Todo cambió en 72 horas en el Gobierno de Barbón para un giro del que sus socios de IU se "distancian"

El Gobierno publicó el viernes una modificación en Cultura innecesaria tras el "ascenso" de Vanessa Gutiérrez

Rechazo unánime de la oposición a la fusión "improvisada" de Cultura y Servicios Sociales

Melania Álvarez, en primer término a la derecha, en su último Consejo de Gobierno, celebrado el pasado viernes en el Ayuntamiento de Pola de Somiedo.

Melania Álvarez, en primer término a la derecha, en su último Consejo de Gobierno, celebrado el pasado viernes en el Ayuntamiento de Pola de Somiedo. / Armando Álvarez

Juan A. Ardura / M. P. / M. G. S.

Todo cambió en 72 horas. Melania Álvarez ejerció por última vez como titular de la cartera de Derechos Sociales en el Consejo de Gobierno que tuvo lugar el pasado viernes en Pola de Somiedo con el Consistorio somedano como escenario. Ese mismo día, y sin que hubiera explicación en la nota donde se informa de los acuerdos del Consejo de Gobierno, el Boletín Oficial del Principado (BOPA) publicaba un decreto con cambios en la estructura y organización del área de Presidencia, la que depende directamente del presidente, Adrián Barbón. Una de esas modificaciones parece ahora del todo innecesaria. Un decreto que había sido firmado solo tres días antes, el martes.

 El "ascenso" de Vanessa Gutiérrez de viceconsejera de Cultura, Política Lingüística y Deporte a titular de una nueva macroconsejería, que une a esas mismas responsabilidades un área tan diferente y con tanta carga de trabajo como la de Derechos Sociales, convierte en "papel mojado" el traspaso de la firma de contratos en Cultura a la Vicepresidenta. El decreto, rubricado hace ahora una semana por Adrián Barbón y por Gimena Llamedo, establecía que la consejera de Presidencia sería la encargada de asumir el órgano de contratación para satisfacer "las necesidades administrativas de la Viceconsejería de Cultura". Y es que Vanessa Gutiérrez al no tener la condición de consejera carecía de firma para autorizar contrataciones en su departamento. De hecho, el responsable de esa firma era Adrián Barbón, ya que Cultura quedó adscrita orgánicamente al área de Presidencia desde el inicio de esta legislatura, el pasado verano. Al parecer, que el propio presidente sellara con su firma el visto bueno a expedientes de contratación fue considerado "inconveniente", de ahí que fuera aconsejable el traspaso a su "número dos", que probablemente no llegue ni a estrenarse en ese cometido, porque ahora Vanessa Gutiérrez, con el nombramiento de consejera, ya tendrá la capacidad administrativa para firmar todo tipo de contrataciones en su macroconsejería.  

Esta situación de paréntesis y dudas sobre la firma de Barbón en contrataciones de Cultura habría bloqueado o, al menos, ralentizado iniciativas y actuaciones en esa área, según dijeron diversas fuentes de la administración consultadas por este periódico. También el PP asturiano denunció días atrás la parálisis por esa situación. 

La salida de Melania Álvarez al Senado y la asunción de las competencias de Derechos Sociales por parte de Vanessa Gutiérrez desembocan en la creación de una nueva macroconsejería con competencias tan heterogéneas como Derechos Sociales, Cultura, Política Lingüística y Deporte. El nombramiento de la nueva consejera de Cultura le permitirá tener presencia en sectoriales en Madrid y en fundaciones donde hasta ahora no podía participar y da respuesta a críticas procedentes del sector asturianista, que sostenían que la política lingüística había sido relegada a una viceconsejería. 

