Amelia Fernández, regidora de Carreño, ha logrado finalmente sacar adelante los presupuestos municipales y no perder la Alcaldía, pese a que tras rechazar la oposición el respaldo a las cuentas decidió someterse a una cuestión de confianza. Al final, salvó el bastón de mando y el presupuesto en una operación no exenta de riesgo de la que habla ahora con LA NUEVA ESPAÑA, una vez superada.

–Tras no poder aprobar las cuentas, planteó una cuestión de confianza y se arriesgó con ello a una moción de censura. Concluido el plazo para su presentación sin que se haya producido, ¿cómo valora todo lo sucedido?

–Me apena profundamente que algunos grupos políticos den la espalda a la voluntad de las urnas. Es inconcebible que teniendo mayoría los grupos de izquierdas en la actual Corporación, IU y Somos prefieran negociar con la derecha a negociar con el gobierno socialista. Desgraciadamente, las fuerzas de izquierdas en nuestro concejo se han instaurado en el bloqueo y el pasotismo, no vienen al Ayuntamiento salvo que les convoque a pleno o comisiones, no proponen alternativas y ante propuestas socialistas se parapetan en el no.

–¿No tuvo miedo de perder la Alcaldía?

–Siempre fuimos claros, no estamos aquí para calentar banquillo, ni dedicarnos al “y tú más”. Intentamos llegar a acuerdos, pero viendo que pasaba el tiempo y que había un riesgo de seguir bloqueando la situación utilizamos una herramienta que permite la normativa. Eso lo hicimos por una responsabilidad clara con el municipio. Nos tocaba dar ese paso, no había alternativas. A IU le faltó tiempo para anunciar públicamente su candidatura a la Alcaldía pero no trabajaron nada. Se olvidaron de decirnos qué tipo de presupuesto querían ellos y el resto de los grupos para Carreño.

"No dejamos de intentarlo con las Casas de Perán, pero no estaba en nuestras manos"

–Los tres grupos de la oposición rechazaron en bloque el documento. ¿No hace ninguna autocrítica por no haber logrado ningún apoyo?

–Lo intentamos hasta el último minuto. Comenzamos la negociación, que duró cuatro meses, con un capítulo de inversiones que estaba en blanco para que pusieran sus aportaciones. Incluimos alguna de las aportaciones que ellos pedían, pero el presupuesto estaba muy limitado, Carreño no es ajeno a la realidad. Hay una subida del gasto corriente, ¿cómo lo íbamos a afrontar con un presupuesto prorrogado? Por eso intentamos que entrasen en razón hasta el último minuto e incorporamos algunas cosas que se habían pedido. Todos veíamos que pasaban los meses y que estábamos en riesgo de perder una situación económica muy buena para el Ayuntamiento. Tuvimos que dar ese paso por responsabilidad, por un interés general. Nosotros hicimos el trabajo, que fue hacer un presupuesto. Como no presentaban propuestas, presentamos la nuestra. No había alternativa.

–Se acusa al gobierno local de poca capacidad negociadora.

–Eso se desmonta muy fácil. Gobernamos en minoría, por lo tanto, para sacar propuestas adelante estamos acostumbrados a negociar. El presupuesto del año 2020 se aprobó por unanimidad, en plena crisis sanitaria y con muchas más dificultades que ahora para poder reunirnos. Las ordenanzas también se pactaron. Estamos acostumbrados a negociar. ¿Qué cambió de entonces a ahora? Pues que a algunos grupos políticos de Carreño no les interesa ya el día a día de la gestión municipal porque están inmersos en su campaña política enfocados únicamente en las próximas elecciones municipales.

-¿Por qué se ha puesto tanto empeño en sacar adelante los presupuestos y no se contempló la solución de prorrogar los anteriores?

-El prorrogado tenía muchas limitaciones. Estaba muy enfocado a una situación de pandemia y volcadas las ayudas a acciones sociales. Lo que no quiere decir que en este se deje de lado el tema social. Hay un millón de euros para seguir atendiendo esas necesidades. Pero Carreño necesita reactivar la economía y para ello había que hacer una convocatoria distinta para las empresas, un programa de fiestas que pudiese tirar de la actividad hostelera... El presupuesto que teníamos era un presupuesto para una época de pandemia, no cabía prorrogarlo. Si fuese un presupuesto de una época normalizada quizás tendría menos riesgo. Es muy fácil pedir una modificación presupuestaria, pero entonces no se harían inversiones. Tenemos la capacidad incluso de ir a un crédito. El Ayuntamiento ahora mismo tiene deuda cero y pagamos en un período medio a proveedores de seis días

-¿Se llegará a tiempo a optar a todas las subvenciones que se tenían previsto?

-Nos vamos a esforzar. Hemos tenido que pedir prórrogas en algún caso y estamos a la espera de ver si se concede. No vamos a escatimar esfuerzos en que realmente intentemos poder llegar y cumplir con esas subvenciones. Si no se consigue no sería responsabilidad del PSOE. Nos vamos a esforzar en llegar a tiempo, pero estamos con unos períodos muy ajustados. Ahora habrá que ir contra reloj para ejecutarlo y no perder las importantes subvenciones logradas. Pondremos todo nuestro empeño y capacidad de trabajo para tratar de evitar que no ocurra. No se debe al PSOE que ahora estemos en estos apuros.

