El banco dueño del pozo Venturo lo blinda para evitar nuevos robos y actos vandálicos

Los portales de cristal han sido tapiados y las ventanas de mayor tamaño han sido sustituidas por planchas de metal

Las puertas del edificio del pozo Venturo, tabicadas y las ventanas, con planchas de metal. | L. M. D.

Las puertas del edificio del pozo Venturo, tabicadas y las ventanas, con planchas de metal. | L. M. D.

Luisma Díaz

Blindado. Así se encuentran ahora las instalaciones del antiguo pozo Venturo, en el valle de La Güeria en San Martín del Rey Aurelio. Un pozo cuyas oficinas acogieron a la empresa cartográfica Venturo XXI, que fue uno de los emblemas de la fallida reconversión minera de finales de la pasada década. El blindaje del edificio, impulsado por el banco del que es propiedad la parcela, puede que llegue algo tarde: ya había sido vandalizado, con varios robos y destrozos, si bien una parte de las instalaciones han podido salvarse.

Ahora, las antiguas puertas de cristal han sido tabicadas, y las ventanas de gran tamaño por las que podía entrar una persona, han sido sustituidas por grandes chapas de metal. Solo hay cristal en las ventanas pequeñas, por donde no se puede acceder al interior. El edificio tiene una superficie construida de 3.652 metros cuadrados. Justo al lado del pozo se han iniciado estos días las obras del nuevo polígono industrial, que se ejecutará en tres fase

Las instalaciones de la extinta Venturo XXI, que cesó su actividad en 2010, son actualmente propiedad de un banco. La firma recibió para iniciar su actividad más de tres millones de ayudas públicas, 1,1 de fondos mineros y dos más de "créditos blandos" de diferentes instituciones. La compañía cartográfica llegó a alcanzar los 124 trabajadores, unas contrataciones incentivadas por las subvenciones que no se ajustaban a la carga de trabajo real.

La sociedad estuvo mal concebida desde su creación, en el año 2005, según certificó el administrador concursal. La compañía apenas duró cinco años. Comenzó a perder dinero en una caída libre que no pudieron detener los expedientes de regulación de empleo (ERE) y las sucesivas reducciones de capital. La plantilla llegó a recortarse hasta quedarse con 73 empleados, el mínimo fijado para no tener que devolver los fondos mineros que había recibido en los años anteriores.

Las medidas impulsadas para tratar de relanzar la actividad no funcionaron y Venturo XXI entró en concurso de acreedores en abril de 2010. Poco después despidió a toda su plantilla. La firma cerró con una deuda de 5,1 millones. El juzgado encargado de llevar el concurso intentó reducir esa deuda vendiendo las instalaciones y los bienes de la empresa, pero no hubo compradores. Tras el descalabro, el edificio pasó a ser propiedad del Banco Popular, el principal acreedor de la cartográfica cuando cerró. Posteriormente, con la adquisición de la entidad por parte del Banco Santander, el inmueble pasó a formar parte su patrimonio. De hecho, se encuentra a la venta en la web de su inmobiliaria asociada, Aliseda. No hay un precio determinado, se insta a los interesados a realizar una consulta.

Recuperación

Recuperar las antiguas oficinas de Venturo XXI como espacio empresarial no sólo precisaría llegar a un acuerdo con su actual propietario sino que conllevaría realizar un desembolso en la rehabilitación del inmueble. IU propuso hace varios años realizar gestiones con los dueños para convertir el edificio en un espacio que albergara iniciativas emprendedoras, una propuesta que no cuajó.

Suscríbete para seguir leyendo