Despedida sin rencor y con mucho amor a la maestra muerta por el kamikaze de la AS-II: "Estamos abrumados con el cariño recibido"

"Prefería sufrir ella a ver mal a los demás y, de haber podido, nos hubiese evitado pasar por esto", afirman los hermanos de Puri Ramos en su funeral

Su perra "Lara", que sobrevivió al accidente, se debate entre la vida y la muerte: "Era como su hija"

La celebración de la palabra, esta mañana en el tanatorio Los Arenales. En el recuadro, Purificación Ramos

La celebración de la palabra, esta mañana en el tanatorio Los Arenales. En el recuadro, Purificación Ramos

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

Lejos de transmitir furia y rencor, los familiares y amigos de Purificación Ramos Villagrasa, la maestra fallecida el sábado en la autovía AS-II tras chocar brutalmente con un kamikaze, difundieron este domingo amor y serenidad. Ni una sola mala palabra pronunciaron en su despedida contra Alberto Fernández Reigada, el moscón que inexplicablemente recorrió 23 kilómetros desde Gijón en sentido contrario, borrando para siempre la sonrisa de Puri. Sus hermanos, María José, Almudena y Pedro José mostraron una fortaleza admirable, sabedores de que Puri no hubiese querido ver dolor en sus rostros. "Prefería sufrir ella antes que ver sufrir a los demás. El mejor ejemplo de ello es que, de haber podido, nos hubiese evitado pasar por esto", aseguró Pedro José minutos después de la celebración de la palabra en la capilla del tanatorio de Los Arenales de Oviedo. 

La sala se llenó de amigos y compañeros de trabajo de la maestra fallecida, que destacaron ante todo su "bondad" y "generosidad". El equipo docente del colegio público Matemático Pedrayes de Lastres, donde trabajaba desde hace dos años, acudió al completo a su despedida. "Estamos que no nos lo creemos", comentó con lágrimas en los ojos la directora del centro, Lidia Granda. "Era una madre para todo el colegio. Se entendía muy bien con los nenos y los nenos la buscaban a ella. Era una maestra muy vocacional, siempre estaba dispuesta a ayudar. Siempre tenía una buena palabra y una sonrisa para los demás", consiguió decir, no sin esfuerzo para hablar, Granda. 

Para Beatriz Rodríguez, también profesora del colegio de Lastres, la muerte de Puri supone "un palo muy gordo". "Era mi alma gemela, la familia que no se elige", expresó completamente abatida. "Compartíamos coche desde Gijón. Una semana lo llevaba ella y otra yo. No había secretos entre nosotras. Era generosa, valiente, luchadora y, al contrario de la imagen que transmitía al exterior, era frágil". Pero sobre todo era generosa: "Anteponía la felicidad de los demás a la suya propia. Era una persona muy buena, de esas que solo te encuentras una vez en la vida. Y tristemente la vida no se portó con ella como se merecía". Su gran corazón dejó de latir la madrugada del sábado cuando se topó, de vuelta de una cena familiar, con un kamikaze. 

Su adiós "ha sido totalmente inesperado; un accidente nos la quitó de golpe", lamentó su hermano Pedro José, que durante la celebración de la palabra y posterior incineración de su cuerpo estuvo muy pendiente de sus hermanas mayores, María José y Almudena, y de sus padres, Pedro Ramos y Purificación Villagrasa. Fue precisamente durante la homilía donde la familia no pudo evitar derrumbarse en contra de lo que Puri hubiese querido. "Sé que en estos momentos es lo que se suele decir, pero es así. Mi hermana no le podía caer mal a nadie". Y tampoco desearía el mal a nadie, ni siquiera sabiendo que otra persona le iba arrebatar la vida de golpe a los 50 años. "Estamos abrumados de las muestras de cariño que hemos recibido. Antes (de la celebración de la palabra) casi no se podría estar aquí (en la sala 6 del tanatorio ovetense)", afirmó Pedro José. 

Su perra "Lara", que sobrevivió al brutal accidente, se debate entre la vida y la muerte. "Estuvo una de mis hermanas antes en las urgencias del veterinario y seguía perdiendo mucha sangre. No sabemos si podrá salir adelante. Pero si lo logra, se quedará con nosotros. Puri no se separaba nunca de ella. No concebía dejarla en casa salvo para lo imprescindible. Hasta cuando viajaba, buscaba hoteles en los que se admitiesen mascotas", contó Pedro José, que es profesor universitario en Zaragoza. "Fue la hija que no pudo tener. Se desvivía por su perrita", comentó Beatriz Rodríguez. Y si no muere fruto de las heridas, "morirá de pena", apostilló. "Había sido una perra maltratada y adoptada ya de mayor. Para ‘Puri’ era como su hija. Tenía un amor incondicional a los niños y a los animales", completó Lidia Granda. 

Entre las muchas personas que quisieron despedirse de Puri estuvieron profesores de todos los colegios por los que pasó la maestra de Educación Infantil: Villalegre (Avilés), Tineo, Los Campos (Corvera)... Tampoco faltaron padres de alumnos. "Para nosotros también es una pérdida muy grande. Mi hijo ya va al instituto y seguía yendo a ver a Puri al colegio. Estaba llena de amor para su pequeños", comentó una madre. Purificación Ramos dejó "huella" en todos sus compañeros docentes, hasta en los que conocía desde hace solo un mes. Como Pablo Arias: "Tenía un pasión por enseñar enorme. Se ve que se metió en la profesión por vocación". Y aún muerta, su recuerdo nos da una lección de humanidad. 

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