–Estamos a un año de esas elecciones. ¿Querrá repetir como candidata del PSOE a la Alcaldía?

–Es pronto para decidirlo. Tengo un compromiso claro con el PSOE y con Carreño. Me preocupa y me ocupa lo que ocurre en Carreño y voy a estar siempre a disposición del partido, pero creo que es algo que todavía no es momento de decidir. Nos queda un fin de mandato en el que hay muchos proyectos que afrontar y ahora mismo estoy centrada en terminarlo y cumplir con las expectativas de la gente que nos dio la confianza en las urnas.

–Demolición de las Casas de Perán. ¿No se pudo hacer nada por impedirlo?

–Los únicos que quisieron salvar esas viviendas a través del plan general de Carreño fueron los gobiernos socialistas. No hemos dejado de intentarlo en el marco de la ley. Prueba de ello es que cuando se redactó el Plan General se incluyeron en él, pero Costas, exigió sacarlas ya que estaban en terrenos suyos en el dominio público marítimo terrestre. No es una decisión que esté en manos del Ayuntamiento de Carreño, porque es una decisión que viene en virtud de una sentencia y la está ejecutando una autoridad ambiental estatal. Costas está actuando para defender un interés general y en base a una sentencia. No se puede pretender un urbanismo a la carta ni querer imponer en algunas zonas un planeamiento que ignore normas de rango superior como son las de Costas.

- ¿No fue posible intervenir de ningún modo?

-Esa pregunta es muy fácil de contestar. Nosotros estamos en minoría. La mayor parte de los grupos si realmente creían que se podía hacer algo, ¿por qué no lo hicieron? En el Pleno hay una mayoría sin contar a nuestro grupo que podía tomar decisiones si realmente se pudiese hacer algo en el municipio. Pero no las tomaron por algo muy sencillo. Eran conocedores de que no puedes actuar en contra de una sentencia de ámbito nacional y contra una Administración que está por encima de las competencias del Ayuntamiento. Si tomaban cualquier tipo de decisión estarían incurriendo en irresponsabilidad y tendrían que responder con su patrimonio.

- ¿No se pudo haber catalogado la edificación y así protegerla?

-No. En el momento en el que tienes el texto refundido sin aprobar no puedes introducir ningún cambio. El texto se aprobó a posteriori, de hecho todavía está en CUOTA (Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias). Cuando esté aprobado, se podrán introducir modificaciones. Que el texto refundido no estuviera aprobado no es responsabilidad nuestra, lo llevamos peleando años. Si se hubiese podido modificar el catálogo, hubiésemos podido hacer algo más que brindis al sol, que es lo que han hecho los partidos de la oposición. E independientemente de eso, la catalogación no aseguraría que se evitase el derribo. 

-En los últimos días se ha conocido que el Centro de Música de Candás tendrá que seguir esperando ¿Confía en que salga hacia adelante en un futuro próximo?

Las obras no se han iniciado desgraciadamente por todo los retrasos sobrevenidos en la contratación pública regional que no es fácil en estos tiempos de crisis. Lo que esperamos es que no se demore y que no se tarde en iniciar. Es un equipamiento que hace falta y es muy necesario. Las entidades están en una situación bastante incómoda y precaria y sería bueno contar cuanto antes con él. No se puede dar un plazo porque la propia Consejería no nos lo ha dado todavía.

-Lo que sí ha llegado es la obra de afianzamiento del Monte Fuxa de manera subsidiaria. ¿Espera que sea la definitiva?

-La naturaleza es caprichosa. Tiene compleja solución. Lo que sí podemos asegurar es que en todo momento el Ayuntamiento de Carreño ha puesto todo de su parte para solucionar esta situación. Ante el incumplimiento tanto por parte de la propiedad del monte como de la vivienda de la ejecución de las distintas obras señaladas en la sentencia, el Consistorio cumple el fallo del tribunal e inicia las obras. Adelantamos el dinero necesario para ellas y seguidamente tendremos que exigir su pago a las propiedades, la del monte y la de la casa, que no realizaron las obras exigidas. 

 -A falta del último paso por la CUOTA, se va a sacar adelante el Plan General Urbano en los ámbitos que faltaban para completarlo.

- Carreño es un municipio muy bien ubicado en el centro de Asturias, es un lugar para vivir y para trabajar. Es un concejo ideal para vivir y trabajar. En estos últimos años, al estar estrangulado el desarrollo urbanístico, no se han podido desarrollar nuevos suelos ni viviendas. La situación del concejo es la que es. Estamos perdiendo habitantes y tenemos una población envejecida. Con la deseable aprobación del desarrollo urbanístico, se abre una oportunidad de atraer población de municipios cercanos que quieran venir a instalarse a Carreño por esa comodidad y por esos servicios públicos. El estrangulamiento al que estuvo sometido ha impedido que se construyeran más viviendas que fijaran población local o atrajeran población de otros concejos y esto se refleja en nuestra demografía. La posibilidad de avanzar en el desarrollo urbanístico será bueno para el vecindario y motor de la economía.