El perfil de los candidatos de Avilés: Martínez Riola (Vox), entre la industria y la historia

La candidata a la Alcaldía asegura que en su partido "se sale llorado de casa" para atender los problemas cotidianos de la ciudadanía y no "vender obras faraónicas"

Arancha Martínez Riola, en la campa de San Francisco, junto a la iglesia de San Nicolás de Bari. | Mara Villamuza

Arancha Martínez Riola, en la campa de San Francisco, junto a la iglesia de San Nicolás de Bari. | Mara Villamuza / Marián Martínez

Marián Martínez

Marián Martínez

Escoge la campa de San Francisco al preguntarle por su rincón favorito. No porque desde ella se atisben El Parche y el Ayuntamiento. O no solo por eso. Básicamente es porque Arancha Martínez Riola hizo la Educación General Básica (EGB) en el colegio San Nicolás. "Mi hermana era unos años mayor, del 70, y también estudió aquí, así que es un sitio muy simbólico para mí, muy de Avilés", asegura.

"Muy de Avilés". Lo repetiría varias veces a lo largo de la conversación. Nacida en 1978, asegura que "vive" por su ciudad, "de la que me siento tremendamente orgullosa", remarca.

Candidata por Vox a la alcaldía de Avilés, repite en el número uno del partido al que llegó en 2015. "La gente piensa que nacimos de repente, pero llevábamos mucho tiempo trabajando. Es más, tengo el carné número 1.939 de toda España, así que fíjate".

Martínez Riola ingresó en Vox porque la "convenció el manifiesto fundacional" en el que se basaba el partido, que nació como un proyecto social, "porque sabíamos, éramos conscientes de que nos costaría mucho llegar a las instituciones". Ese manifiesto fue modificándose con el tiempo, precisamente para llegar a esas instituciones.

Viuda desde muy joven y con dos hijos, la candidata de Vox es licenciada en Filología Inglesa y trabaja en la tecnológica DXC aprovechando la posibilidad que facilita el teletrabajo y una reducción de jornada. Con eso y su esfuerzo intenta atender todos los frentes, porque además de concejala le gusta ejercer como madre, aunque cuenta con el inestimable apoyo de su familia. Tanto es así que su padre, Luis Marcos Martínez Merayo, acompaña a su hija en la lista electoral, ocupando el puesto 24.

Encontrar momentos para dedicarse a una misma es difícil con tanta actividad diaria, pero la candidata a la alcaldía de Vox busca "ratos, huecos", para escuchar la música "modernilla" que le gusta, y enfrascarse en libros de historia y de biografías, que le atraen especialmente "porque aprendes de las personas, de lo que ocurrió, y porque encuentras reflexiones que te enseñan", cuenta durante el paseo de la campa San Francisco al Ayuntamiento.

Arancha Martínez Riola se define como "amante de las ciudades industriales, como Avilés, que lo es y en mayúsculas, porque la industria es el tractor económico de la ciudad y explica nuestra historia. Debemos sentirnos orgullosos de la industria que tenemos", asegura seria.

Y es que la candidata de Vox es seria, tanto como claras tiene unas ideas políticas que defiende sin tapujos. "Nos tienen demonizados, pero estamos acostumbrados a que digan barbaridades de nosotros. Vox es un partido solidario, el problema es que la solidaridad, como otras cosas, se las apropió la izquierda y nadie se atreve a contradecirles. Nosotros sí. Y nos preocupamos del día a día de las personas, y no solo de ‘vender’ grandes obras faraónicas", asegura.

Eso sí, con el mismo convencimiento asevera que no se ha sentido en ningún momento desplazada en la Corporación, con cuyos concejales mantiene una relación "normal". "Los de Vox salimos llorados de casa", dice con rotundidad.

Los comicios electorales de 2019 se saldaron con dos ediles para Vox. Lograr tres sería un éxito y de ahí para arriba, sería "ideal", asegura Arancha Martínez Riola, prudente en sus declaraciones y deseos. Por prudencia ni siquiera verbaliza que en el reducido despacho municipal en el Ayuntamiento apenas caben ella, sus colaboradores y las cajas, archivadores y papeles que se han multiplicado con la campaña electoral. Sabe que la clave está en la gestión del tiempo y los espacios. Hay que pelear para crecer, dice el relato de su vida.

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