Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

El entorno del túnel de la autovía del Cantábrico (limítrofe con la ría de Villaviciosa) se convertirá en un reclamo para los amantes de la naturaleza como espacio de interés ornitológico. Esta zona, por la que pasa una senda verde, se encuentra bastante degradada en la actualidad. El Principado ha destinado una inversión de 250.000 euros para la recuperación ambiental de este lugar. Las obras, acometidas por la empresa Tragsa y esperadas desde hace años, comenzaron hace unos días y está previsto que concluyan antes de fin de año. Estas labores son posibles gracias a un convenio con la Fundación La Caixa.

El objetivo es recrear un hábitat similar al de la marisma de Villaviciosa (una zona inundable con media docena de islas), para lograr unas condiciones que permitan a las aves establecerse y criar en ese entorno. Aquí será posible observar a los pájaros desde una distancia prudencial, para no molestarlos, si bien muchos de ellos ya están acostumbrados a la presencia humana.

Una de las principales dificultades es lograr el nivel óptimo de agua, pues la rotura, hace unos meses de un muro en el «porreu» (terreno ganado a la marisma) de El Cierrón ha anegado terrenos en esta zona y en El Salín. Es necesaria una correcta gestión hídrica y, a este respecto, el equipo de gobierno local plantea levantar un muro para controlar el nivel del agua, principalmente en las grandes pleamares.

La recuperación de este espacio y la mejora del observatorio de aves actual (en estado ruinoso) permitirá promover el turismo ornitológico en la ría de Villaviciosa, uno de los principales referentes en la cornisa cantábrica para la observación de aves acuáticas. Además, servirá para potenciar la educación ambiental, pues es una forma de conocer las costumbres y el hábitat de estas aves. Uno de los atractivos puede ser la cigüeñuela, que se persigue que siga criando en la ría maliaya. Además, en El Cierrón, el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) ha instalado esta semana un nuevo nido para el águila pescadora -un macho ya inverna en el estuario- que se puede observar desde la senda peatonal, muy transitada para pasear o hacer deporte a la orilla de la ría.