El atasco en la Universidad indigna a los científicos: "Hay más papeleo que antes"

El aumento de proyectos que bloquea el servicio de investigación genera retrasos de "hasta un año" en el pago de facturas y pérdidas de dinero

Investigación biosanitaria.

Investigación biosanitaria.

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

En vez de menguar, el papeleo en investigación va a más en Asturias, tal y como denunciaron los propios investigadores en el claustro de la Universidad de Oviedo celebrado hace dos días. Aseguran que la burocracia les come "en plena era digital" con "papeles y más papeles, firmas y más firmas". "Estamos colapsados", aseguran. Aunque el problema viene de "atrás" y muchas trabas son generadas por la legislación nacional, el aumento de la producción científica en la institución académica asturiana –que pasó en el último año de 27 millones a 36 y de 913 proyectos a 1.100– ha puesto de manifiesto que el sistema de gestión está "obsoleto" y urge una digitalización. El atasco del servicio de investigación, reconocido por el propio Rector, no solo ha supuesto "retrasos tremendos" en el pago a proveedores y en las contrataciones, sino también pérdidas de dinero.

"Este año, el pago de facturas ha sido caótico. Acumulamos retrasos a proveedores de medio año o un año", afirman los científicos. Más de lo mismo sucede con la devolución del dinero que los investigadores adelantan para congresos: "Estamos casi un año esperando". Las contrataciones de personal también han sufrido retrasos de "medio año". Y, con ello, se ha perdido financiación. En algunos casos, más de 20.000 euros.

Pese a todo, los científicos admiten que la Universidad no es la única culpable del aumento de papeleo y reconocen el esfuerzo que está haciendo el Rectorado de Ignacio Villaverde por solucionar el problema. El máximo responsable académico afirmó el martes que "fallaron" en la gestión y anunció la puesta en marcha de medidas de urgencia, como la contratación de más personal. Seis nuevos trabajadores ya se han incorporado al servicio, que cuenta hoy con un total de 35 personas, aunque dos están de baja. Más allá de esto, los investigadores demandan la digitalización de todos los procesos e implantar ya la firma electrónica.

Este es un ejemplo resumido de lo que sufren día a día los científicos: hacen un pedido, la factura llega al Vicerrectorado, el Vicerrectorado envía digitalmente esa factura al investigador, el investigador tiene que imprimirla, firmar cada página con nombre y apellido y DNI, redactar un informe de lo que es y lo que cuesta... Y llevarlo al registro para que finalmente el Vicerrectorado lo tramite. "Hasta para comprar un tornillo hay que hacer este proceso", se queja Cristina Rodríguez, catedrática del área de Mecánica de Medios Continuos y Teoría de Estructuras. "Cada vez hay más burocracia. Hay días que solo muevo papeles y facturas. ¿Es normal que tengamos que estar pidiendo tres ofertas diferentes para comprar cualquier cosa? Son todo papeles y más papeles en la era de la digitalización", continúa.

Rodríguez sostiene que el problema de gestión en investigación viene "de muy atrás", pero se ha agudizado en los últimos años "y quizá tenga que ver con intervención". La alta rotación de personal que había en el servicio de investigación tampoco ayudaba. "Hay que trabajar mucho y todo el mundo se quería ir corriendo", apunta. A este problema le dio solución el Rectorado el 1 de octubre, poniendo una permanencia mínima de dos años salvo excepciones. Hasta entonces, en la Universidad existía un acuerdo que, al contrario de lo que ocurre en las administraciones públicas, permitía el cambio de puesto sin permanencia.

Javier de Cos, director del Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias (ICTEA), que integra a unos 90 investigadores, percibe ya "una mejoría" en los cambios introducidos por el Rectorado. "Los pasos de están dando en la dirección correcta", opina. Lo que ha pasado y pasa es que "la estructura organizativa era la misma que hace 20 años y estaba diseñada para pocos proyectos de investigación. Pero ahora cada vez hay más proyectos, más investigadores...". Y el servicio colapsó. "La intervención previa que tenemos lo vuelve todo más lento", agrega.

La bióloga Laura Gutiérrez, que lidera el grupo de Investigación en Plaquetas, incide en que "el sistema de gestión de proyectos" de la Universidad está "obsoleto". "Todo son folios, firmas, carátulas... Y si hace cinco años podía ser común que hubiese retrasos de dos o tres meses en el pago de facturas, ahora llegan al medio año o al año", dice. "La solución es digitalizar al máximo. Eso reduciría mucho costes y tiempos", comenta. Gutiérrez señala algunas situaciones absurdas, como la realización de pedidos de forma individual o la firma de todos los tickets de metro por ir a un congreso. "No hay un sistema central de pedidos, en el que podamos poner el producto y la marca y sea la Universidad la que una vez a la semana realice todos los pedidos. Eso supondría un ahorro de transporte tremendo", indica.

"El nivel de burocracia es muy grande", manifiesta Josep Poblet, catedrático del departamento de Geología e investigador principal de dos proyectos. "Antes teníamos que hacer informes de justificación solo de equipos; ahora es de todo. Los investigadores llegamos a desmotivarnos, porque en vez de invertir tiempo en preparar clases e investigar, lo perdemos en burocracia. El problema no lo ha traído el equipo rectoral actual, pero es una realidad que el papeleo ha ido a más", sostiene.

Mar Alonso, investigadora del departamento de Construcción e Ingeniería de Fabricación, no ve una solución "a corto plazo". "Tenemos mucha burocracia, muchos requerimientos, muchas llamadas... Perdemos mucho tiempo. Este año el pago de facturas ha sido caótico y los retrasos en contratación de personal han supuesto que no pudiésemos gastar dinero en dos proyectos", afirma. "Espero que la agencia Sekuens ayude en todo esto", remata.

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Es el dinero captado en proyectos de investigación. Son 9 más que en 2022. 

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Son los desarrollados este año frente a los 913 del año anterior. 

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Son los equipos de investigación de la Universidad, que también crecieron y que generan 11.000 facturas. 

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