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Los ganaderos exigen mejorar el hábitat con frutales para evitar ataques de oso

“En el monte no hay comida para la población actual”, aseguran los representantes del sector tras los ataques a reses en La Frecha

Vecinos y ganaderos de La Frecha, durante un encuentro mantenido con los ediles de Gestión Ambiental y Obras en Lena, Gelos López y Paco García. | C. M. B.

“No hay frutos para tantos osos, pero no podemos permitir que se coman nuestras vacas”. Palabra de los responsables de la Asociación de Ganaderos Afectados por el Llobu (AGALL) en la comarca del Caudal, tras conocer la denuncia de los vecinos de La Frecha. En cuarenta y ocho horas, un potro y un burro murieron en sendos ataques de plantígrado en pleno centro de la localidad lenense. Desde el pueblo hasta Campomanes, se han contabilizado cinco reses muertas en quince días (una de ellas con un daño catalogado de lobo). Los productores son claros: “No se han acometido suficientes planes para mejorar el hábitat, ahora deberían hacerlo. Porque ya está pasando lo que dijimos que iba a pasar”.

Lo que “dijeron que iba a pasar” es que la población de osos en la comarca aumentaría de forma exponencial, sin que el hábitat estuviera listo para sus necesidades: “Ni hay tanta miel ni hay tantos árboles frutales”, destacaron. Y añadieron: “Ahora mismo no hay castañas, no hay cerezas y no hay manzanas. No hay nada que puedan comer, salvo la carne de nuestro ganado”.

La población osera, según su versión, “está ya extendida por todo el territorio de la comarca”. De hecho, en las últimas semanas se ha avistado a un ejemplar en el valle de Cenera. “Incluso hubo un daño en unas colmenas”, añadieron. También hay población asentada, con cuatro ejemplares –según la versión de los ganaderos– en el Aramo. A un paso de Oviedo: “No sabemos lo que van a comer, porque estos no son territorios tradicionalmente oseros, se les ha ido de las manos la expansión de la especie”, afirmaron desde AGALL.

Y la situación está aún “más descontrolada”, añadieron, en las zonas que sí fueron oseras. Es el caso de Lena y de Aller, los dos municipios de las Cuencas que forman parte del conocido como “corredor interpoblacional”. Son los territorios que unen las subpoblaciones de Oriente y Occidente, ahora ya con plantígrados que no solo están de paso: “En Lena, está claro, los osos han llegado definitivamente para quedarse”.

La de La Frecha no ha sido la única denuncia vecinal este verano. En junio, los vecinos de Jomezana llamaron la atención sobre la “proximidad” de los osos. De hecho, un ejemplar fue filmado con una cámara de infrarrojos cuando paseaba tranquilamente por el centro de la localidad: “Están a la puerta de las casas, y nadie hace nada”, sentenciaron los representantes vecinales.

El Ayuntamiento sí ha tomado medidas, aunque los responsables municipales dejan claro que no tienen competencias directas en la gestión de la fauna salvaje. La concejala de Gestión Ambiental, Gelos López, destacó ayer que “ya se ha requerido a la Consejería, en repetidas ocasiones, que se tomen las medidas oportunas. De todas formas, serán los expertos los encargados de decidir entre las alternativas”.

El objetivo, añadió la responsable municipal, es que “no se repitan situaciones como las vividas en los últimos días en el entorno de La Frecha”. Por eso esperan que las medidas sean lo más contundentes posibles: “Sabemos que trabajan en la posible geolocalización de algunos osos, debería tenerse en cuenta al concejo de Lena para esta iniciativa”.

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