, es la más respetuosa, la menos agresiva y la que más garantiza devolver el pez vivo al agua", sostienen Rafael Suárez-Pazos y Esteban Fernández Zamarro, al frente de la conocida tienda El Pescador, de Oviedo (justo este domingo cumple 30 años abierta).

Además de pescadores, ambos son también elaboradores de las citadas moscas (señuelos), un minucioso trabajo que es todo un arte. La preferida de Suárez-Pazos es la mosca "Roger Fancy" y la de Fernández Zamarro, la "Rusty Rat". En lo de defender esta modalidad como la menos agresiva en el río coinciden con Eugenio González Saavedra, su cliente y veterano pescador, además de impulsor de la asociación "Salmón vivo" cuyo nombre es toda una declaración de intenciones. "El arte menos lesivo es la mosca, que es la que va cogiendo auge porque cada vez somos más en el río y cada vez hay menos peces", explica.

"Aquí en Asturias, como digo yo, padecemos todos el síndrome de la vara larga, para pescar a cebo, entre otras razones porque para la orografía de nuestros ríos es más adecuada esta modalidad, pero creo que no nos quedará otra que sacrificar nuestras preferencias si queremos seguir pescando".

Silvia García, con el salmón que pescó en 2021, rodeada por su tío Manolo, su primo Manuel y padre, Kiko.   |  S. G.

Esteban Fernández Zamarro y Rafael Suárez Pazos, ante las moscas que elaboran en El Pescador, su tienda de pesca, en Oviedo. | Irma Collín / FirmaMariola Riera, Ana Paz ParedesMariola Riera

El debate sobre la conservación del salmón y el futuro de su pesca en los ríos asturianos, una práctica que los más veteranos no entienden que se quiera prohibir (algo quizás aún lejano, pero no imposible y evitable si se actúa a tiempo) está servido y se intensifica cada vez que llega la temporada. Copa las conversaciones a pie de río, genera encendidas discusiones, ha dividido a los aficionados y ha obligado al Gobierno regional a tomar cartas en el asunto.

En los últimos años se han ido reduciendo progresivamente días hábiles de pesca y cupos, limitando la actividad, hasta desembocar en la normativa de la nueva temporada, la más "verde" de todas, en la que en la cuenca del Narcea, el gran río salmonero de Asturias junto al Sella, se ha aplicado un régimen especial a modo de prueba para ver si beneficia a la reproducción de la especie.

La temporada empieza este mismo 19 de marzo en la modalidad sin muerte (captura y suelta), otra novedad de unos años para acá. Sin mucho tirón en Asturias –los aficionados en su mayoría esperan como agua de mayo el próximo 2 de abril, cuando se abre la pesca tradicional con muerte–, lo cierto es que poco a poco gana adeptos.

Por la izquierda, visera, chaleco, vadeador, botas, cañas, moscas, carrete y gafas para pescar. |

Por la izquierda, visera, chaleco, vadeador, botas, cañas, moscas, carrete y gafas para pescar. | / FirmaMariola Riera, Ana Paz ParedesMariola Riera

Eugenio González Saavedra es un convencido de la misma y anima a todo el mundo a practicarla y a disfrutar. Pero para ello lo primero de todo hay que equiparse. Por eso se cita con LA NUEVA ESPAÑA en El Pescador y da cuenta de todo lo necesario para irse al río. Para empezar, por supuesto, hay que pensar en lo indispensable: la caña. Y para elegirla, hay que tener en cuenta la modalidad. Por resumir, se centra en dos: a cebo y a mosca. Ésta última es "la más tradicional de todas, se pescó así toda la vida". El máximo de la caña deben ser unos seis metros. "En el argot del pescador la llamamos vara, porque antiguamente empleaban una vara de avellano".

Nada de avellano ahora. "En general son todas de carbono, aunque tienen algo de fibra, y lo último son las cañas de grafeno", explican los dueños de El Pescador. Una de precio medio ronda los 800 euros.

Para la pesca a mosca, aconseja Saavedra "gastarse el dinero" en la línea. "Es la clave y lo que más ha evolucionado en los últimos 20 años. Es lo más importante. A la hora de elegir hay que tener en cuenta el peso, para poder voltearla y lanzarla, que conserve la energía que se va disipando y al final se transmite al sedal. La línea es lo que permite a la mosca llegar a distancias impensables hace 30 años. El carrete aquí no es lo importante, uno primario y elemental para pescar a mosca serviría". Ambas piezas sumarían unos 130 euros, el carrete, y 110 euros, la línea.

