Mes y medio desde que un instituto avilesino prohibiese los móviles te puede sorprender cómo se lo han tomado los alumnos

La dirección del Carreño Miranda se ratifica en lo beneficioso de restringir el uso de los teléfonos, que gozó del visto bueno de las familias y el profesorado

Patricia Rega, Ainhoa Chao y Marta Díaz, ante un cartel que advierte de la prohibición del uso de teléfonos móviles en el centro. | Ricardo Solís

Patricia Rega, Ainhoa Chao y Marta Díaz, ante un cartel que advierte de la prohibición del uso de teléfonos móviles en el centro. | Ricardo Solís

"Ahora hablamos más entre nosotros, también socializamos y nos distraemos menos". Esto es lo que aseguran Marta Díaz, Ainhoa Chao y Patricia Rega, alumnas de 1º de Bachillerato del instituto Carreño Miranda de Avilés. Hacen esta afirmación después de que su centro educativo haya prohibido el uso del teléfono móvil desde el inicio de curso. "Ahora cuando llego a casa apenas uso el móvil y eso me ayuda a concentrarme mejor, mejor que antes", abunda Marta Díaz.

Los adolescentes han asumido la nueva y restrictiva norma con más naturalidad de lo esperado, según afirma Natalia Menéndez, la directora del instituto. "Hasta el momento, y ya ha pasado mes y medio desde que comenzó el curso, la experiencia es positiva. El alumnado ha asumido que en el centro no se puede usar el teléfono móvil y, sinceramente, esperábamos más resistencia", detalla la directora, que observa cómo en los recreos el alumnado de la ESO y Bachillerato opta por relacionarse más entre sí. "Hay otro ambiente, ya no hay grupos mirando el móvil; y tampoco entre las clases", resalta Menéndez.

El centro educativo cuenta desde el inicio de curso con un programa especial para los recreos. Son una serie de actividades que van desde juegos de mesa a deportivas, además de ajedrez, un club anime y talleres creativos de manualidades y coreografías, entre otros. De esa manera, el alumnado que lo desee puede inscribirse en esos cursos y olvidarse de consultar el teléfono. "Próximamente queremos hacer un club de lectura y un ‘got talent’", apostilla la directora del instituto.

Rebeldes siempre hay, pero en el Carreño Miranda han quedado relegados a la categoría de anécdota. Cuando se ve a un alumno con un móvil se le requisa en jefatura de estudios hasta el final de las clases. "Pero no hay ningún tipo de conflicto", apunta Menéndez. "Antes todo el mundo estaba con el teléfono, en los pasillos, en el patio… Y esa imagen ha cambiado", agrega. "Apenas notamos el cambio, yo no usaba mucho el teléfono en el instituto", señala Álvaro Pérez, que conversa en el patio cubierto con Yago Turienzo, ambos alumnos de 1º de Bachillerato.

La prohibición del uso del teléfono móvil surgió tras una encuesta realizada entre el profesorado, el alumnado y las familias a finales del pasado curso para intentar reducir las horas de exposición a las pantallas, ciertas aplicaciones y promover iniciativas antes los riesgos de internet. El resultado de esa consulta respaldó mayoritariamente la prohibición del teléfono móvil entre el profesorado y las familias, no así entre el alumnado. "Sin embargo, hubo cuarenta alumnos que apoyaron la medida y eso nos hizo pensar, ahora comprobamos que todo va muy bien", concluye la directora.

El Carreño Miranda de Avilés sigue el camino que emprendió en 2018 el instituto Aramo de Oviedo, uno de los primeros en prohibir el uso de los teléfonos móviles en las aulas en Asturias. La Consejería de Educación del Principado dejó hace cinco años la política de uso de los teléfonos en los centros de enseñanza (institutos y colegios) a criterio de la dirección de cada uno. Desde entonces otros centros han implantado este medida, como los institutos de Educación Secundaria César Rodríguez y Ramón Areces de Grado, que al igual que el Carreño Miranda buscan "luchar contra la dependencia digital y devolver la convivencia a los puntos iniciales del cara a cara y el trato diario".

Illán García

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