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Celso Peyroux

In memóriam

Celso Peyroux

Adiós a María Rosa de Madariaga

La historiadora, sobrina de Salvador de Madariaga, será enterrada en Teverga

Todos los días se me van yendo de las manos, como flores fanées, gentes queridas camino de un mundo desconocido. En este caso le correspondió el viaje hacia el misterio de la muerte a María Rosa de Madariaga, víctima de un ictus en Madrid a la edad de 85 años. Era nieta de Emilio Álvarez Prida, el primer diputado a Cortes que tuvo Teverga y sobrina del historiador Salvador de Madariaga. Su tío el poeta José Álvarez-Prida y Vega "Pepín Prida", perteneciente a la Generación de Veintisiete y amigo íntimo de Gerardo Diego, había sido preso en el Hostal San Marcos de León, junto a Victoriano Crémer y centenares de intelectuales, para ser paseado en Octubre de 1936 en la carretera de Astorga.

La conocí siendo un niño en la fiesta del Cébrano. Cabellos rubios, esbelta, alegre, me llamó tanto la atención que pregunté a mi padre por aquella mujer tan atractiva. "Es de la familia de los Prida", me contestó. Habrían de pasar muchos años hasta que nuestros caminos se volvieron a cruzar en el año 1968. Un joven pastor del pueblo de Fresnedo –Mino F. Miranda– de donde es originaria la familia de los Álvarez Prida y Vega, había descubierto en el mes de febrero por casualidad las pinturas rupestres en los abrigos de Cochantoria e inmediaciones.

Este cronista, ávido de conocer de cerca la noticia, subió, con el pastor a visitar las cinco oquedades donde los hombres del bronce habían dejado pintadas una serie de figuras esquemáticas de gran importancia.

A la bajada del impresionante desfiladero de Estrechura me dirigí a la mansión centenaria de los Prida donde tuve la suerte de conocer a varios familiares, entre ellas a Juanina, Dolores, Ángeles y María Rosa, que había venido a pasar unos días. Era el 5 de mayo y al día siguiente salía en primera página y en el interior el hallazgo de las pinturas, siendo el primer artículo que este cronista publicaba en LA NUEVA ESPAÑA con este titular: "Las pinturas rupestres de Teverga, gran motivo turístico".

No sería hasta siete años más tarde en la que una mañana María Rosa y el cronista volvieron a coincidir con motivo de llevar adelante la edición de un libro "Teverga, Historia y Vida de un Concejo", cuyo proyecto nos habíamos propuesto una serie de teverganos amantes del concejo. A ella le habíamos encomendado el capítulo de la historia tevergana, pero por varias razones, entre otras su domicilio en París, Rosa Madariaga se desvinculó del ilusionante plan literario, histórico y sociológico para dedicar su pluma a las relaciones entre Marruecos, España y el periodo del protectorado. De aquellos estudios, nacieron varios libros de gran interés para conocer la historia profunda entre los dos países.

Conferenciante por varios países, este cronista le queda agradecido por su presencia en el Centro Asturiano de Madrid, en la presentación del libro "Matar para seguir viviendo" que recoge los avatares de la Guerra Civil en Teverga, Los Valles del Trubia y Babia.

Una gran pérdida para la historia de España y para nuestro concejo por la desaparición de esos hombres y mujeres que llevaron y llevan consigo en lo más alto el pabellón de Teverga. Sus cenizas serán inhumadas en los meses de verano, sin determinar fecha, en el panteón familiar del camposanto de San Salvador de Alesga.

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