El antiguo hotel Esperanza de Salinas será transformado en una residencia para mayores. El emblemático y centenario edificio de la localidad acogerá un geriátrico con 50 plazas. Las obras comenzarán tras las fiestas navideñas, según el proyecto de los hermanos Juan, Pedro y Rocío Corrales Braña. La empresa familiar que regentan, Promociones Corrales Braña (Procobra), es una constructora que desde 2009 también gestiona otros dos geriátricos en la comarca, los San Telmo y San Juan en La Arena (Soto del Barco).

"Tenemos previsto comenzar los trabajos en el hotel Esperanza en la segunda quince de enero. Las obras se prolongarán poco más de un año", señaló Juan Corrales. "Se trata de un edificio singular sobre todo para los que somos de Salinas. Vamos a mantener las fachadas y hacer la obra con mucho mimo, aunque sabemos que no es un proyecto sencillo", añadió.

La residencia de mayores contará con 50 plazas repartidas en habitaciones individuales y dobles. "Proyectamos amplios salones de calidad y que tendrán calidez para los usuarios. Además, habrá peluquería, gimnasio y patio, entre otros servicios. Tendremos cocina y lavandería propias", explicó Rocío Corrales.

"Tenemos entre manos una obra interesante, es un cascaron de más de 100 años que vamos a convertir en un edificio moderno. Es un reto para nosotros porque, generalmente, construimos en solares vacíos y ahora nos encontramos con un edificio emblemático en el que tenemos puestas todas nuestras ilusiones. Es un reto personal", manifestó Pedro Corrales.

En la rehabilitación se mantendrán las icónicas fachadas del hotel esperanza y se construirán dos bloques, uno de bajo y cuatro alturas y otro de bajo y tres alturas. Los promotores destacan las facilidades que están recibiendo del Ayuntamiento de Castrillón para ejecutar el proyecto. Cuando el geriátrico esté a pleno rendimiento permitirá la creación de unos 25 puestos de trabajo directos e indirectos.

"La residencia mantendrá el nombre de Hotel Esperanza para que los usuarios se sientan como en un hotel. Será una residencia sin horario de visitas, de puertas abiertas y apta para usuarios con cualquier grado de dependencia", manifestaron los promotores. "Contamos con que esté en funcionamiento antes del verano de 2019".

El edificio que albergó el hotel Esperanza hasta hace algo más de una década fue construido en 1920 en la esquina de las calles Príncipe de Asturias y Luis Muñiz, en el centro de Salinas. La construcción está incluida en el catálogo urbanístico de Castrillón, pendiente de aprobación definitiva desde hace más de una década, con el grado de protección ambiental.

El establecimiento hostelero se levantó en el inicio de la transformación turística de Salinas. A mediados del siglo XIX se constituye en Arnao la Real Compañía Asturiana de Minas (RCAM). Salinas comenzó a ser lugar de residencia de los empleados de mayor rango de la empresa, que construyó chalés para ellos. El impulso turístico convirtió a la localidad en una zona de vacaciones de la burguesía de Oviedo, que promovió la construcción del Real Club Náutico, abierto en 1916 bajo la presidencia de Manuel Álvarez-Buylla. Cuatro años después se abrió al público el hotel Esperanza en un edificio modernista.

Los trabajos de rehabilitación del que fuera el hotel Esperanza comenzaron en la primavera de 2011, pero se paralizaron a los pocos meses. La constructora que se hizo con el establecimiento proyectaba construir entre 15 y 20 apartamentos turísticos, pero luego solicitó un cambio de uso del suelo y que pasara a la calificación urbanística de residencial multifamiliar, lo que obligaría a una modificación específica del plan urbano de Castrillón. La Corporación castrillonense rechazó la petición.

La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), el llamado "banco malo", se hizo con la propiedad del inmueble hace dos años. El edificio fue transferido al "banco malo" por la entidad bancaria que asumió la propiedad después de financiar la fallida rehabilitación. En los últimos seis años el mal estado de conservación de los restos del edificio fueron motivo de crítica de los vecinos por la falta de seguridad y por el aspecto que ofrece el edificio en el centro de Salinas. Ahora los vecinos ven con agrado e ilusión la rehabilitación.