Un camello perturbado, una pandilla de drogatas y el mayor atentado de España: qué fue de los protagonistas de la trama avilesina del 11M veinte años después

Con distinta fortuna, los jóvenes relacionados con los explosivos del mayor atentado terrorista de nuestro país han reconstruido sus vidas con sus penas cumplidas, familias propias y silencio

La trama avilesina del 11M, veinte años después.

La trama avilesina del 11M, veinte años después. / LNE

Luis Ángel Vega

Luis Ángel Vega

Veinte años no bastan para borrar lo que se armó en el barrio del Arbolón en torno al minero retirado José Emilio Suárez Trashorras, el facilitador de los explosivos que el 11 de marzo de 2004 reventaron cuatro trenes de cercanías en la línea férrea que une la estación de Alcalá de Henares y la de Atocha, asesinaron a 192 personas e hirieron a dos mil.

El eco de esos estallidos veinte años después es un silencio sonoro que responde a cualquier pregunta sobre aquella banda de drogatas de barrio que hizo posible el mayor atentado terrorista que haya sufrido España.

Los integrantes de la "corte" del rey Trashorras han reconstruido sus vidas, con más éxito en algunos casos que otros, y pasado página. Casi todos son padres y tratan de comportarse como tales y no quieren acordarse de su pasado.

José Emilio Suárez Trashorras, durante el juicio.

José Emilio Suárez Trashorras, durante el juicio. / EFE

Iván Reis Palicio, "Jimmy", tiene 41 años y cuando tenía 24 llevó una mochila cargada de explosivos a Jamal Ahmidan, "El Chino", el "jefe operativo" de los atentados. Él siempre aseguró que creía que era hachís en mal estado. Fue condenado a tres años:

–Duele recordar aquello, sobre todo cuando se acerca una fecha como la de este lunes.

El Arbolón ha cambiado en veinte años. Se ha construido mucho, hay más zonas verdes y el ambiente no es tan opresivo como en la primera década del 2000 y los años de la crisis.

Han desaparecido lugares como Casa Tito, el local en el que solían desayunar Trashorras y sus amigos, también el día que regresaron de Belmonte tras recoger de Mina Conchita el grueso de la dinamita para Jamal Ahmidan, "El Chino".

Ha desaparecido la cabina de teléfono que utilizaban los miembros de la llamada "célula avilesina" del 11M, cuando no existían los smartphones y no había un móvil en cada bolsillo.

Vista de la avilesina avenida de Gijón, donde se conocieron los asturianos que consiguieron la dinamita para los yihadistas.

Vista de la avilesina avenida de Gijón, donde se conocieron los asturianos que consiguieron la dinamita para los yihadistas. / L. Á. V.

En la zona aún vive el padre de José Emilio Suárez Trashorras. Es un hombre mayor, que precisa de la ayuda de una cuidadora. En el barrio dicen que no habla con nadie. Ha seguido visitando a su hijo en prisión. Junto a su portal responde:

–No tengo nada que hablar.

La mayoría de aquellos protagonistas asturianos del 11M sigue viviendo en la comarca de Avilés. Han dejado de tener relación unos con otros.

Salvo Trashorras. "Milio el minero" cumple su condena de 34.715 años de prisión en la cárcel de Asturias. Tiene 47 años y ha pedido la eutanasia, ya que considera que no está siendo tratado de forma adecuada de su esquizofrenia diagnosticada.

Francisco Miranda, que fue su abogado, aseguró en su día que había que tratarle con piedad. Se había responsabilizado de lo ocurrido, había expresado su arrepentimiento y se había reunido con las víctimas. "Está solo y desamparado. Hay que tener un poco de humanidad con él", reclamó el letrado, partidario de ingresar a Trashorras en un centro adecuado donde recibiese la atención que precisa.

También la reclama un policía local murciano, Jesús Carmelo Bernabéu Baeza, quien asegura haber conocido a la madre de Trashorras en 2013. Sostiene que un enfermo mental diagnosticado como Trashorras no pudo tener acceso a los explosivos y que debería estar en un centro psiquiátrico adecuado.

Gerardo Turiel, el prestigioso abogado (fallecido en 2008) que defendió al exminero en el juicio de 2007, calificó la sentencia de "aberración jurídica".