Y en quince días, el campanu... si sale

Y en quince días, el campanu... si sale / FirmaMariola Riera, Ana Paz ParedesMariola Riera

No hay que olvidar el señuelo, la mosca, a partir de 6 euros las hay. "Yo tengo varios patrones, una de mis favoritas es la ‘Rusty Rat’, muy famosa, como otra que aquí llamamos ‘María Peluda’, o la ‘Verde Montaña’, usada en cualquier río del mundo", añade el pescador. Las de material sintético son las más usadas, por ser más baratas que las de plumas de animales. "La mayor parte de las moscas de salmón son atractoras, provocan su instinto y hacen que ataque. Luego hay otras que son señuelos, imitaciones, por ejemplo de una quisquilla", abundan Rafael y Esteban.

Si se pesca a cebo, cambian las cosas. La caña, en este caso, cuanto más larga, mejor. "Las hay hasta de once metros", señala Saavedra, quien ahora sí que aconseja hacerse con un buen carrete, más una línea (distinta a la de mosca), plomos para fondear el cebo (gusanos, quisquilla) y anzuelos.

Y en quince días, el campanu... si sale

Y en quince días, el campanu... si sale / FirmaMariola Riera, Ana Paz ParedesMariola Riera

El equipo debe completarse con un vadeador o botas altas (va en función de preferencias o necesidades) si hay que adentrarse en el río. Ronda los 300 euros uno bueno, pero desde 120 se puede conseguir. No puede faltar el indispensable chaleco para llevar encima todo lo necesario: desde 40 euros, aunque uno medianamente bueno sale por 149 euros. A todo esto hay que añadir un sombrero o visera (30 euros), gafas (de 25 a 300 euros) o un chubasquero, que en Asturias nunca hay que olvidar. Toca echar cuentas (cada uno que eche las suyas y elija lo que mejor le viene) y hacerse con el equipo salmonero. "Puede ir de los 300 euros hasta los 3.000, a elección del pescador", explican en el negocio ovetense.

Lo que no va a cambiar es el resultado de la jornada de pesca. Sea caro o no el equipo, la destreza del aficionado es lo que cuenta. "A la pesca la rodean muchas circunstancias, es muy importante también la cantidad de agua, su color, el tiempo que hace.", explican los aficionados.

Con todo, que nadie se olvide: los que piquen este domingo deben acabar de nuevo en el río. Porque empieza la temporada, pero solo para aquellos convencidos de hacer más sostenible la pesca en Asturias. Por decirlo de alguna manera, para solo los que están dispuestos a poner verde al salmón.

Suerte.

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La modalidad sin muerte permite desde este domingo a muchos aficionados a la pesca del salmón en Asturias matar el gusanillo. Pero lo que todos los ribereños esperan con ansia es la apertura de la llamada temporada tradicional, es decir, la de pesca con muerte. Será dentro de quince días, exactamente el Domingo de Ramos, 2 de abril. En esa jornada, si todo pinta bien y se dan las condiciones, cosa que muchos dicen que así es, pues los ríos asturianos van bien de agua, saldrá el campanu, el primer salmón capturado de la temporada. En torno a este hay gran expectación cada año, mientras que Narcea y Sella compiten (de forma sana) por ser la cuenca en la que se pesca.

Pero más allá del campanu, los aficionados –en torno a 20.000 en Asturias, según las licencias– tienen que tener muy clara la nueva normativa porque hay muchos cambios, sobre todo, en el Narcea.

Esta cuenca, Nalón-Narcea, estará sometida a un régimen especial a modo de prueba con el fin de proteger la especie. Así las cosas, serán 240 salmones máximo los que se puedan pescar en toda la campaña, con un subcupo de 80 para zonas libres que, una vez cubierto, quedarán vedadas. Tras cubrirse el cupo general, los pescadores con cotos adjudicados podrán hacer uso de ellos, pero en modalidad sin muerte (no hay reembolso). Los cotos tienen un máximo de tres salmones al día y 2, si es parcial y actúa esa jornada como libre. Cada pescador solo podrá pescar 2 salmones en campaña (el año pasado eran 3), y dos más si los dona a proyectos de repoblación. Por día, solo uno. Cualquier salmón que se pesque y se devuelva al río contará como captura. Ésta ha de ser siempre comunicada al centro de precintaje.

