Ángel Fernández Llano, despedido por el clero como "padre de la Iglesia"

Medio centenar de curas concelebran el funeral por el antiguo párroco de Santo Tomás en una iglesia llena de "agradecidos" feligreses

Misa funeral por el cura Ángel Suárez Llano en la iglesia grande de Sabugo.

Misa funeral por el cura Ángel Suárez Llano en la iglesia grande de Sabugo. / MIKI LOPEZ

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Jorge Juan Fernández Sangrador, el vicario general de Oviedo, presidió ayer el funeral por Ángel Fernández Llano, que falleció este sábado pasado a los 95 años. "Don Ángel ha sido diocesanamente hablando un padre de la iglesia", dijo. Y añadió: "Hace tiempo que se había convertido en un límpido espejo en el que nosotros, los curas, nos miramos para analizar nuestra vida sacerdotal". Y prueba de ello, de la sombra larga que la muerte del antiguo párroco de Sabugo ha proyectado, fue la presencia de medio centenar de curas concelebrando su oficio de difuntos en una iglesia que, literalmente, se quedó pequeña para despedir a "un hombre bueno" que hizo tanto en cada uno de los destinos por donde pasó "a lo largo de su larga vida".

Los feligreses que dejaron su firma en el libro de condolencias también dejaron sus últimos agradecimientos: "Gracias por ser tan buena persona". "Gracias por su bondad". "Se fue don Ángel al cielo: siempre estará con nosotros".

Sangrador desglosó la vida de Fernández Llano, pero se detuvo en su época como director del Seminario Diocesano, un puesto al que llegó de la mano del recientemente fallecido Gabino Díaz Merchán. "La vocación radica en una llamada de Dios, pero también en tener como referente un sacerdote santo. ‘Yo quiero ser como él’", apuntó Fernández Sangrador. "Porque a ver si va ser que el problema de las vocaciones es la escasez de sacerdotes santos", añadió. Esta santidad, explicó, es la que aplaca "cualquier mal ejemplo de los sacerdotes". Para el vicario –el Arzobispo Jesús Sanz se encuentra en Roma– "el mal ejemplo de un sacerdote sólo se sana con la vida de santidad de otro". Concluyó: "Por eso son necesarias figuras como don Ángel".

Fernández Llano murió en el hospital de Avilés como consecuencia de una complicación multiorgánica. El agotamiento le llegó a última hora. "No era raro verlo con el mono azul, dando martillazos, entregado a su trabajo", recordó Sangrador. "Si hubiera sabido que tenía que hablar hoy [por ayer] sobre él, me hubiera dicho: ‘¿Qué vas a contar, si no hay nada?’". Pero sí que había: "Una vida humilde, íntegra y llena de verdad", terminó Sangrador.

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