Pero la condena es la que es.

Al tratarse de asesinatos terroristas, Trashorras debe cumplir cuarenta años de prisión. Ha disfrutado de un permiso en estos años, para despedirse de su madre, Agripina, que falleció de cáncer en 2015. No obtendrá el tercer grado hasta que no haya consumido 37 años y medio de cárcel, esto es, en 2041.

La declaración de Antonio Toro en el juicio de 2007.

La declaración de Antonio Toro en el juicio de 2007. / Agencias

El excuñado de Trashorras, Antonio Toro Castro (Avilés, 1977), fue el último en salir de la cárcel. Conectó a Trashorras con el marroquí Rafá Zouhier (al que había conocido en prisión en 2001, cuando fue encarcelado de forma preventiva por la "operación Pípol"). El magrebí le presentó a su compatriota Jamal Ahmidan.

Toro obtuvo el tercer grado en 2021, aunque desde 2014 disfrutaba de permisos por su buen comportamiento. Había sido condenado a cuatro años por tráfico de explosivos del 11M, seis años y medio por traficar con 150 gramos de cocaína en Piedras Blancas (Castrillón) en 2003 y once años y medio por la "operación Pípol", por tráfico de hachís y explosivos y detonadores, hallados en 2001 en un garaje de la calle Eloy Fernández Caravera de Avilés. En marzo de 2022 cumplió su condena refundida de 18 años.

Antonio Toro continúa afincado en la comarca de Avilés, donde sigue dedicándose a lo que hacía antes del 11M: la venta de coches de segunda mano. Cuando se le telefonea con motivo de los veinte años del 11M, adopta un tono de hastiada resignación:

–No quiero hablar nada. Aquello no se supera nunca. Ya no debo nada a la Justicia.

Su hermana, Carmen María Toro (Avilés, 1981), exmujer de Trashorras, ha renunciado al nombre de Carmen (quizá demasiado conocido por la exposición mediática del caso) y solo utiliza el de María. Absuelta en el juicio, mantuvo el contacto con Trashorras, pero terminó divorciándose.

Dejó su trabajo como guarda de seguridad e intentó vivir de un bar situado en el cruce de la calle Severo Ochoa con la avenida de San Agustín, en Avilés, sin éxito. Luego reconstruyó su vida sentimental y tiene un hijo de 4 años de edad. Desde 2000 trabaja para el Principado.

Antonio Toro continúa en la comarca de Avilés y sigue dedicándose a la venta de coches de segunda mano

Otros dos jóvenes fueron condenados por el 11M: Sergio Álvarez Sánchez e Iván Reis Palicio, a tres años de cárcel cada uno, por llevar explosivos a Madrid.

Sergio Álvarez (Avilés, 1981) es el que parece haberse reinsertado más satisfactoriamente desde que cumplió su condena. Al salir de la cárcel trabajó de peón de la construcción. Entonces confesó que él creía que lo que había llevado a Madrid a "El Chino" no eran explosivos, sino cedés. Abrió la bolsa para ver lo que había dentro, pero se encontró con que había otra bolsa cerrada con candado y no quiso forzarla. Trashorras le pagó por el porte con dos placas de hachís valoradas en 700 euros.

Hoy Sergio Álvarez trabaja y tiene familia.

Antonio Iván Reis Palicio (Oviedo, 1982) le dijo a LA NUEVA ESPAÑA:

–Ahora estoy en Noruega, trabajando para una empresa española. Tengo mi vida, estoy fuera ya de todo. Claro que duele lo que pasó, más cuando se acercan los días que se acercan.

Trashorras se aprovechó claramente de Iván Reis. "Jimmy" le debía dinero a Antonio Toro. El cuñado de Trashorras y su mano derecha Ricardo Sepúlveda, Richard, le dieron una paliza. Richard le puso una pistola en la cabeza, según consta en el sumario del 11M.

