Oviedo, Lucas BLANCO

Polifacética, competitiva y líder. Estos son los tres adjetivos que más utilizan sus allegados y familiares para describir a Raquel Espinosa Fernández, una joven ovetense de 12 años que tras cuatro años destacando en el deporte del balonmano ha irrumpido con fuerza en un deporte dominado por los hombres como son los bolos. En solo cuatro meses como federada ya ha conseguido ganar tres torneos de ámbito provincial.

En los últimos meses la vida extraescolar de Raquel se ha convertido en todo un dilema que resuelve con una buena planificación. «Lunes, miércoles y viernes entreno al balonmano, y los martes y jueves los reparto entre las clases de inglés y los bolos», explica para añadir que no se pone horarios para ir a la bolera. «Entrenando a los bolos sé cuando empiezo pero no cuando terminó», destaca, dejando patente su afición por el deporte autóctono.

Sin embargo, recuerda que fue el balonmano el primer deporte que vivió con pasión. A los ocho años comenzó a jugar en el colegio, formando parte del Balonmano Base Oviedo y actualmente defiende los colores del CTD Oviedo Balonmano Femenino-Fleming en el cual ocupa el puesto de lateral y ejerce la capitanía.

Además, este año vivió su mejor momento en este deporte formando parte, pese a ser aún alevín, de la selección asturiana infantil que participó en el XVIII Torneo por Autonomías, celebrado en Cangas del Narcea, resultando las asturianas subcampeonas. «Perdimos en la final contra Madrid, pero era de esperar porque ellas eran todas infantiles y nosotras teníamos a cinco alevines», recuerda la jugadora.

Más curiosa resulta su andanza en el mundo de los bolos, el cual está mayoritariamente copado por los hombres y descubrió hace un par de años en el Colegio Novo Mier de Oviedo de la mano de su profesor de Educación Física, Adolfo, y del veterano jugador de bolos, Carlos Cuesta. Sin embargo, no fue hasta el pasado mayo cuando, el presidente de la Federación Asturiana de Bolos, Desiderio Díaz, la descubriese disputando una exhibición en la bolera portátil instalada en la Losa de Oviedo con motivo de las fiestas de La Ascensión.

Fue entonces cuando el propio Díaz le propuso federarse formando parte de la cantera de la peña Tino el Panaderu, ubicada en el Centro Social de Pumarín y que cuenta con 14 jugadores en categorías inferiores. Raquel accedió y pasó a entrenar con José García, más conocido como Pepín de Los Valles. «Fue verla tirar y darme cuenta de que tenía algo especial», señaló el presidente de la asturiana al referirse a la joven roscadora.

Desde ese momento, la andadura de Raquel en los bolos se puede resumir con la frase «llegar y besar el santo» pues desde que posee licencia federativa ha ganado todas las competiciones individuales en las que tomó parte. En septiembre, se hacía con el I Circuito Becas de Estudio en categoría de iniciación derrotando a tres de los mejores jugadores de la categoría como son su compañero de equipo Isidro, ganador del torneo de la Feria de Muestras de Gijón, y los integrantes de la peña Villa de Noreña Marino y Javi, siendo este último su víctima en una final jugada en Pola de Siero y que ganó por 10 a 8.

A esto hay que sumar su triunfo ante el mismo rival en las finales del Torneo de Torrevieja (4 a 1) y del Máster Infantil de Lugones, disputado el domingo, y donde venció al de Noreña por 10 a 5 en la final. A todo ello hay que unir el triunfo en el «Reloj de oro» junto a Bernardo Menéndez, frente a Ibaseta y Sara (Peña Les Escueles) por 14 a 3, así como la distinción por parte del Ayuntamiento de Oviedo como «mejor jugadora del bolos juvenil del año», galardón que recibió de manos de Gabino de Lorenzo.

Sin duda, todo un ejemplo de precocidad en un deporte en el que, al igual que en el balonmano, espera «alcanzar la máxima categoría», negándose de momento a tener que escoger entre una de las dos disciplinas. «No quiero ni pensar en elegir, me gustan las dos», apostilla la menuda campeona.