La evolución del acero también tuvo una decisiva presencia femenina: las siderúrgicas se reivindican

Nueve mujeres, pasado, presente y futuro del sector, defienden la apuesta por las ciencias para acabar con la brecha de género

Las protagonistas: desde la izquierda, Carmen Garrido, Carmen Navarro, María Carmen Pérez, Patricia Gómez Leiva –ingeniera de ArcelorMittal y moderadora–, Ana María Fernández, Montserrat Alonso, Beatriz González, Sofía García, Alba Quintana y Silvia Díaz.

Las protagonistas: desde la izquierda, Carmen Garrido, Carmen Navarro, María Carmen Pérez, Patricia Gómez Leiva –ingeniera de ArcelorMittal y moderadora–, Ana María Fernández, Montserrat Alonso, Beatriz González, Sofía García, Alba Quintana y Silvia Díaz. / Ricardo Solís

Marián Martínez

Marián Martínez

La ciencia es clave para que la sociedad avance, y las mujeres pueden y deben ocupar el lugar que se merecen. Pero para ello es necesario que las familias animen desde la infancia a apostar por esos estudios, y no por seguir las modas que han llegado con la popularización del uso de las nuevas tecnologías. Este es el mensaje que ayer trasladaron trabajadoras y directivas de ArcelorMittal en la jornada «Siderúrgicas. Pasado, presente y futuro de las mujeres en la industria del acero» era el título de la jornada organizada con motivo del 8M por ArcelorMittal en colaboración con el Ayuntamiento de Avilés, la asociación de vecinos Santa Bárbara de Llaranes y el Centro de Estudios del Alfoz de Gauzón .

La Granda, sede de la multinacional siderúrgica en España, se convirtió ayer por unas horas en una especie de capitolio de la igualdad con una singularidad. Las intervenciones, el debate, lo capitalizaron tres extrabajadoras siderúrgicas; tres operadoras actuales, y tres estudiantes de ingeniería y Formación Profesional. Fue un recorrido por la historia de la compañía con visión femenina, desde mediados del siglo pasado, durante la construcción de la fábrica, hasta la actualidad y las posibilidades de futuro.

El pasado estuvo representado por Carmen Navarro, María Carmen Pérez y Carmen Garrido. La primera de ellas era empleada de Entrecanales y Távora durante la construcción de Ensidesa, encargada de los pedidos, materiales y su distribución. Llegó procedente de Cartagena en 1952 con 19 años. «En 1956 me casé y me echaron a la calle. Por casarme», aseveró. «Las mujeres estaban en la fábrica, pero no contaban. Hacían una labor escondida, de recoger los sacos de cemento, limpiarlos y remendarlos para devolverlos. Una prima mía perdió la vida por la enfermedad del cemento», relató.

Silvia Díaz: "Soy la única mujer en mi ciclo formativo y disfruto con lo que hago"

María Carmen Pérez entró en la antigua Ensidesa con 17 años, en el economato. «Fui feliz y aprendí muchísimo, porque no sabía nada. Lo único, que hacía mucho frío y a las mujeres no nos dejaban poner pantalones. Yo sabía todo de la gente de Ensidesa, pero no de la empresa. Cuando cerraron los economatos, fui a firmar unos papeles y me entero de que Ensidesa ya no existía, que era CSI. Ni idea. Luego me pasaron a recepción y control de personal ajeno, y un día llegaron unos señores de Madrid, con corbata y así, y me dijeron que eran de la SEPI, y que el INI no existía. Pero a mí me pagaban igual y era feliz».

Carmen Garrido fue sindicalista de CC OO, y participó en la firma del primer convenio colectivo. Era perito mercantil, pero entró como mecanógrafa. Aquello no era para ella y relató que en su tarea sindical llegó a recibir amenazas incluso de muerte. «Era el sindicato vertical, y yo tenía ideas diferentes y aprovechaba la formación que nos impartían para disentir. Sí, había discriminación, pero hoy las cosas son muy distintas».

Llegó entonces el momento de las actuales trabajadoras de ArcelorMittal. Montserrat Alonso es responsable de laminación en frío en la compañía. «Mi padre fue mi referente, me inspiró, y en la compañía me fui encontrando con personas que me fueron ayudando. Lo importante es detectar el talento y el potencial, y las mujeres tenemos tanto como los hombres».

Asistentes a la jornada de mujeres siderúrgicas, ayer en La Granda. | Ricardo Solís

Asistentes a la jornada de mujeres siderúrgicas, ayer en La Granda. | Ricardo Solís / Marián Martínez

Ana María Fernández es trabajadora del tren de bandas en caliente (TBC). Iba para fisioterapeuta, pero entró en Arcelor a trabajar un verano para cubrir bajas y descubrió que «el acero me gustaba más». Lleva 18 años en la compañía.

Los referentes en la infancia y en la juventud también fueron fundamentales para Beatriz González, responsable del área de soluciones medioambientales en el centro de I+D de ArcelorMittal. «Todavía existen ciertas barreras mentales que hay que salvar. Las familias y la sociedad en su conjunto deben promover la inquietud y curiosidad por las carreras científicas, por la investigación. Sé que es una lucha contra los ‘youtubers’, pero es necesario porque es lo que da el desarrollo».

El futuro estuvo representado por Silvia Díaz, estudiante de grado medio de Mantenimiento electromecánico del CIFP de Avilés, Alba Quintana y Sofía García, estudiantes de Ingeniería Química Industrial en la EPI de Gijón. Ninguna de ellas mostró temor alguno por ser discriminadas en el mundo laboral. «Soy la única mujer en mi ciclo formativo, y estoy muy a gusto con mis compañeros, disfruto con lo que hago», afirmó.

Las tres coincidieron en destacar la importancia de estar cómodas en el trabajo, y de tener cierta flexibilidad. Pero mientras las estudiantes de ingeniería estarían dispuestas a perder algo a cambio de salario, la de FP se mostró convencida: «Si trabajas duro, también te mereces que te paguen bien», lo que arrancó el aplauso del numeroso público asistente.

Las siderúrgicas de ayer, hoy y del mañana estuvieron arropadas por alcaldes y ediles de Igualdad de los municipios de la comarca, además de la vicepresidenta del Principado, Gimena Llamedo, y el CEO de ArcelorMittal, Philippe Meyran

Llamedo es la primera mujer vicepresidenta en el Gobierno regional, una pionera. Tras el acto, y como motivo del 8M, señaló que la brecha salarial entre hombres y mujeres «se ha aminorado en los últimos años de manera importante», aunque remarcó que es preciso seguir trabajando «de manera intensa». Y en ese sentido destacó la trascendencia del incremento del salario mínimo, «una medida que impacta de manera directa en las mujeres y en la rebaja salarial».

El CEO de ArcelorMittal enmarcó la incorporación de la mujer en la compañía con la importancia de la «diversidad y la integración», y ofreció algunos datos, como que el 9% de la plantilla de la compañía en Asturias es femenina y que el 30% del staff lo componen mujeres. «Han llegado por su valía y su talento», remarcó.

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