Trashorras le ofreció saldar la deuda con Toro si le llevaba una maleta a Madrid. Le dijo que era hachís en mal estado. Iván Reis cumplió el acuerdo, pero Jamal Ahmidan, que reclamaba a Trashorras 2.000 euros, le vapuleó y le quitó el móvil y la documentación. Cuando regresó, Trashorras le dio 300 euros, pero no saldó la deuda de drogas con Toro, quien le acabó desvalijando la casa. En ese momento Reis se marchó a Canarias, con su madre, lo que retrasó bastante su detención.

Su condena lo hundió. Siempre la vio "injusta", porque siempre ha defendido que Trashorras se la jugó.

Javier González, Gabriel Montoya y Trashorras, antes del 11M.

Javier González, Gabriel Montoya y Trashorras, antes del 11M. / LNE

Otro de los rostros del 11M fue Iván Granados Peña (Avilés, 1982), conocido en la calle como "El Piraña". Era uno de los "colegas" de Trashorras en la avenida de Gijón y la travesía de la Vidriera, donde el exminero tenía su garaje, debajo de su piso, con entrada por la avenida del Marqués de Suanzes. A él le ofreció, abiertamente, trasladar dinamita a Madrid, pero Granados se opuso, y le afeó a Trashorras su idea de proponérselo a Gabriel Montoya Vidal, "Baby", "Gaby", "El Guaje" o "El Gitanillo", que tenía 16 años.

Iván estuvo con Trashorras en Mina Conchita, aunque permaneció en el coche mientras José Emilio se reunía con dos mineros. Al parecer, estaba apalabrando la sustracción del grueso de la dinamita que acabaría en manos de Jamal Ahmidan, "El Chino".

Para la época del juicio, en 2007, Iván ya era padre. Ya no vive con sus padres en la avenida de Gijón. Se dedica a la construcción y a reparar cubierta. A este entusiasta de "Camela", el 11M le pasó por encima, pero finalmente fue absuelto.

También fue absuelto Javier González Díaz, al que se conocía en los bajos fondos como "El Dinamita". "El Gitanillo" le metió en el ajo, según se demostraría más tarde, a pesar de que siempre trató de sacarlo de la calle. "Siempre intenté llevarlo por el buen camino y le daba bocadillos para que comiera algo", aseguraba en la época del juicio, del que salió absuelto. Tras quedar exonerado, probó suerte con un bar cerca del poblado de San José Artesano.

El vigilante de Mina Conchita Emilio Llano Álvarez, nacido en Cangas del Narcea en 1960, aunque residente en Grado, murió en noviembre de 2010, tres años después del juicio, después de una larga enfermedad.

Gabriel Montoya, el menor, marchó de Asturias y vive en el pueblo de su novia desde hace dos años

Salió absuelto del juicio, pero quedó muy tocado por la presión sufrida desde los atentados. No le condenaron, pero le achacaron un nulo control sobre la dinamita de la explotación, lo que facilitó su sustracción. "Se limitaba a apuntar como utilizada la cantidad que le decían los mineros, sin comprobación alguna por mínima que fuera", dice la sentencia.

El otro trabajador de Mina Conchita acusado, Raúl González Peláez (Oviedo, 1979) fue condenado por la Audiencia Nacional a cinco años de cárcel (lo que causó su indignación, ya que juró que no había tenido intervención en el robo de la dinamita). Luego fue absuelto por el Tribunal Supremo en 2008. Sigue viviendo en el Surrocidente.

Nadie de Mina Conchita ha pagado por el 11M, aunque en la sentencia se resalta que "la dinamita era sustraída con la connivencia de algún minero".

A Gabriel Montoya Vidal lo bautizaron "El Gitanillo" los guardias civiles que le detuvieron en 2004. Fue el tercer peón de Trashorras que viajó a Madrid con dinamita, siempre según la sentencia. Se ha convertido en el protagonista de la serie "Nos vemos en otra vida" (Disney), basada en el libro de Manuel Jabois "Nos vemos en esta vida o en la otra", construido en torno a la entrevista que le concedió en la primavera de 2015. Fue el primer condenado del 11M. Le cayeron seis años de internamiento en noviembre de 2004.

Gabriel ya no vive en la casa de su madre en Avilés. Se fue hace dos años al pueblo de su novia, fuera de Asturias.

Su sueño confesado era vivir en el campo, lejos de la carcoma de la ciudad y de la gente.

Suscríbete para seguir leyendo