Entrevista | Francisco Javier Sebastián Zúñiga Catedrático de Tecnología Electrónica, ingresa hoy en la Academia Asturiana de Ciencia e Ingeniería

"La descarbonización necesitará muchos ingenieros y me preocupa que cada vez hay menos alumnos"

"Ser el segundo académico de número me genera una gran responsabilidad; creo que la divulgación científica que hacemos en la Academia nos hace útiles para la sociedad asturiana"

Francisco Javier Sebastián Zúñiga, ayer, en su laboratorio de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón. | Marcos León

Francisco Javier Sebastián Zúñiga, ayer, en su laboratorio de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón. | Marcos León / M. G. Salas

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

Francisco Javier Sebastián Zúñiga, catedrático de Tecnología Electrónica de la Universidad de Oviedo, ingresará hoy como académico numerario en la joven Academia Asturiana de Ciencia e Ingeniería (AACI). Su discurso, que versará sobre la energía, será contestado por el presidente del ente, Mario Díaz Fernández. El acto de tendrá lugar a las 18.00 horas en el paraninfo del Edificio Histórico. La Academia fue constituida en noviembre de 2021 por doce investigadores de prestigio como un foro de divulgación del conocimiento con el objetivo de "contribuir al bien de la región".

–Será usted el segundo académico de número de la Academia Asturiana de Ciencia e Ingeniería. ¿Qué supone?

–Actualmente, la Academia está integrada por un único miembro de número (nuestro presidente, Mario Díaz) y once miembros electos. Esta desproporción, anómala, es consecuencia de la juventud de la Academia, y nos resulta urgente revertir esta situación. A mí me ha tocado el honor de ser el segundo, lo que me genera una sensación de responsabilidad que no tendría si mi número de ingreso no fuera este. En cierta medida siento que, al igual que yo me he fijado en el discurso de Mario Díaz, otros académicos se fijarán en el mío.

–La Academia echó a andar hace poco más de un año. ¿Qué avances se han hecho?

–Aunque está mal que yo lo diga, creo que hemos realizado muchísimo trabajo en nuestro corto periodo de vida. Hemos sacado ya dos números de nuestra revista y un anuario, hemos realizado una gira de conferencias y vamos a hacer una segunda en breve, hemos realizado los actos de presentación de la Academia, de entrada de nuestro presidente, de inauguración del curso y de conmemoración de la Semana de la Ciencia 2022, acabamos de lanzar un concurso de vídeos sobre temas de nuestro ámbito para estudiantes de Secundaria... Creo que este tipo de actividades nos hace útiles a la sociedad asturiana.

–¿De qué hablará en su discurso?

–Intentaré transmitir un par de ideas. La primera es que en un futuro muy cercano, la mayor parte de la energía que el ser humano consumirá va a pasar por diversas transformaciones, siendo en algún momento energía eléctrica. Ahora quemamos gasolina y gas en nuestros vehículos y en las calderas de nuestras casas, pero esto no será posible en un futuro cercano. Por el contrario, transformaremos la energía de la radiación solar, del agua embalsada y del viento en energía eléctrica para su posterior almacenamiento, conversión en hidrógeno o consumo directo.

–¿Cuál será su segunda reflexión?

–En un escenario con gran protagonismo de las energías solar y eólica, la propia energía eléctrica tiene que sufrir cambios en lo que a mí me gusta llamar "su formato". Al usar la palabra "formato", tan unida al mundo digital, me estoy refiriendo a sus características de valor de tensión y de frecuencia. El ejemplo más sencillo de entender es el de la energía solar, que se genera en tensión continua (y variable en función de la intensidad de la radiación solar) y que todos queremos que en nuestras casas se consuma como tensión alterna de 50 hercios y 230 voltios. Además, debido a la discontinuidad temporal de la radiación solar, el almacenamiento puede ser inevitable en algunos casos, lo que vuelve a requerir un cambio de "formato".

–Dirige el grupo de Sistemas Electrónicos de Alimentación. ¿Sobre qué investigan?

–Sobre electrónica de potencia, especialmente sobre las fuentes de alimentación de equipos electrónicos. Estos equipos pueden ser muy variados y de distintos ámbitos. Por ejemplo, a día de hoy tenemos una actividad muy intensa con la Agencia Europea del Espacio, el mundo del transporte ferroviario, la gestión de energía en baterías de vehículos eléctricos y el mundo de las telecomunicaciones.

–Es un momento interesante para la energía...

–Sin ninguna duda. Hasta ahora hemos tenido energía abundante y barata, en gran medida gracias a la quema de combustibles fósiles. Hemos montado la sociedad en la que vivimos sobre esta abundancia. Los combustibles fósiles tienen una densidad energética enorme y prescindir de ellos requiere desarrollar y mejorar muchas tecnologías. Esto requiere una fuerza de trabajo muy grande. Van a hacer falta muchos ingenieros y de todos los ámbitos para poder seguir disfrutando de energía abundante y barata. Como comentaré en mi discurso, no olvidemos que debajo de los deslumbrantes avances en las comunicaciones, la domótica, la computación o la ingeniería biomédica, siempre hay circuitos electrónicos que no funcionan si falta la energía eléctrica.

–¿Asturias progresa adecuadamente hacia la energía verde?

–Conozco el interés que está despertando el hidrógeno y, sin ser un experto, creo que el hidrógeno encaja perfectamente con las necesidades energéticas de algunas de las grandes empresas de la región. En Asturias hay agua y viento, convertibles en el combustible que necesitan esas empresas a través del hidrógeno. Creo que es muy importante que la generación y el consumo del hidrógeno se realicen en lugares cercanos, ya que su transporte no está exento de problemas. Esta cercanía sí se da en Asturias. Por otra parte, sí que puedo dar una opinión fundada sobre el potencial de investigación en temas energéticos que hay en la Universidad de Oviedo.

–¿Dentro de la Universidad, en su campo, hay relevo? ¿O la mayoría de ingenieros eléctricos quieren irse a la empresa privada?

–En los últimos diez años hemos detectado una disminución del interés de los estudiantes por las carreras de ingeniería, con la única excepción de la Ingeniería Informática. Este asunto me preocupa, ya que como he comentado antes, la descarbonización va a necesitar el trabajo de muchos ingenieros. Sin embargo, seguimos teniendo buenísimos ingenieros eléctricos trabajando en nuestros grupos de investigación procedentes de años anteriores. Además, se está produciendo una creciente internacionalización de nuestros grupos. A modo de ejemplo, una gran parte de los doctores egresados de nuestro grupo está trabajando en otros países de Europa (en concreto, en Irlanda, Reino Unido y Francia), y al mismo tiempo, nosotros recibimos investigadores de otros países.

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