El oso mata cuatro reses en quince días en el entorno del pueblo lenense de La Frecha

Los vecinos muestran su temor, “ya nos da miedo salir al monte de noche”, y reclaman al Principado un pago justo por los animales atacados

Ceferino Encina, Tito García, Valentín García y Valentín González, junto al burro muerto por el ataque de un oso en La Frecha. | C. M. B.

Ceferino Encina, Tito García, Valentín García y Valentín González, junto al burro muerto por el ataque de un oso en La Frecha. | C. M. B. / C. M. BASTEIRO

Un oso tiene “amedrentados” a los vecinos del pueblo de La Frecha, en Lena. La Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial del Principado de Asturias ha confirmado que dos animales han muerto, por ataque de plantígrado, en menos de cuarenta y ocho horas. Se trata de un potro y un joven burro: el primero apareció el martes, a dos metros de una vivienda; el segundo ayer por la mañana, a unos cien metros de las casas. “Está ya viciado a la carne, ya tenemos miedo por nosotros. No vamos al monte por la noche, por lo que pueda pasar”, claman en la localidad.

Tito García, Ceferino Encina, Valentín García y Valentín González hacen corrillo en La Frecha. Y tratan el tema del día: la aparición del burro muerto, tras el ataque de un oso. “Lo ha confirmado la Guardería, igual que ayer (por el martes) con el potrín”, afirman. En los últimos quince días, desde Campomanes hasta la localidad, se contabilizan cuatro cabezas de ganado muertas (en ataque de oso) y un mulo, si bien este daño fue catalogado como de lobo. En concreto, se trata del potro y el burro de La Frecha, además de otros dos burros y el citado mulo (en el entorno de Campomanes).

Tito García extiende la mano y señala a una casa próxima, pintada en color salmón: “El primer animal, el potro, apareció ahí mismo”. Tendido bajo una farola, el plantígrado atacó de noche pero sin espantarse de la luz. Ese primer ataque ya puse en jaque al pueblo, la aparición del burro muerto ayer fue la gota que colmó el vaso.

“Verás donde apareció el burro muerto, está aquí cerca”, apuntan los vecinos. Caminan unos cien metros, hacia una zona boscosa pero muy próxima a la localidad. En la orilla de la carretera, está el burro muerto. Está tapado con un plástico, se empeñan en destaparlo: “Queremos que se vea cómo murió este pobre animal. Cuando ven esto, ¿qué dicen los ecologistas?”, tercia Valentín García.

El burro tiene heridas muy grandes, se le ven las entrañas. Todo parece indicar que un animal de gran tamaño (según el informe oficial de la Guardería, un oso) le agarró por la cabeza y la grupa y lo mordió en el centro del pecho. Las patas, la cabeza y parte del tronco están intactas.

“Este oso es peligroso”, afirma Ceferino Encina. Según el ganadero, “está viciado ya de carne, el potro apareció exactamente igual”. Y añade: “No es verdad que solo coman frutinas y miel, como nos quisieron hacer creer. Los osos son animales omnívoros, fieras que pueden ser peligrosas para el ganado y también para las personas”.

Él es el propietario del potro que apareció muerto el martes: “No les suelo poner nombre a los animales. Además, este tenía solo cuatro meses”, matiza. Y tiene una crítica más para la Administración regional: “Me lo tasan en 160 euros, una vergüenza... ¿sabes por cuánto vendí yo el año pasáu a un hermano de este potro?”. “Por setecientos euros”, responde sin esperar réplica.

El burro se ha tasado en unos 140 euros (a los que posiblemente se añadirá un 20 por ciento, según el documento oficial de la Guardería del Principado). “Están acabando con la ganadería. Mucho cuidar a los osos, pero nadie nos cuida a nosotros”, coinciden los hombres , ya caminando de vuelta hacia el centro de la localidad.

No solo les preocupa el dinero o el futuro de la ganadería. También están asustados: “A ver, al monte por la noche ya nos da miedo ir. Hay muyeres que salían a dar un paseín por aquí por la tarde que ya no salen, es que tenemos miedo de que nos coma a nosotros”. “Hay muchas personas en el pueblo que son ya mayores, y no podrían defenderse de un ataque de oso en ningún caso”. Desde su punto de vista, “es imprescindible que la Administración regional ponga en marcha un plan de protección para las ganaderías, los animales domésticos y, sobre todo, para las personas”.

Es mediodía y llegan a la localidad la concejala de Gestión Ambiental y Política Forestal, Gelos López y el edil de Obras, Urbanismo y Servicios, Paco García. Según la primera, el caso de La Frecha “ya está puesto en conocimiento del Principado”. Algo parecido están sufriendo los vecinos de Jomezana, donde llegaron a filmar a un oso con una cámara de infrarrojos: “Los vecinos tienen miedo, y es normal”, destacó la edil. Afirma que seguirán reclamando a la Consejería todas las medidas posibles. Incluso las reservadas para “casos excepcionales”.

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