Crítica / Teatro

Mentiras y videoconferencias

José Padilla presenta su «Golfa», teatro de circunstancias con aplausos

Saúl Fernández

Saúl Fernández

«Golfa» es teatro de circunstancias, pero primero teatro y después «de circunstancias». Y eso está requetebién. Porque no siempre pasa. Lo de las «circunstancias» de normal, aleja al personal del drama. Que uno no va al teatro como si fuera a misa. José Padilla, el mismo de «Perra vida», por ejemplo, tiene sobre sus hombros un encargo de esos de difícil digestión: llevar la sexualidad a las tablas. Elige para ello a una pareja de adolescentes enamorados y después ya no.Y en el «después ya no» es donde aparece el sexólogo, la madre del chico... Todos frente a las cámaras, pantalla y ruptura de la cuarta pared. Porque sí, de cuando en cuando, hay pedagogía. Alguna. Pero también hay fábula, peripecia, anagnórisis... todos los ingredientes que detectó Aristóteles hace dos milenios y medio para que los espectadores pudieran acercarse a los dioses de la mejor forma posible. Ya lo de los dioses pasó. Ahora de lo que se trata es de que el espectador salga mejor del teatro de lo que entró.

La producción corre a cargo de Primera Plana y Crémilo. Tienen dos repartos en paralelo. Y es normal. La función se estrenó en 2020 y, desde entonces, no hace más que recorrer el país. El sexo, la sexualidad, ya no son asuntos evanescentes.

Padilla escribe directamente para los espectadores más nuevos y así es que se explican licencias retóricas como dos números «free style» así como quien no quiere la cosa. Y también preguntas directas al público del teatro (se supone que son los que están conectados a la videoconferencia para arreglar el problema que hace peligrar el futuro del chico ya que el presente de la chica, la «golfa» del público, es la que ha llevado a la jueza a intervenir).

Lo mejor de «Golfa», sin embargo, son los actores. Sobremanera Mercedes Borges, la madre defensora, el otro lado de una vida a toda velocidad que la lleva al borde de la nada. La puesta en escena es sencilla y, en ocasiones, simple. Cuando es más teatro el espectador es más teatro. Y ayer por la mañana lo alcanzó con las ovaciones indómitas de los escolares que llenaron el Palacio Valdés.

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