Entrevista |

"La peripecia de Mileva Einstein es tremenda, más que la de Albert"

"El científico es un personaje muy complejo; como todos estos personajes, quizás no sea el prototipo más fácil de encarnar"

Gustavo Galindo, como Albert Einstein, en «Señora Einstein». | Teatro de Fondo

Gustavo Galindo, como Albert Einstein, en «Señora Einstein». | Teatro de Fondo / Saúl Fernández

Saúl Fernández

Saúl Fernández

El actor Gustavo Galindo es Albert Einstein en "Señora Einstein", el drama que la compañía Teatro de Fondo lleva este sábado (20.00 horas) al centro cultural Valey de Piedras Blancas. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA por teléfono.

–¿Qué fue lo que le sedujo de la posibilidad de hacer de Albert Einstein?

–Bueno, lo primero que nos llegó fue la historia. Como en estos procesos de investigación trabajamos de forma conjunta, generamos el texto. Así que investigamos acerca de todos y cada uno de los personajes que aparecen en el espectáculo y todos hacemos de Albert y de Mileva y hacemos de los padres, en suma, todos hacemos de todos los personajes del momento... Luego ya se conforma el elenco y, bueno, por una cosa de fisonomía, porque tengo el pelo más disparado, me tocó a mí hacer de Einstein.

–¿Cómo fue el trabajo entonces?

–Nos llegó la historia y nos pusimos a ello. La verdad es que algo había oído hablar de la mujer de Einstein, pero sin muchas profundidades. Se había hecho una serie en "National Geographic" y mi chica había ido a visitar a una amiga en Canarias y habían estado viendo esta serie. Vino entusiasmada. Cuando estábamos con qué íbamos a hacer, según dijo Vanessa Martínez, la directora del espectáculo, salió a colación esto de Einstein. O mi pareja le mandó el enlace de la serie o lo que sea. De alguna manera esa fue la mecha.

–Mileva, tan científica como Einstein, pero se quedó al margen de la historia.

–Mileva Einstein tiene una historia fascinante: fue la primera mujer que estudió en Serbia, en su país. A finales del siglo XIX las mujeres no podían estudiar. Su padre, que era militar, consiguió una excepción para que ella pudiera ingresar en Zagreb. De allí fue al Politécnico de Zúrich, que era uno de los pocos sitios de Europa que pertmitía estudiar a mujeres.

–Tienen la historia y las ganas. ¿Cómo fue el proceso hasta llegar al estreno?

–Largo, arduo y a veces crispante: la historia la teníamos, sí, pero ¿qué material te quedas? ¿Qué material descartas? De Einstein hay un montón de libros, de Mileva, su mujer, muchos menos. La información que pudimos sacar era tremenda. La peripecia de Mileva es tremenda: es más fascinante que la de Einstein. Y mire de lo que estamos hablando. Lo que le pasa a la familia en la Primera Guerra Mundial, cómo la vive ella siendo una extranjera y, además, del bando de los malos. Y luego le vuelve a pasar lo mismo en la Segunda Guerra Mundial.

–Y todo esto concentrado en una hora y pico.

–Claro. Ya le digo que tuvimos que descartar muchas cosas jugosas para que quedarnos con lo más jugoso de todo, con lo más esencial. ¿Qué le pasa a este mujer tan brillante que, de repente, se queda apartada? No sólo por la propia figura de Einstein, ella se silencia y se boicotea. "Señora Einstein" es una historia muy compleja: no podemos limitarla a buenos y malos.

–¿Trabajaron juntos?

–Hasta 1905, hasta que Einstein publicó aquellos trabajos que revertieron en el Nobel, colaboraron juntos. No hay información suficiente para poder decir que Mileva es la madre de la Teoría de la Relatividad, no. No se sabe, pero desde luego que colabora con él estrechamente como no lo hizo nadie.

–¿Estamos ante un drama?

–El carácter de Einstein es mucho más expansivo e ingenioso que el de Mileva así que sí, hay momentos cómicos en el espectáculo, pero, sí, es una historia dramática e, incluso a veces, con tintes trágicos. Los hijos de Albert Einstein tienen una relación muy, muy complicada con los dos: con el padre y con la madre. Einstein es un personaje muy complejo, con muchas aristas; como todos estos personajes de la historia, quizás a nivel doméstico no sea el prototipo más fácil de encarnar.

–Pero no lo juzga.

–He defendido al científico hasta las últimas consecuencias: hemos intentado demonizarle. Ha aparecido mucha información nueva que aleja al genio despistado, pero no hacemos maniqueismo.

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