Pepín González Martín cruzó las puertas del club de tenis de San Cristóbal por primera vez en 1970 y salió -ya prejubilado- 47 años después. Su memoria es imperecedera. Ha trabajado con los diez presidentes que, desde 1967, han dirigido un centro deportivo y social emblemático, un faro de la sociedad avilesina, la sede de tres eliminatorias de la Copa Davis y de dos campeonatos de España absolutos...

El exempleado de banca Fernando Rodríguez-Flor lleva aún más tiempo vinculado al club. "Nos hicimos socios cuando estaba en Las Meanas", cuenta. "Subíamos con los hijos a las once de la mañana y estábamos allí hasta pasadas las seis", cuenta. Daniel Vaquero, uno de los hijos del legendario Marcelo Campanal, lo subraya: "Me he criado allí". María Gutiérrez, la hija del maestro David Gutiérrez -que da nombre a la pista número 7, la central, desde el verano de 2016-, es otro ejemplo de una infancia y una juventud cultivadas en el centro deportivo cuya acta fundacional se firmó el 12 de mayo de 1967. Medio siglo de raíces avilesinas ancladas en la parroquia de Entreviñas.

Rodríguez-Flor echa la vista atrás. "Las primeras instalaciones estaban en Las Meanas, justo donde la entrada del aparcamiento", dice. "Había que marcharse, vencía el alquiler. Buscaron tierras y las encontraron en San Cristóbal", cuenta. "Yo era un loco del tenis que conocía todos los campeonatos y jugadores y me pidieron que entrase en la directiva del club, para el que solicitamos y logramos muchas ayudas", contó a LA NUEVA ESPAÑA Manuel Galé, el tercer presidente de la entidad y el más emblemático de todos, uno de los quince fundadores.

"Para ser el primer presidente buscamos a un hombre de prestigio y encontramos al juez decano de Avilés, Eduardo Pardo Unanua, al que sucedió José María Fernández-Miranda, hermano de Torcuato y un estupendo presidente además de buena persona. Él me dijo que quería contar conmigo como vicepresidente primero y así fue", continuó Galé. "Cuando él lo dejó, accedí a la presidencia", explicó el responsable de que Avilés acogiese tres eliminatorias de la Copa Davis: contra Mónaco (1972), contra Hungría (1981) y, la última, contra Israel, la de Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal, en 1992. Esta fue la que le costó la presidencia a Galé.

Manolo Egocheaga, otro de los socios antiguos del club, recuerda los grandes hitos que conformaron el comienzo del centro: "Fueron mil las familias que se hicieron socias en los primeros días del club", apunta. Para ser socio patrimonial había que comprar una acción y también pagar una cuota mensual: el padre, la esposa y cada uno de los hijos. "El primer reparto de carnés se hizo por orden alfabético. Era el mejor modo de ordenar aquello", cuenta Rodríguez-Flor. A su familia le tocó la 487. Los socios del club, aparte de deportistas, eran, pues, propietarios. "San Cristóbal empezó con un terreno de 20.000 metros cuadrados, pero a los pocos meses tuvimos que comprar otro del mismo tamaño por el éxito que había tenido", continuó Galé. "No había cancha para todos", añadió.

Tras Pardo llegó en 1971 José María Fernández-Miranda. Le siguió Galé, a él una gestora dirigida por Julio Muñiz Cueto; tras él, Siro García Fernández, José Fernández González, Francisco Lago Cuesta, Manuel Ángel Rodríguez Merino, Roberto Menéndez Fabriani, José Manuel Vega Rodríguez y, desde hace pocos días, José Ramón Rodríguez Rodríguez. Todos ellos son los responsables de los 40.000 metros cuadrados de superficie que contienen siete pistas de tenis (cinco de tierra batida y dos de cemento), seis pistas de pádel (cuatro cubiertas), dos piscinas, un prado de 400 metros cuadrados y un edificio social de tres plantas que contiene el gimnasio, la escuela de judo, el bar, el salón de juegos?

"El éxito del club vino porque no había nada así en Avilés cuando nació", cuenta Egocheaga, que llegó al centro de la mano de su padre, el primer Egocheaga. Y es que en Avilés las instalaciones deportivas públicas brillaban por su ausencia en la década de los años setenta.

El Club de Tenis Avilés se batía el cobre con el Grupo Covadonga, con el Círculo Mercantil de Vigo? "Se habla de mil socios, pero en realidad debería hablarse de mil familias", cuenta Pepín González, que entró en el club de la mano de su padre: José González Villalpando, que fue el portero de las instalaciones y uno de los primeros empleados del club. Fue él quien convenció a Pardo para que contratara como botones a su hijo Pepín que, con los años, ascendió a conserje y terminó ocupándose del mantenimiento? "Como poco, había cinco mil personas", concluye el veterano exempleado. José Ramón Rodríguez, el último presidente, se ha propuesto trabajar para devolver los números a la edad dorada (ahora mismo anda por los 540 socios y no todos son activos).

Por el Club de Tenis Avilés han pasado Juan Antonio Samaranch, Manolo Santana, Manolo Orantes, Andrés Gimeno, Juan Gisbert, Juan Avendaño? Con Galé en la dirección se montaron en las instalaciones de San Cristóbal dos campeonatos de España absolutos: masculino y femenino.

"Yo iba a ver los grandes campeonatos del mundo. Empecé con Roland Garros y Wimblendon y luego fui a Estados Unidos y Australia. Había que estar metido en el mundillo del tenis y tener relaciones en la Federación Española y en la internacional", señaló Galé, al que todos le adjudican el mérito de haber forjado la época dorada del club.

Santana y José Luis Alilla fueron, de hecho, los que en 1970 inauguraron oficialmente las instalaciones deportivas de San Cristóbal con un partido de exhibición. El edificio social no existía: lo que había era un prefabricado de uralita y cuatro pistas. Ni piscina, ni nada? sólo socios por hacer deporte y por conversar. Un centro deportivo también lo es social y el de Avilés lo ha sido mucho: campeonatos de parchís (hasta cuarenta parejas todos los viernes), de subastao, de mus, fiestas de disfraces, la del final de verano, la de Covadonga? Medio siglo dando juego y la voluntad de seguir por ese camino.