Pasadas las siete de la tarde, el repicar de las campanas logró hacer el silencio en la iglesia de San Félix. Por el pórtico del templo comenzaron a desfilar el Cristo Flagelado, el Cristo con la Cruz y la Virgen Dolorosa, que lució un espectacular manto negro con bordados dorados. Como exigía la ocasión, los cofrades de Nuestra Señora de los Dolores iniciaron la procesión llevando en volandas los pasos ante la mirada atenta y emocionada de varios centenares de espectadores.

"En el paso salimos bastantes mujeres. De hecho, el Cristo Flagelado es portado por doce, un caso bastante atípico en la Semana Santa", explicó María Jesús Hevia, cofrade de Nuestra Señora de los Dolores, que acudió a la cita acompañada de su hija, ambas vestidas de nazarenas. "Son unas fechas muy emotivas y es una tradición que se pasa de padres a hijos, independientemente de que sea o no una cuestión de fe", añadió.

"En Candás la Semana Santa se vive desde que se es muy pequeño. Es una de las citas imprescindibles en el calendario candasín, aunque hay que destacar que el plato fuerte viene el fin de semana con la Salve Marinera y el Encuentro", aseguró Ana García. En la misma línea, María Fernández también destaca el "arraigo" que tiene esta celebración en la capital carreñense. "En los últimos años, con la refundación de algunas cofradías, se revitalizó mucho la Semana Santa, aunque aquí siempre se celebró y siempre nos gustó mucho, pero había menos gente", afirmó.

La tradicional Procesión de los Nazarenos recorrió las calles Bernardo Alfageme, la plaza de la Baragaña, las calles Valdés Pumarino, Santa Olaya y Braulio Busto, en un multitudinario paso que acompañó una primaveral tarde.