La Espinera

El Opel Astra

Propósitos del nuevo año y renaceres

Carmen Nuevo Fernández

Carmen Nuevo Fernández

Ya ha comenzado un nuevo año y ya he cumplido el primero de mis propósitos: vaciar el maletero del viejo Opel Astra.

Es normal sentir cariño hacia los animales que nos acompañan en nuestras vidas y que forman parte de nuestras familias, también podemos sentir aprecio hacia las plantas que decoran nuestras casas y nos hacen sentir que no estamos solos cuando nos acercamos a ellas y miramos tras la ventanas. Lo mismo puede sucedernos con los árboles que nos dan sombra en los parques y jardines, pero nunca había percibido lo mismo por un objeto –debo reconocerlo–. Me refiero al afecto que siento ahora al recordar los trayectos que realizamos juntos el viejo Opel Astra y yo. Siempre me condujo (pues él me conducía a mí) con seguridad y templanza y aunque no fuésemos veloces, la verdad es que nunca llegamos tarde a ningún lugar. Ni siquiera fue jamás necesaria ninguna grúa y ahora que ha decidido quedarse detenido, en realidad, se debe a que yo lo he dejado en el garaje del que un día lo tomé prestado. Parece que su batería se ha descargado o puede que en realidad de algún modo sorprendente, él se haya anticipado una vez más a mis deseos y eso –no voy a negarlo–, me entristece.

Siguiendo el pensamiento de Baudelaire: nuestro mundo está repleto de símbolos, a los que nuestra imaginación dota de valores o, incluso, de ‘emociones’. Pero quién se atreve a decir que lo que siento ahora por el viejo Opel Astra es menos importante que cualquier otra sensación vinculada a cualquier ser vivo. Quizás se trate solo de una cuestión de intensidad o más bien de racionalidad, de aplicar la razón a nuestras emociones de una forma práctica para que no desbaraten nuestras vidas.

Y eso y mucho más es lo que pienso mientras te vacío. No, no me he atrevido a darte un beso pues eso, quizás fuese demasiado, sobre todo, si me llegase a ver algún vecino, pero no ha sido por falta de ganas…

Cuántos viajes, aunque no hubiesen sido demasiado lejos, pues yo también creo que he sabido cuidarte a ti…

En fin, querido Opel Astra, todo llega a su fin, todo renace de nuevo; pero más que un coche has sido un compañero y quiero que sepas que siempre permanecerás en mi memoria y que aunque haya otros, no habrá ninguno que sea igual que tú y además juntos acabamos de cumplir este primer objetivo de 2023.

Suscríbete para seguir leyendo