Arcelor ensaya por vez primera la contención de una fuga tóxica que afecta a la población

Movilizadas 170 personas de servicios de emergencia y fuerzas policiales en el simulacro de un accidente con escape de gas y heridos dentro y fuera de las instalaciones

Llegada de un equipo de emergencias a la zona del  accidente ficticio. | Ricardo Solís / ArcelorMittal

Llegada de un equipo de emergencias a la zona del accidente ficticio. | Ricardo Solís / ArcelorMittal / Francisco L. JiménezF. L. J.

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

El director de Acabados de ArcelorMittal, Pablo Avello, ayer al mando de un exitoso simulacro de emergencia por fuga de gas tóxico, no puso paños calientes a la trascendencia que tiene para su empresa la seguridad: "Máxima, porque, como solemos decir a quienes nos visitan por primera vez en la charla de bienvenida, tenemos absolutamente todos los tipos de riesgo que puede tener una industria, no nos falta ninguno". Un cartel concienciador sobre seguridad cercano al lugar donde habló Avello subrayaba sus palabras aludiendo a los seis mayores riesgos con los que conviven los trabajadores siderúrgicos: atropello por vehículo, atrapamiento, riesgo eléctrico, trabajos en altura, sobreesfuerzos y manejo elevado de cargas. El catálogo completo.

Arcelor ensaya por vez primera la contención de una fuga tóxica que afecta a la población

Un bombero genera una cortina de agua. / Francisco L. JiménezF. L. J.

Es por todo lo anterior que ArcelorMittal, a semejanza de lo que hacía Ensidesa, vela por la prevención de accidentes y realiza simulacros para entrenar a sus especialistas (dispone de cuerpo de bomberos propio) en la intervención y contención de situaciones de emergencia. En estos ensayos participan, además, otros estamentos con competencias en la materia (Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias –SEPA– Protección Civil, SAMU, Cruz Roja) y las fuerzas de seguridad (Policía Local y Guardia Civil). Esa multiplicidad de medios obliga a practicar periódicamente ejercicios de coordinación.

Arcelor ensaya por vez primera la contención de una fuga tóxica que afecta a la población

Una evacuación en ambulancia. / Francisco L. JiménezF. L. J.

Y eso fue lo que ayer se llevó a cabo en las inmediaciones de Trasona (Corvera): un gran simulacro con la participación de unas 170 personas que se movilizaron en base a la hipótesis de que un camión había chocado con una tubería que transporta gas LD-A, un fluido con una alta concentración de monóxido de carbono y, por tanto, tóxico.

El ficticio impacto habría provocado la rotura de la tubería y una fuga con una nube tóxica. Dentro del recinto habrían resultado afectados, además del conductor del camión, cuatro trabajadores. También se habrían registrado heridos fuera de las instalaciones. Y esto último constituye una novedad en el historial de desarrollo de simulacros de Arcelor, pues nunca antes se había contemplado la hipótesis de que la población civil se viese afectada por la supuesta emergencia.

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El puesto de mando. / Francisco L. JiménezF. L. J.

Para hacer más creíble el ejercicio –y porque así pasaría en caso de tratarse de un accidente real– la red de sirenas exteriores de que dispone Arcelor para alertar a la población de una emergencia sonó a todo meter a eso de las 11.20 horas de la mañana. La red acústica consta de 28 sirenas ubicadas estratégicamente y su sonido, tanto el de inicio como el de fin de la alerta, cubre las áreas afectadas ante un posible accidente en las zonas de riesgo: la zona industrial de La Barca, el polígono de Silvota (Rovés), la fábrica de Fertiberia e instalaciones de la propia ArcelorMittal y localidades como Mocín, Trasmonte, Gudín, Cardoso, La Menudina, y Monte Pando (Carreño) y el centro comercial Parque Astur.

Aunque ayer no se llevó a cabo esta práctica, la activación de las sirenas en un caso real implicaría adoptar medidas de confinamiento de la población que solo finalizarían cuando los dispositivos volviesen a sonar dando la señal pertinente, como hicieron ayer pasadas las 13.00 horas dando por finalizado el simulacro.

Arcelor ensaya por vez primera la contención de una fuga tóxica que afecta a la población

Pablo Avello analiza el desarrollo del simulacro. / Francisco L. JiménezF. L. J.

En el Centro de Emergencias montado en el cuartel de Bomberos de Arcelor hasta quince personas dirigieron durante más de dos horas a sus equipos para diversos cometidos: contener la fuga de gas, evitar incidencias productivas en la fábrica, localizar y auxiliar a los heridos que se iban produciendo según la nube de gas imaginario se extendía, evacuar a centros sanitarios a las personas más graves, regular la circulación del tráfico... y así una larga relación de misiones.

Al término del ejercicio no hubo autocomplacencia: un responsable del SEPA hizo ver que había un herido imaginario al que todavía no se le había prestado ayuda. Porque, como señalaron los responsables de Arcelor y la consejera de Presidencia, Rita Camblor, "es fundamental hacer este tipo de ejercicios para minimizar daños, reducir riesgos y poner a disposición de la ciudadanía herramientas que permitan adoptar medidas de autoprotección en caso de catástrofes con riesgo químico".

Seis décadas de "cultura de la seguridad" simbolizadas en un camión "de museo"

Aparcado en un lateral del parque de bomberos de ArcelorMittal y en apariencia (solo en apariencia) listo para intervenir en una emergencia si fuera preciso, se halla un camión de la marca Magirus que bien podría formar parte de los fondos de cualquier museo dedicado a la extinción de incendios. Coetáneo del camión de bomberos marca Barreiros –el popular "Mofletes"– que se conserva en el parque móvil del Ayuntamiento de Avilés, el Magirus de Arcelor luce el número 2 en su puerta, lo cual revela que fue la segunda unidad adquirida por Ensidesa para dotar a sus bomberos de material para intervenir donde se les requiriese.

Arcelor ensaya por vez primera la contención de una fuga tóxica que afecta a la población

Los bomberos de Arcelor, en el camión Magirus. / Francisco L. JiménezF. L. J.

Corrían los últimos años de la década de los años 50 y la empresa no reparó en gastos: Magirus fue un fabricante alemán de camiones contra incendios cuyos vehículos lograron una gran reputación por sus altos estándares de ingeniería y la capacidad de operar bajo las condiciones más duras. Si el Magirus fue el segundo, el primer camión al servicio de los bomberos de Ensidesa –lo atestigua una foto colgada dentro de las dependencias de servicio– fue un Pegaso, de fabricación española.

La plantilla actual de los bomberos de Arcelor tiene en gran estima la reliquia del pasado que comparte espacio en el garaje con las modernas unidades: el Magirus, además de bonito, da fe de las seis décadas de "cultura de la seguridad" que, con sus altibajos, han definido la forma de trabajar en la industria asturiana del acero.

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