En cuanto a los cotos, también hay cambios en su funcionamiento. Los parciales funcionarán al revés en época de pesca con muerte: sábados y domingos serán coto; miércoles, martes y viernes, libres. Es obligatorio devolver al río los salmones de más de 85 centímetros a partir del 16 de junio para facilitar su reproducción.

La temporada con muerte acabará el 15 de junio para todos los cebos; hasta el 15 de julio, solo vale la mosca. Luego, hasta el 31 de julio, volverá la modalidad sin muerte. Y el día 31, a guardar las cañas de salmón.

Esteban Fernández Zamarro y Rafael Suárez. Pazos, ante las moscas que elaboran en «El Pescador», su tienda de pesca, en Oviedo. | Irma Collín |  S. G.

Silvia García, con el salmón que pescó en 2021, rodeada por su tío Manolo, su primo Manuel y su padre, Kiko. / S. G.

Silvia "La Molinera", de las pocas a las que ha picado la afición

Dice Silvia García que ella nació con la caña en la mano, sobre las piedras del río Sella. Es esta parraguesa vecina de La Vita miembro de una de las sagas salmoneras más conocidas del Oriente y de toda Asturias: la de Los Molineros. De ahí que lo de pescar lo lleve en la sangre. No podía ser de otra forma, pues lo vio desde pequeña en casa y ha tenido a los mejores maestros, como su abuelo, el recordado Manuel García Cibrián, "Manolo El Molinero", además de su padre, Kiko García, y su tío Manolo. Es además Silvia García de las pocas mujeres que se pueden ver a pie de río durante la campaña de salmón en Asturias, una afición en la que mandan los hombres.

Así lo admite ella, pese a que en casa también ha tenido un ejemplo de excepción, su abuela María Josefa Marcos, una habitual del río. Empezó más bien por necesidad: "Era una época en la que había que buscarse la vida. Mi abuela sacaba algún dinero extra con los salmones que pescaba". Pero luego mantuvo la afición toda su vida y "bajaba" al Sella a pescar siempre que podía. Esto de que bajaba es literal, pues Josefa Marcos y Manolo El Molinero, que era de Margolles, vivían junto al pozo El Capitán. "Tras casarse se instalaron en Villanueva y luego ahí, donde se criaron mi padre y mi tío", explica la nieta.

María Josefa Marcos, pescando en el Sella. | |  I. COLLÍN

María Josefa Marcos, pescando en el Sella. | S. G. / FirmaMariola Riera, Ana Paz ParedesMariola Riera

La abuela Josefa pescaba "y muy bien". Es una pionera de la caña y de las pocas mujeres que históricamente se han sentido atraídas por el salmón. "Quizás es porque las mujeres queremos más tranquilidad", opina Silvia García. "Yo he tenido suerte, porque en casa me enseñaron. Pero a otras que les gusta el río, no. Y entonces les cuesta más aprender, lleva más tiempo". Así las cosas, las mujeres se dejan ver menos a pie de río porque se van a los cotos, donde tienen más calma que en las zonas libres, en las que hay sorteos entre todos los que quieren pescar y se deben respetar turnos de media hora. "La mayoría no están cómodas, no les gusta ponerse ahí con la caña y que las estén mirando, prefieren la discreción y tranquilidad de los cotos, sin la presión de si hay un salmón lograr que te pique en media hora", abunda García. Pone el ejemplo de cuatro chicas de Madrid, aficionadas al salmón, que cada año acuden al Sella una semana a pescar. "Suelen coger un coto y si coincide días en que no tienen, se dedican a la trucha, que es más fácil".

Pero no es el caso de Silvia "La Molinera", como también se la conoce. Ella acude a zonas libres y cotos sin problema, y asegura que nunca ha sufrido ningún desplante de los pescadores ni gestos o comentarios machistas. Más que nada porque en cuanto coge la caña da muestras de su maestría y tapa bocas con su estilo a pie de río. En su haber tiene unos cuantos salmones, alguno para presumir, como uno de 11,6 kilos en el año 2016 u otro de 9 kilos en 2021. El campanu, de momento, se le resiste. "Pero estoy en ello", apunta con humor. "El río está muy guapo de agua y si se mantiene así deberían entrar bastantes salmones".

Con todo, no tiene previsto salir este domingo a echar la caña. La modalidad sin muerte no le convence. No obstante, no quiere Silvia García polémicas y sí que la gente disfrute del río, de la afición y se mantenga una tradición que ella ha vivido desde la cuna con la saga de Los Molineros. Y si cada vez hay más mujeres, pues mejor que mejor.

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