Entrevista | Celso Arango Jefe de Psiquiatría Infantojuvenil en el Hospital Gregorio Marañón

"Asturias es de las regiones con menos especialistas en trastornos mentales"

"La incertidumbre política, económica, de proyecto de futuro y la actual confusión general provocan más problemas de salud mental"

Celso Arango, ayer, en el Centro Oscar Niemeyer.

Celso Arango, ayer, en el Centro Oscar Niemeyer.

Marián Martínez

Marián Martínez

Celso Arango es, entre los múltiples cargos de su extenso currículum, el jefe de Servicios Psiquiátricos infantiles y adolescentes del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid. Ayer, minutos antes de moderar la mesa dedicada a la salud mental infantojuvenil, resumió en esta entrevista la necesidad de atender a la salud mental. "Qué injustos somos con nuestro cerebro, que permitimos a nuestro hígado, a nuestro riñón y a nuestras rodillas enfermar, y sin embargo cuando enferma nuestro cerebro nos avergonzamos de ello".

–Se insiste en la necesidad de más profesionales especializados. ¿Cuál es la situación de Asturias?

–El Libro Blanco de Salud Mental dice que Asturias, en indicadores objetivos, tiene de los ratios más bajos de España en profesionales, de psicólogos clínicos, psiquiatras y enfermeras de salud mental por habitantes. Una comunidad autónoma que ha abanderado la desinstitucionalización no se debe quedar atrás. Hay ejemplos de otras comunidades, como Cataluña, Madrid, País Vasco y Navarra, que tienen programas de salud mental en los que los profesionales no trabajan en sus despachos, sino en las escuelas, como en otros países del norte de Europa, como Suecia, Dinamarca, Finlandia y Reino Unido, donde los profesionales van allí donde están las personas, que son los lugares de trabajo y en los colegios.

–¿Fue la pandemia el detonante para el incremento de los trastornos de salud mental y de suicidios entre los menores?

–El incremento de la incidencia de nuevos casos de trastornos mentales en la infancia y la juventud ya estaba creciendo antes de la pandemia, y además sucede a nivel mundial. Probablemente una mayor presión provocada por la necesidad de la inmediatez, los efectos dañinos de redes sociales y la difícil adaptación a las nuevas formas de relacionarse, les deja más expuestos. Por eso son muy necesarias medidas preventivas, como la de trabajar con profesores y educadores en el aprendizaje socioemocional, para que les enseñen cosas mucho más pragmáticas, como aprender a gestionar las emociones, cómo pedir ayuda, cómo no discriminar al distinto, los daños y peligros de las redes sociales. Ahí está ese dicho de que tenemos una educación basada en educadores del siglo XX, con un currículum del siglo XIX y alumnado de la mitad del siglo XXI. El sistema educativo siempre va mucho más lento de lo que avanza la sociedad. Y eso hay que modificarlo. Hay que enseñar al niño de modo empático que cuando uno ejerce acoso escolar, el otro sufre, eso ya reduce la mayor parte de casos de "bullying".

–El acoso escolar está detrás de muchos trastornos.

–Aumenta el riesgo de todos los trastornos mentales: suicidio, depresión... Los niños que han sufrido acoso escolar, traumas físicos, abusos sexuales, tienen 2,5 veces más de posibilidades de tener esquizofrenia veinte años más tarde. El trauma en la infancia tiene efectos nocivos y perniciosos que acompañan a la persona a lo largo de toda la vida.

–¿Usted es partidario de incluir la educación afectivo-sexual en las escuelas?

–Sí, pero iría más allá. Es fundamental el respeto a la diversidad, basado en aspectos físicos, intelectuales, de identidad de género. Y ahí se produce lamentablemente un círculo vicioso, porque los niños que ya tienen dificultades relacionales, como discapacidad intelectual o autismo, son identificados como distintos, y si encima sufren acoso escolar el pronóstico empeora mucho.

–Los trastornos mentales y los suicidios también aumentan en la población adulta.

–Hay factores de riesgo, pero hay uno muy importante que es la confusión, la incertidumbre. Y eso también afecta enormemente a la población adolescente. Pongo un ejemplo: cuando uno no sabe si el cáncer que tiene es benigno o maligno, sufre más angustia que cuando le dicen que es maligno y se tiene que poner a tratamiento. La certeza aunque sea negativa quita estrés y la angustia que provoca erosión en la salud mental de las personas. La incertidumbre económica, política, de plan de futuro, de trayecto vital, es uno de los factores fundamentales que en estos momentos de confusión general están produciendo más problemas de salud mental.

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