La nueva Consejera tendrá el reto de gestionar más de 600 millones de euros, apagar incendios en un área con asignaturas pendientes como las reivindicaciones del personal de las residencias públicas (ERA) o la reforma en marcha de los cuidados y atención a mayores y, de paso, lograr mejores resultados de los que deparó la macroconsejería de la legislatura anterior de Medio Rural y Cohesión Territorial. Un cóctel que no resultó nada bien, hasta el punto de que el presidente Adrián Barbón rectificó y decidió dividir las competencias del departamento que dirigió Alejandro Calvo desde junio de 2020 a 2023, en tres consejerías distintas para su segundo mandato: Fomento, Medio Rural y Ordenación del Territorio. Otra de las novedades, el fichaje de Rafael Oñate, que fue director de gabinete del ministro Félix Bolaños, cobró forma también en el decreto del BOPA del pasado viernes, al que no hubo mención alguna en la nota oficial del Consejo de Gobierno. Ese decreto establecía las características del nuevo puesto en el organigrama de Presidencia, que consisten básicamente en coordinar y atender las relaciones del presidente Barbón con otras administraciones y precisaba que el nuevo director adjunto al gabinete de Presidencia tendrá rango de director general. Aunque en el decreto de creación del puesto, del viernes, no figuraba el nombre del que será su primer titular, en círculos socialistas ya daban por hecho el sábado, y no sin cierto reproche, que el nuevo puesto de confianza tenía destinatario claro, el exjefe de gabinete de Bolaños, que había dimitido por motivos personales de su puesto en Madrid a finales de noviembre, pocos meses después de contraer matrimonio con el alcalde de Cudillero, Carlos Valle. Oñate, que inició su trayectoria profesional en la sede del PSOE en Ferraz, tiene conoce de primera mano el funcionamiento y estructura de Moncloa y una de sus misiones será la de estrechar y coordinar las relaciones entre la Presidencia del Principado y las diferentes departamentos del Gobierno central.

Distanciamiento de IU-Convocatoria por Asturies

La oposición no lo entiende y el socio del PSOE en el Gobierno "manifiesta su distanciamiento" de las decisiones que remodelan el Gobierno del Principado "de forma unilateral". Con un significativo silencio, y tal vez mordiéndose la lengua, fuentes de IU-Convocatoria por Asturies aseguraron ayer que "evaluará los efectos de gestión, sociales y culturales" que pueda tener el volantazo de Adrián Barbón a su gabinete y que no se descarta "ninguna respuesta política". Las modificaciones, precisan, "obedecen a una decisión de la FSA y, por tanto, adoptada de forma unilateral" por una de las dos partes del gabinete de coalición.

El resto de las reacciones en la Junta, unánimes en el rechazo a la fusión en un sólo departamento de la cultura y los servicios sociales, van de la incredulidad a la crítica contundente y sin concesiones a un giro que, según el portavoz adjunto del PP, Luis Venta, "demuestra que Asturias está en manos de un presidente desnortado y que improvisa. Éste es el Gobierno de colocación progresista, donde lo que prima no es Asturias, sino colocar a los correligionarios". La nueva consejería es, a su juicio, "un despropósito político que mezcla churras con merinas y una falta de respeto a quienes vivimos en esta comunidad autónoma". Según la interpretación del PP, por lo demás, "estos cambios, tan centrados en la recuperación de la Consejería de Cultura y Política Lingüística son una reacción de Barbón tras la mano tendida de Álvaro Queipo a la Academia de la Llingua y el guiño del presidente del PP al asturiano".

En una línea similar, la portavoz de Vox, Carolina López, ve "una muestra más de que el Gobierno de Barbón no tiene un plan específico para Asturias. Vendieron a bombo y platillo la importancia que daban a la cultura, haciéndola depender directamente de Presidencia, y ahora pasan las competencias a la Consejería de Derechos Sociales, con la que no tienen ninguna relación". Según la diputada, "cuando el PSOE crea consejerías, lo hace pensando en cuántos puestos a dedo y a cuántos estómagos agradecidos puede comprar".

A los ojos del diputado de Foro, Adrián Pumares, "cada día está más claro que prescindir de la Consejería de Cultura fue un grave error de Barbón, pese a que muchos le advertimos de que era un sinsentido". Ahora, a su juicio, se trata de tapar ese error con otro, "porque ya hemos tenido en la pasada legislatura la experiencia de que las macroconsejerías no funcionan". Barbón "actúa con improvisación, da síntomas de agotamiento y de que el Gobierno de coalición no funciona".

La mezcla de la cultura con los derechos sociales "parece un poco forzada, no se entiende", abunda la diputada de Podemos, Covadonga Tomé. El movimiento "continúa poniendo de manifiesto el desinterés del ejecutivo por el ámbito cultural y el deporte", señala, y concluye que "no se puede improvisar en la conformación de un gobierno. Tiene que ajustarse a la realidad y las necesidades de Asturias".

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