El escalofriante relato de un ovetense que se cruzó con el kamikaze cuando viajaba con su mujer y su bebé: "Llevaba la muerte en el capó, iba a una velocidad..."

"Mi esposa me abrazó al llegar a casa diciendo: 'Casi, casi...' Pensamos que allí se acababa todo", relata Jesús Celestino, uno de los que alertó al 112 de que una furgoneta recorría la AS-II a toda velocidad y en dirección contraria

El testimonio de un conductor que se cruzó con el kamikaze de la AS-II

El testimonio de un conductor que se cruzó con el kamikaze de la AS-II

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

«Nos salvamos por los pelos. El kamikaze no iba despistado, llevaba la muerte en el capó. Iba con una agresividad y una velocidad...». Lo cuenta el ovetense Jesús Celestino, uno de la veintena de conductores que la madrugada del sábado se cruzaron en la AS-II con Alberto Fernández Reigada, moscón de 39 años que recorrió casi toda la autovía en sentido contrario hasta chocar brutalmente contra el coche de la maestra Purificación Ramos Villagrasa. Ambos fallecieron en el acto. Jesús Celestino iba con su mujer y su bebé de tan solo dos meses. «Me acababa de incorporar en Lugones y, por suerte, iba despacio. Lo vi venir y pensé: ‘¡Me metí mal!’. Pero no. ‘Meca, meca, es un kamikaze’. Rápidamente me eché a la derecha al arcén. Yo que estoy de conducir, su velocidad rondaba los 167/175 kilómetros por hora». Celestino condujo en estado de shock hasta su casa, en Veranes, y allí su mujer se derrumbó. «Nos abrazó llorando, diciendo: ‘Casi, casi...’. Pensamos que allí se acababa todo», rememora. 

Desde el sábado, Jesús Celestino no puede parar de darle vueltas a lo sucedido y en concreto a la llamada que hizo al 112. Antes que el kamikaze, al ovetense se le cruzó en la carretera un corzo. Así que paró en el arcén y llamó al servicio de Emergencias. «Mientras hablaba con una trabajadora para informarle de que había un corzo en la vía, salí a la carretera y vi venir ese coche. Al advertirle a la operadora que era un kamikaze, me dijo que lo sabía, que habían recibido varios avisos. ¿Pero cómo no me avisó? ¡Que iba con mi mujer y un bebé! Lo lógico es que ya al inicio de la conversación me hubiese dicho: ‘Tenga cuidado que hacia donde está usted va un kamikaze’», se queja.

Tras librar la muerte «por los pelos», Celestino colgó al 112 y llamó rápidamente a su hermana, con la que había estado cenando en La Corredoria y que también se disponía a coger el coche para volver a casa. «Ella iba hacia Oviedo, pero tenía miedo a que ese loco, llegando a la ciudad, diese la vuelta otra vez por la AS-II». En seguida, su hermana vio el choque de la furgoneta Dacia Dokker de Alberto Fernández con el Ford Fiesta de Purificación Ramos. «Me dijo: ‘¡Vaya golpe, vaya golpe, madre mía! ¡Estos están muertos!». Y así fue: los dos fallecieron, quedando ambos vehículos completamente destrozados. Alberto Fernández, «Beto», tenía 39 años y dirigía una empresa de montaje y reparación de grandes electrodomésticos para la hostelería. Purificación Ramos, «Puri», tenía 50 y era maestra de Educación Infantil en el colegio Matemático Pedrayes de Lastres. 

De alguna forma, el corzo les salvó la vida a Jesús Celestino y su familia. Gracias a ello, había parado y, al retomar la marcha y toparse con el kamikaze, iba a meter la quinta. «No iba despistado, llevaba la muerte en el capó. Conducía con una agresividad... Y al cruzarse conmigo ni aminoró la marcha. Tengo grabado el brillo acristalado de la carretera», señala. 

Tras él, prosigue Celestino, «pasó la Guardia Civil, pero nada, iba muy rápido, no lo cazó». Todo ocurrió en cuestión de minutos o segundos: Celestino iba hablando con el 112 a la 1.26 de la madrugada y el brutal accidente tuvo lugar en torno a la 1.30. Al día siguiente, con la noticia ya en la prensa, las llamadas familiares se sucedieron. «Mi hijo mayor, de 16 años, que había quedado con la abuela en casa y que estaba castigado, en cuanto me vio me abrazó como nunca. Fue el más afectado de todos», asegura. Jesús Celestino y su mujer tienen el 25 de noviembre «grabado» a fuego. «Mi mujer dice que tenemos que tatuarnos esa fecha». La fecha en la que volvieron a nacer.

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