Mi ángel de la guarda

El consejero, amigo y apoyo de generosidad infinita

Jaime Menéndez Corrales

Jaime Menéndez Corrales

Querido Jimi:

Hoy estamos en esta iglesia de San Juan de La Arena para despedirte, pero casualidades de la vida hicieron que fuera también en otra iglesia, la de nuestra parroquia de La Corrada, donde empezó a forjarse nuestra amistad, y el vínculo que nos unió a ti y a mí, junto con otros jóvenes de la parroquia, fue un sacerdote: nuestro querido Jorge Martínez, don Jorge como todos lo llamábamos, que desde hace mas de 40 años vive en Centroamérica volcado en ayudar a los más desfavorecidos. Don Jorge hoy estará rezando por ti, apenado como todos nosotros, pero contento. ¿Sabes por qué? Porque la semilla que el sembró dio frutos. Y uno de ellos eres tú.

Él forjó en nosotros unos valores que cada uno fuimos desarrollando a lo largo de nuestra vida. Tengo que decirte que fuiste tú quien más supo aprovechar y exprimir esos valores para convertirte en lo que hasta hoy has sido y seguirás siendo: un referente para todos nosotros.

Estas semanas atrás cuando estábamos en plena campaña electoral y mitineábamos por ahí, ibas presentando uno a uno a tus compañeros de esa aventura en la que nos embarcamos contigo como capitán de la nave que nos llevaría a buen puerto.

Lo hacías orgulloso, describiendo las cualidades de cada uno. Te sentías feliz porque habías configurado un equipo a tu medida. En algún momento, recuerdo que en el grupo de WhatsApp algún compañero comentó que había sido una especie de flechazo entre todos, porque la complicidad, el buen ambiente generado y la seguridad que dabas al frente de ese equipo era algo muy especial.

Cuando llegabas al número 11 de la lista, que era yo, decías: "Ahora voy a hablaros de mí. Yo soy el tercero de seis hermanos, pero a veces, la vida te puede regalar un hermano más. El que es hoy mi hermano mayor, incluso diría mi segundo padre, mi mejor amigo, sobre todo mi ejemplo, mi inspiración y ojalá pueda ser tan buen alcalde como es el: Jaime". Y yo me subía al escenario abrumado por aquellas palabras pronunciadas en público, aunque ya me las habías dicho más veces en privado.

Yo te quiero decir hoy, mi querido Jimi, que el mejor regalo que me hizo la vida fue cuando tú te cruzaste en mi camino, y se creó ese vinculo tan especial entre nosotros. Desde entonces, hace ya más de 45 años, tú has sido todo para mí. Mi ángel de la guarda, mi apoyo, mi consuelo, el que me aconsejaba, al que acudía cuando todo lo veía negro.

Ese eras tú. El que yo llamaba a las tantas de la noche porque tenía la tensión disparada y me llevabas a Urgencias. El que me llevó medio muerto cuando literalmente me reventó la vesícula y me echaste una bronca camino del hospital por no haberte llamado antes. El que estuvo allí pendiente de todo. El primero que vi cuando me subieron a la habitación y estabas allí esperándome con mi prima Monchi. Ese eras tú.

Podría contar cientos de anécdotas para definir tu generosidad con las personas que querías.

Hoy nos despedimos de ti rotos de dolor, y preguntándonos: ¿por qué...por qué.... por qué? Y no encontramos respuesta ni consuelo que nos ayude a entender todo esto.

Lo que sí te quiero pedir querido Jimi, es que allá donde estés, nos sigas ayudando y protegiendo para poder seguir adelante con nuestras vidas y con el proyecto que tú muy bien definiste al principio de la campaña electoral, cuando las cosas se pusieron feas. Y es que la obsesión tuya era recuperar la convivencia y la armonía entre la gente que en aquellos momentos se estaba deteriorando a marchas forzadas. Esa era tu obsesión. Y en buena parte lo conseguiste, por que tuviste un apoyo mayoritario en el concejo con un resultado espectacular.

Querido Jimi, como puedes ver, estamos todos unidos para sacar el proyecto que compartimos contigo adelante.

Decirte también que estaremos pendientes de María, tu mujer, para ayudarla en todo cuanto necesite.

Estaremos pendientes de Erik, de Javi, de Eva y de Dora para lo que requieran de nosotros.

Estaré pendiente de tu otra familia que te quiere muchísimo: Rosa, Elvira, Ana Rosa, Fer y Anina. Te lo debo.

Te vamos a echar mucho de menos, porque nos dejas un vacío imposible de llenar. Quiero despedirme de ti diciéndote hasta pronto mi buen amigo.

Y lo quiero hacer con un salmo que rezo todas las noches y que me da mucho sosiego y tranquilidad, el Salmo 23: "El Señor es mi pastor, nada me falta".

Descansa en paz mi buen amigo, mi ángel de la guarda. Nos vemos pronto.

Te quiero.

Jaime Menéndez Corrales, exalcalde de Soto del Barco, firma estas líneas de despedida que se leyeron en el funeral por Jimi Pérez Lorente

Suscríbete para seguir leyendo