"Miraflores" en Noreña: así es el ejemplar proyecto de inclusión social para personas con enfermedades mentales graves

Un grupo de quince personas participan en talleres de manualidades, clases de jardinería, grupos de lectura o cursos de informática para llevar una vida lo más normalizada que sea posible

"Miraflores" en Noreña: así es el ejemplar proyecto de inclusión social para personas con enfermedades mentales graves

Lucía Rodríguez

Lucía Rodríguez

Diego jugaba de interior izquierdo en un equipo de fútbol y Marcelino trabajaba de camarero. Manuel era pintor. Los tres tenían trayectorias muy diferentes, pero, a la vez, algo en común. Sus vidas se truncaron cuando se vieron aquejados por problemas de salud mental graves. Ellos, junto a compañeros como Iván o Pelayo (se explicitan solo sus nombres de pila para preservar su intimidad), han pasado a formar parte del grupo de quince personas adultas del proyecto Miraflores que la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Asturias (Afesa) desarrolla en una finca cedida por el Principado.

Según Saray Escobar, una de las educadoras, «el objetivo principal de esta iniciativa es que estas personas, después de haber estado durante mucho tiempo recluidas en sus casas, porque la medicación que recibían prácticamente no les dejaba ni levantarse de la cama, se sientan capaces de hacer cosas, de sentirse útiles y de tener una vida lo más normalizada posible». 

Saray Escobar lleva alrededor de ocho años trabajando en este proyecto, que comenzó hace una década. «Cuando yo entré a colaborar como educadora, la finca estaba hecha un desastre», recuerda. Tras mucho esfuerzo, y con el apoyo de Juan Peña, consiguieron adecuar la zona y se decidieron a salir. «Si queríamos que el proyecto supusiera una inclusión social real para nuestros chicos, había que ir a la calle», subraya la educadora.

Fue entonces cuando picaron a la puerta del Ayuntamiento de Noreña, que ni siquiera sabía de su existencia. «Sin embargo, se volcaron con nosotros y pusieron a nuestra disposición todas las instalaciones municipales», destaca Escobar. Así fue como comenzaron a visitar la biblioteca, organizando clubes de lectura.

Marcelino, uno de los integrantes más veteranos del grupo, explica que «hacemos dos o tres mercadillos al año y los que no pueden faltar son los de Navidad y la huerta». Y es que una de las actividades que más les gusta es cultivar sus propios productos. «Tenemos plantadas tres variedades de tomates, pimientos y calabazas», detalla. Ahora se encuentran «muy ilusionados», porque preparan un invernadero para plantar fresas. Una de las cosas en que más hincapié hacen desde Afesa con el proyecto Miraflores es el trabajo en equipo.

Los talleres de manualidades y las clases de informática y manejo del teléfono móvil son otras de las actividades que también realizan en la finca, pero solo hay una cosa que les guste más que la huerta: la jardinería. Peña les enseña a cuidar las plantas y los chicos, según dice, «se han comprometido a aprenderse el nombre de una de ellas cada mes». Por cierto, las visitas nunca se van de la finca sin una flor de regalo.