Autor de «Apuntes políticos. Transición, democracia y crisis»

Saúl FERNÁNDEZ

El periodista José Luis Poyal Costa (Estella, Navarra, 1930) presenta esta tarde (20.15 horas, en el Centro de Servicios Universitarios) el libro «Apuntes políticos. Transición, democracia y crisis» (Nieva, 2010), una recopilación de los artículos políticos que ha ido publicando a lo largo de los últimos treinta y cinco años.

-¿En qué ha cambiado España en todo este tiempo?

-Pues, fíjese. Este país, en dos mil días pasó de una dictadura y un gobierno personalista a tener una democracia. Mi reflexión ahora es que quizá fuimos demasiado listos.

-¿Nosotros?

-Sí, sí, nosotros.

-¿Por qué?

-Le voy a poner un símil académico: es como si usted en una sola convocatoria quisiera aprobar una licenciatura. Nos faltaba una cultura política y fuimos demasiado rápidos. Eso creo, a estas alturas.

-¿En qué fuimos rápidos?

-Una anécdota. Pensar que veinticinco artículos muy importantes de la Constitución se pactaron en una cena, a altas horas de la madrugada, entre Guerra y Abril Martorell... ¡Hombre! ¡Qué prisa tenían!

-Pero parece que dieron en el clavo.

-Parecía que había funcionado... En estos momentos se está objetando a todo aquello. Los mismos que la defendieron no han tenido reparos en salir diciendo que la Constitución es un corsé que no les vale. Incluso un partido nacional, de primera fila, tiene sus dudas sobre el planteamiento del modelo territorial consagrado por la Constitución. Otro ejemplo: tras el «tejerazo» se produjeron manifestaciones en favor de la Constitución. Me entran serias dudas de que eso mismo ocurriese ahora.

-¿La Constitución es sagrada?

-Creo que lo que tenemos que hacer la ciudadanía es presionar para que los dos grandes partidos nacionales, de una vez, se pongan de acuerdo y sean capaces de mantener alturas de mira de Estado.

-¿Pero se puede puede tocar?

-La Constitución se puede tocar, pero con la máxima prudencia. No podemos estar con inventos continuos. Se puede y se debe reformar. Quizás el Título Octavo...

-Reúne ahora un montón de sus artículos.

-Yo habré escrito cientos y cientos de artículos que están en las hemerotecas. Si usted saca un artículo de allí lo más probable es que les dé un aire y se quede en cenizas. Un periódico es lo más pasajero que hay, se hace viejo en horas.

-Y así y todo se dedicó al periodismo.

-Porque tengo una comezón interna de querer comunicar, de escribir, de interpretar... Me gusta estar pensando en el hombre de al lado al que le tratas de pasar tus ideas, tus planteamientos...

-Si los artículos no se recopilan, al final el periodismo dura lo que el desayuno.

-Este libro lo que pretende es explicar el presente, las situaciones actuales, con artículos que escribí hace tiempo. He hecho una selección, claro.

-En estos treinta y cinco años, ¿qué es lo que no ha cambiado?

-La pregunta es difícil. ¿Qué no ha cambiado? Digamos que todavía tenemos un bajo nivel en educación política. Nos hace falta un poco de pedagogía. El otro día escuchaba el parte meteorológico que decía que habían bajado las temperaturas en todo el Estado... Nunca habría imaginado que una administración se pudiera acatarrar. Además tenemos muy poca autoestima.

-¿De verdad?

-Se ha ensalzado con estos triunfos deportivos que, por otra parte, en otro país hubieran sido normales...

-¿Cómo vivió esos días del Mundial?

-Como la explosión de algo que estaba reprimido. De verdad.

«Tras el "tejerazo" se produjeron manifestaciones en favor de la Constitución; me entran serias dudas de que eso mismo ocurriese ahora»

«La Constitución se puede tocar, pero con la máxima prudencia; por ejemplo, el Título Octavo...»