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Natación sincronizada

Un referente dentro y fuera de la piscina

María Fernández Martín, con varios podios territoriales, es un ejemplo para sus compañeras del club Sincroviedo

María Fernández, a la derecha, junto a varias compañeras. J. N.

"Es un deporte que siempre me gustó, un día lo probé y aquí sigo". Así explica María Fernández Martín su incursión en la natación sincronizada, un deporte que le ha acompañado desde los 10 años (ahora tiene 16). Fue una de las primeras nadadoras del Sincroviedo, club al que sigue vinculada y "donde me siento muy cómoda", dice. Sus inicios en este deporte los conoce muy bien Emma Escribano, su entrenadora durante los primeros años. Habla maravillas de la nadadora y destaca que "con su constancia y esfuerzo durante los entrenamientos está consiguiendo depurar cada vez más la difícil técnica de la sincro", indica la entrenadora, que añade que en el plano artístico "está dotada de muy buena plasticidad y capacidad de transmitir emociones en el agua". Tanto es así, que Escribano incluso confiesa que "a mí me ha hecho llorar más de una vez".

La evolución de María en la sincronizada ha ido de menos a más. Ella se lo toma como un hobbie, aunque con la dosis suficiente de seriedad. Porque ella es así, responsable, tanto en el deporte como en la vida. Cuando María comenzó en la piscina sólo entrenaba un día a la semana, ya que compaginaba este deporte con otras actividades, entre ellas el ballet. De forma progresiva fue aumentando el nivel de exigencia hasta su rutina actual: cinco días a la semana durante tres horas cada día. Y lo hace porque le gusta, porque se siente cómoda. Ahora está a las órdenes de Cristina Sáez García, exnadadora de sincro del Fabio Nelli de alto rendimiento "que está sacando lo mejor de ella técnica y artísticamente", explica Escribano.

El Sincroviedo cuenta en la actualidad con 56 nadadoras de diferentes categorías y edades que van desde los 6 años a los 19. María es de las mayores y se ha convertido en "un espejo en el que mirarse las más pequeñas", indica Escribano. Lo dice porque María Fernández es su mejor nadadora. Y no lo asegura por los triunfos o medallas que se ha colgado a lo largo de su carrera, sino que va más lejos. En el palmarés de María están varios podios en campeonatos territoriales y está entre las cuatro mejores nadadoras de sincro de Asturias. Pero más allá de los resultados, que son importantes, Emma Escribano se queda con su potencial como persona. "Tiene respeto y buena relación con las compañeras asumiendo su posición de liderazgo en el club con gran humildad desde siempre, es muy responsable con los estudios ya que es capaz de organizarse", indica Escribano, que define a María como "una combinación de energía y dulzura en el agua", algo que también tiene reflejo en el día a día.

Son las 18.00 horas de un miércoles cualquiera y María y sus compañeras se disponen a entrar en el agua. Toca entrenar. Unos estiramientos, algo de gimnasio y a la piscina. Cuando a la nadadora se le pregunta por las más pequeñas, tira de memoria y recuerda sus comienzos en el mundo de la sincronizada. "Claro que me identifico con ellas, yo empecé así". Una de ellas es su hermana Eva, de 10 años, que ha seguido su camino y que comenzó en este deporte gracias a ella. ¿Y en casa? Pues sus padres "están encantados", asegura, con que siga haciendo deporte.

La natación sincronizada es un deporte muy sacrificado. Y de ello da fe la propia María, que entrena cinco días a la semana. Una jornada cualquiera en la vida de María durante la temporada se resume en colegio y piscina. Estudia 4º de la ESO en el Auseva y tras la jornada lectiva, sobre las 5, se sumerge en el agua de las Piscinas del Parque del Oeste hasta las 21.00 horas. Después a casa, cenar y estudiar. Y a pesar de todo, cuando se le pregunta que si compensa ella responde con un rotundo "sí, a mí por lo menos sí", indica María, que asegura que la sincronizada "me ha ayudado en el día a día y a mejorar en los estudios. Es cierto que son muchas horas de entrenamiento, pero todo es cuestión de organizarse, hay tiempo para todo".

A la nadadora del Sincroviedo aún le queda un largo camino en el mundo de la sincronizada. Su reto es "quedar entre las 50 mejores de España", apunta. Y para ello trabaja cada día. A largo plazo, su intención es seguir vinculada a este deporte de algún modo, ya sea como entrenadora o jueza. "Es un deporte que me encanta, hasta que pueda seguiré compitiendo, después mi idea es estar relacionada de alguna manera a este deporte".

Así es María Fernández, una joven deportista que descubrió la sincronizada casi por casualidad y que ha hecho de este deporte una forma de vida, ya que incluso le ha servido para mejorar en el plano personal.

Es de las mayores del Sincroviedo y es consciente de que es de las mejores de su club, aunque no alardea de ello, es una más dentro de un grupo que funciona como una pequeña familia, desde las entrenadoras hasta cada una de las nadadoras. Quizás por eso, sus compañeras y amigas de piscina la ven como un "ejemplo", concluye Emma Escribano.

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