"Guardo un cariño enorme a mi pueblo y sólo quiero dar un paseo por Candás cuando pueda", señaló el pintor Alfredo Menéndez a LA NUEVA ESPAÑA un día después de haber sido nombrado hijo predilecto de Carreño, el pasado 28 de septiembre. Alfredo Menéndez falleció ayer en el Hospital Monte Naranco de Oviedo por culpa de una enfermedad cardiaca. No podrá pasear por Candás, pero su recuerdo seguirá vivo por muchos años.

Las paredes hablan. Los murales que pintó en su villa natal mantendrán la llama encendida por un hombre querido que fue, además, uno de los impulsores de la cabalgata de Reyes Magos y miembro de la Sociedad de Festejos de Candás (Sofeca).

Nació en la calle Valdés-Pumarino en 1933 y, siempre con un pincel en la mano, retrató el mural conmemorativo del centenario de La Salve en El Paseín, entorno en que se desarrollan el tradicional canto de la Salve marinera y el encuentro de cada Domingo de Resurreción. Esa obra quizá sea la más emblemática de todas las suyas, pero no la única. Decoró el interior de la iglesia de San Félix, pintó la fachada de la empresa conservera Albo y diseñó varios carteles de fiestas locales, entre otras intervenciones pictóricas.

Menéndez habría cumplido 84 años el próximo 17 de diciembre después de una vida muy activa en la que trabajó en la industria conservera desde los 15 años, aprovechó su enorme sentido estético y lo compaginó con sus aficiones. Hizo teatro y fue también el promotor de un taller al aire libre que se llamó en tiempos el Certamen Interprovincial de Teatro Aficionado en Candás.

Alfredo Menéndez era, sobre todo, un hombre querido por su pueblo. Tal es así que la repostera Basilia Muñiz, de Casa Bombita, propuso al Ayuntamiento que honrara al pintor con el título de hijo predilecto de Carreño. La sociedad civil apoyó la iniciativa y los grupos políticos lo ratificaron hace poco más de un mes.

El cuerpo del pintor fue llevado ayer al tanatorio de La Cruz, en Candás.