Los "Nobel" sociales de Los Humanitarios: "Es un orgullo", afirman los galardonados

Hace ya dieciocho años que la Sociedad Los Humanitarios de San Martín de Moreda (Aller) convocó por primera vez sus premios. Una suerte de premios "Nobel" sociales. Porque galardonan lo que sale del alma; con su "Colmena de Oro a la Solidaridad", que ayer recogió la Asociación de Familias de Niños con Cáncer Galbán. Porque premian lo que pocos recuerdan; con su "Espiga de Escanda de Oro a la Tradición", que esta edición fue para Astilleros Pacho (Castropol). La entidad, Premio "Pueblo Ejemplar" de la Fundación Princesa de Asturias, también entregó su "Medalla de Honor 2023" a Agua de Cuevas.

Da igual el tiempo que pase, el espíritu de Los Humanitarios permanece. Por eso la presidenta de la entidad, Esperanza del Fueyo, se subió ayer al escenario del IES Valle de Aller tan emocionada como siempre. Como la primera vez. Del Fueyo destacó que la entrega de estos premios es "un reconocimiento a la labor social y humana de aquellos que de una forma desinteresada buscan la mejora de quienes lo precisen". Aplaudió la valentía de padres y madres de Galbán, "porque son un ejemplo de levantarse y reponerse". Alabó la ilusión de Martín González, responsable de Astilleros Pacho, "porque el oficio de su familia no desaparezca". También agradeció la labor de los jurados, que se reunieron el 22 de abril.

Ese día, a primera hora de la tarde, sonó el teléfono de Martín González. Estaba en la carpintería que fundó su abuelo, en 1943. Luego la heredaron su padre y su tío –Carlos y Pepe– y, ahora, él está al frente. Por eso, este galardón "llega al corazón de toda la familia". "No me lo esperaba, es un orgullo". Astilleros Pacho es la única carpintería de barcos en Asturias, de las pocas que quedan en toda la costa cantábrica. El extraordinario oficio de resistir.

De resistencia está hecha la historia de Galbán. Su vicepresidenta, Raquel Alonso, se subió al escenario para recoger un galardón que dedicó a todos los que forman la entidad. En un emotivo discurso, explicó cómo llegó a Galbán: "Buscaba el encuentro con otras familias en mi misma situación y también devolver a mi hijo, Darío, el contacto con otros niños, que había perdido tras su diagnóstico. Pero nos encontramos mucho más". Un equipo interdisciplinar que ayudó a la familia en todo. Unos amigos que hizo para siempre. Unos voluntarios que merecen el agradecimiento inmenso: "Realizan la elección de enfrentar algo que nadie querría ver nunca para ver a nuestros niños como lo que son; niños y adolescentes por encima de su enfermedad". El presidente de la entidad, Lennart Koch, no pudo acudir, pero facilitó unas palabras a la organización. En ellas pidió la mejora en la adaptación de la nutrición para los niños con cáncer ingresados en hospitales, o el refuerzo del área de paliativos.

Premios fuera y dentro de casa. Lorena Heras recogió la "Medalla de Honor" para Agua de Cuevas. Una empresa que nació en el valle de Aller hace ya treinta años y que, en la actualidad, produce 44 millones de litros con los manantiales de San Isidro. "Es un honor recibir este reconocimiento. Nos sentimos orgullosos de nuestro origen", indicó Heras, Marketing Manager de Aguas y otras bebidas en Hijos de Rivera, dueña de la empresa.

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