Las procesiones de Avilés, una moneda al aire

El Desenclavo se hizo a techo por la lluvia, los "sanjuaninos" se quedaron este año sin bailar el santo y solo La Soledad y el Resucitado cumplieron con sus guiones

La salida, anoche, del paso de Jesús Resucitado de la iglesia de San Antonio para ir al encuentro de la Virgen de la Soledad y San Pedro. | Ricardo Solís

La salida, anoche, del paso de Jesús Resucitado de la iglesia de San Antonio para ir al encuentro de la Virgen de la Soledad y San Pedro. | Ricardo Solís / Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Con la procesión del Resucitado, celebrada pese a que la amenaza de lluvia era manifiesta, se puso anoche punto final a una Semana Santa avilesina brillante en el capítulo organizativo, con notable seguimiento popular y, para lamento de los cofrades, más irregular de lo deseable en lo que respecta a cumplimiento del programa procesional. El problema no fue tanto el frío –una variable que los cofrades obvian– como la lluvia, que impidió el desarrollo de las procesiones del Santo Encuentro y el Santo Entierro y mojó en mayor o menos medida las de San Pedro, la Tercera Palabra y el Resucitado.

A la izquierda, el traslado, ayer, de la Virgen de los Dolores desde la parroquia de San Nicolás a su sede de la calle Galiana; a la derecha, la Virgen de La Soledad a punto de iniciar su procesión por el barrio de Sabugo la noche del pasado viernes. | R. S. / F. L. J.

A la izquierda, el traslado, ayer, de la Virgen de los Dolores desde la parroquia de San Nicolás a su sede de la calle Galiana; a la derecha, la Virgen de La Soledad a punto de iniciar su procesión por el barrio de Sabugo la noche del pasado viernes. | R. S. / F. L. J. / Francisco L. Jiménez

Pero como el agua es habitual compañera de viaje de la Semana Santa de Avilés, las cofradías pusieron en marcha los "planes B" que siempre tienen preparados a modo de consuelo para cuando fracasa el plan de salir en procesión. Así, los cofrades de San Juan y el Santo Entierro hicieron el viernes el Desenclavo dentro de la iglesia de San Nicolás mientras caía agua "a jarraos" en la calle. Y la novedosa interpretación de la canción "La muerte no es el final" se mantuvo, solo que también dentro del templo.

A la izquierda, la tamborada del Viernes  Santo a mediodía; a la derecha, el Desenclavo, este año realizado dentro de la iglesia de San Nicolás debido a las inclemencias meteorológicas. | Cofradía de La Dolorosa / Cofradía del Santo Entierro

A la izquierda, la tamborada del Viernes Santo a mediodía; a la derecha, el Desenclavo, este año realizado dentro de la iglesia de San Nicolás debido a las inclemencias meteorológicas. | Cofradía de La Dolorosa / Cofradía del Santo Entierro / Francisco L. Jiménez

En ausencia de procesión del Santo Entierro y después de haberse quedado también en casa la del Santo Encuentro –las dos en las que participan–, los cofrades de La Dolorosa le rindieron honores musicales el viernes por la tarde en la campa de San Francisco con la banda de tambores y cornetas dando el do de pecho bajo el aguacero. También se sintieron frustrados los cofrades de San Juan, que este año se quedaron sin "bailar el santo" por la suspensión de las dos procesiones en las que el apóstol es llevado a hombros con un característico movimiento de balanceo. Al menos, los "sanjuaninos" se resarcieron sacando a la calle el jueves por la noche el paso de la Tercera Palabra pese a la gran incertidumbre meteorológica.

Las procesiones, una moneda al aire

Las procesiones, una moneda al aire / Francisco L. Jiménez

La tamborada de Viernes Santo en la plaza del Ayuntamiento se puso celebrar con total normalidad, lo mismo que la procesión nocturna de La Soledad por las calles de Sabugo. La Virgen cumplió el protocolo procesional arropada por una muchedumbre que se concentró especialmente en los dos puntos de itinerario donde se cantan las salves a la Madre: la Marinera en la plaza del Carbayo y la Popular en la plaza La Merced, cuando el paso encara ya los últimos metros de su recorrido.

Las procesiones, una moneda al aire

Las procesiones, una moneda al aire / Francisco L. Jiménez

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