Cuando los polesos, por docenas, alzaron sus manos entrelazadas hacia la medianoche, el Carmín ya era historia. La danza prima cerró en la medianoche del martes, como marca la tradición, la más popular fiesta polesa. Una danza que este año contó con una novedad importante, como fue su recorrido, y tuvo un singular sabor a despedida, toda vez que fue la última que encabezó, al menos como párroco local, el sacerdote Sergio Martínez.

Tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA en su edición del 7 de julio, Martínez ha sido designado nuevo rector del Seminario Diocesano de Oviedo, cargo que asumirá en septiembre y que motivará su sustitución al frente de la parroquia de San Pedro de Pola de Siero. El nuevo párroco local será el actual arcipreste de Gijón, Juan Manuel Hevia.

En los últimos años, no obstante, Sergio Martínez se ha distinguido como un activo colaborador de la Sociedad de Festejos, y además de su tradicional pregón de Güevos Pintos el párroco se había hecho cargo de coordinar la danza prima, como primer intérprete de la canción "¡Ay! un galán de esta villa", que marca el son de la danza.

En la noche del martes, el sacerdote no faltó a la cita y encabezó la danza que, saliendo de la calle de Florencio Rodríguez, a la altura del parque de Alfonso X "El Sabio", avanzó hacia la plaza de Les Campes. Un recorrido novedoso, ya que en los últimos años la danza se había internado por el propio parque.

Fue un último detalle especial para un baile de un gran simbolismo y marcado por la presencia de Martínez, cuyas nuevas obligaciones, no obstante, no merman sus vínculos con la Pola, que trascienden ya su propio desempeño como párroco. El lunes, sin ir más lejos, el sacerdote acudió a título personal a la romería del Carmín, compartiendo una merienda con la peña "Los Cascaos". "Después de catorce años aquí, hay cosas que uno se lleva", afirmaba Martínez en la entrada a La Sobatiella, con polo blanco y el pañuelo azul de la fiesta. Como un poleso más.