La Comida en la Calle inunda las calles y parques de Avilés

Una fabada para casi cien personas en Hermanos Orbón o los primeros grupos de extranjeros en el parque Ferrera anuncian un lunes de Pascua multitudinario en la ciudad

F. L. J. /A. P. G. / M. M.

Monumental se anuncia este año el gran banquete avilesino, la Comida en la Calle que ese lunes de Pascua celebra su 30.º aniversario. Los primeros en ubicarse para este evento gastronómico, marcado por la convivencia ciudadana y confraternización, ya estaban sentados en los tableros del centro poco antes de las doce de la mañana. En la plaza de Hermanos Orbón, los del Grupo de Montaña Ensidesa comenzaban a encender los fogones para cocinar fabada para 70 personas. "No nos perdimos ni un año, salvo la pandemia que nos fastidió a todos", señalaron. El cocinero para todos ellos era José Luis Martínez Pacho.

Esta fiesta, consolidada en estas tres décadas en el final de la Semana Santa avilesina, llena las calles y plazas del casco histórico de mesas y sillas en una hilera continua de casi cinco kilómetros, en la que vecinos y visitantes comparten mantel.

Sobre las mesas se suceden las tortillas, las empanadas, postres de todo tipo y, todo ello, amenizado con música en directo y grupos folclóricos.

En el parque Ferrera, punto de encuentro de muchos grupos de jóvenes, antes del mediodía ya comenzaron a llenar el espacio. Había bebés desde los cinco meses hasta pasados los 70 años de otros comensales y nacionalidades diversas como colombianos y brasileños.

"Hay que venir pronto para coger un buen sitio", coincidían todos, "si te retrasas ya no puedes escoger, porque se llena".

"Marcos Carreño va a la Comida en la Calle desde antes de nacer, en la barriga de mamá, pero hoy especial porque va al parque y aquí se puede jugar al fútbol", reconocía su progenitora, Cristina González.

No era la una de la tarde y ya se empezaban a llenar el parque del Carbayedo, Rivero, Galiana y el Parche. Decenas de personas con bolsas y las primeras empanadas y bollos preñaos sobre las meses, con muchas botellas, comenzaban a llenar los largueros dispuestos en todo el casco histórico de la ciudad.

Antonio Carretero sostiene que esta fiesta es una oportunidad de hacer exaltación de "avelisinismo" mostrando la mejor de la ciudad a la gente foránea.

Por su lado, José Manuel, Rodríguez, que vivió los orígenes de la comida en la calle, recuerda que al principio "había muchísima menos gente y que el ambiente era mucho más desangelado y que ahora es la mejor fiesta que se hace en Avilés".

En Sabugo, por su lado, varios hosteleros sufrieron a primera hora de la mañana el revés de que no se instalaran mesas frente a sus establecimiento. Fueron desviadas a Bances Candamo para disgusto de otros establecimientos de la zona, pues era la vía de evacuación señalada en la zona y que también se llenó de mesas.

En el centro, Julia Vázquez destacaba la buena organización, cuestión clave a su juicio para evitar que la masificación haga morir a la comida en la calle de éxito mientras que Andrea Fernández, valoraba que "el de hoy es un día que ofrece un plan perfecto para estar con los amigos: fiesta, comida, música en la calle y buen ambiente"

Carlota Arango, vivía doble festejos, celebra hoy su cumpleaños, el mismo día del 30.º aniversario de la Comida en la calle y dice que cada año está mejor. "Es un día maravilloso que nunca se pierde".