El pilates sigue siendo el deporte de moda en Siero, aunque otras propuestas novedosas, como el entrenamiento en suspensión y el cross training, vienen pisando fuerte y cada vez tienen más adeptos.

El director del Patronato Municipal de Deportes de Siero, Virgino Ramírez, reconoce que cualquier deporte aporta principalmente tres beneficios: mejora la autoimagen, cuida de la salud y fomenta las relaciones sociales. Razona que parte del éxito del pilates está en que se vinculan la salud y la correción postural, y además "es una disciplina que permite autoregularse en cuanto a la ejecución de ejercicios e intensidad". De ahí que sea la actividad más demandada en los polideportivos de Siero, con 402 inscritos, y que se impartan 48 sesiones por semana.

Pero una de las intenciones del Patronato es "renovar la oferta para captar perfiles distintos" de usuarios, según Ramínez. De ahí que apuesten por innovar y no quedarse sólo en las actividades tradicionales, que juntas configuran una amplísima oferta. Un ejemplo son el entrenamiento en suspensión, con seis sesiones por semana, y el cross training, con 10. En el primero se trabaja con cintas ancladas al techo y en el segundo son entrenamientos intensivos en un circuito. Ambas se empezaron a impartir este año, se han cubierto todas las plazas y hay lista de espera. Las clases tienen una duración de 45 minutos.

Son muchas las mujeres que también se animan a practicar estos deportes porque han "perdido el miedo a entrenar con cargas y de forma intensiva", algo que se observa en las salas de musculación, explica Virginio Ramírez.

La actividad más innovadora para los niños es la gimnasia acrobática, con dos clases semanales en Lugones. La aceptación está siendo muy buena.

Los polideportivos de Siero ofertan 390 sesiones de sala por semana, a lo que se suman las 348 de piscina, que van más allá de los cursillos de natación.

Este último trimestre del año ha sido bueno para el deporte en Siero porque llegan a los casi 10.000 usuarios, con el polideportivo de Lugones a la cabeza, aunque la Pola le pisa los talones.