Me quedo en el pueblo

Las abejas son felices en Coldobredo

La joven tinetense Nuria Gallo y su marido Carlos Garcés convierten en emprendimiento su pasión por la apicultura hasta el punto de haber recuperado un cortín en Villar de Navelgas donde tienen 40 de sus 120 colmenas

Nuria Gallo Fernández sostiene entre sus manos uno de sus tarro de miel de Coldo. | Ana Paz Paredes

Nuria Gallo Fernández sostiene entre sus manos uno de sus tarro de miel de Coldo. | Ana Paz Paredes / Ana Paz Paredes

Nuria Gallo Fernández y su marido Carlos Garcés del Río viven con sus hijos de cuatro y cinco años en el pequeño pueblo de Coldobrero (Tineo), en la casa familiar de ella, junto a sus padres. Él, natural de Alicante, es un enamorado de Asturias, de la Naturaleza y de las abejas, una pasión que contagió enseguida a su mujer. El inicio de ambos en la apicultura, allá por 2020, tuvo como precedente la curiosidad de Garcés, que surgió en 2018. "Empezó a interesarse mucho por las abejas, estudió un montón, hizo varios cursos, leyó muchos libros, contactó con gente entendida en apicultura y un día decidió comprar diez colmenas para ver si le gustaba y resulta que nos gustó muchísimo", afirma esta mujer quien recuerda que fue en 2020 cuando decidieron dar el salto y ampliar el número de colmenas, momento en que ella se dio de alta al frente de sus abejas para producir, desde hace hace unos tres años, su "Miel de Coldo", nombre con el que rinde homenaje a su pueblo.

Nuria Gallo junto algunas de las colmenas que tienen en el cortín de Villar de Navelgas.

Nuria Gallo junto algunas de las colmenas que tienen en el cortín de Villar de Navelgas. / Ana Paz Paredes

Hay que destacar que, de las 120 que tienen en la actualidad, cuarenta están en un asentamiento cerca del pueblo, otras cuarenta en La Montaña, en Valdés, y las otras cuarenta en el cortín de Villar de Navelgas. Cabe destacar, en este último caso, el esfuerzo y el trabajo de su marido, Carlos Garcés, que es bombero forestal, en recuperar este cortín que estaba ya tomado por la maleza y en mal estado. Su historia no deja de ser entrañable tanto para ellos como para el propietario del cortín.

"De la existencia del cortín nos enteramos hablando con la gente. Es de un chico del pueblo de Conto. Le preguntamos si lo alquilaba y nos dijo que si, que era un cortín familiar y que le gustaría mucho volverlo a ver produciendo miel como cuando lo llevaba su padre, y lo cogimos. El pago es con miel. Mi marido lo recuperó por completo. Luego solicitamos el acceso al ayuntamiento y este año nos concedieron el hacer la pista",explica ella que, además de ser madre de dos niños pequeños, y que en su día se licenció como técnico superior en Administración y Finanzas, trabaja a media jornada en el Centro Veterinario de La Espina y además se ocupa también de la ganadería familiar, de la que es titular tras la jubilación de sus padres.

Nuria Gallo, en el cortín, en Navelgas.

Nuria Gallo, en el cortín, en Navelgas. / Ana Paz Paredes

Su miel es de montaña, que lleva floración del brezo de verano y un poco de castaños, explica esta emprendedora que, como su marido, es una enamorada de las abejas. "La apicultura es un trabajo muy diferente, muy agradecido. No me canso de admirarlas, ver esos animales tan pequeños recolectando tanto néctar. Son tan trabajadoras, tan limpias. Son muy agradecidas", dice Nuria quien, además, recuerda que "este año entramos en la IGP miel de Asturias y también en Alimentos del Paraíso. De momneto hacemos miel pero no descarto en el futuro haer productos de cosmética". Ella cree que se puede emprender y vivir e el campo "pero con mucho sacrificio, mucho trabajo y, al principio, con desembolso económico. Nosotros contamos con nuestros ahorros y alguna ayuda Leader".