Activos ociosos y despoblación

Ha llegado el momento de abrir un debate público para analizar las políticas que han llevado a los valles mineros a encontrarse con centenares de pueblos vacíos y falta de alternativas industriales

Ángel Luis Rubio

Ángel Luis Rubio

Hablar de activos ociosos en las Cuencas es tanto como decir haber abandonado a su suerte a un buen número de pueblos y de valles. El inicio de la "descarbonización" que se acompañó de jugosas prejubilaciones, mediada la década de los ochenta, trajo como consecuencia, primero una importante sangría demográfica propiciada por un mejor poder adquisitivo familiar que permitió que muchas de ellas buscasen desarrollar su vida en concejos o ciudades con, en teoría, mejores servicios, menor fiscalidad y unas probabilidades de estudios o empleo mucho mayor para sus hijos. Algo por otra parte, totalmente lícito.

Según avanzó la segunda mitad del siglo XX, el "run run" sobre el cierre de los pozos de carbón va siendo cada vez mayor haciendo que en muy poco tiempo ese temor acabara por ser una dura y triste realidad.

Poco a poco, la economía fue cayendo mientras el paisaje de actividad minera empezaba a ser solo un recuerdo y un espacio inerte empezó a dar una fantasmagórica imagen que a día de hoy, sigue creciendo al igual que una sombra alargada que no parece tener fin porque o bien no se ha sabido, o no se ha gestionado como debería, la explotación de unos terrenos, llamémosles activos ociosos, como alternativa a una descarbonización bastante mas lejana en el tiempo que los recientes planes de la ministra Ribera.

Y cuando hablo de alternativa lo hago pensando no en una empresa que como es normal, venia a defender sus intereses. No. Lo hago reprochando a gobiernos centrales, locales y autonómicos, a representantes sindicales y asesores económicos y financieros de las administraciones públicas, la pasividad y permisividad que en su día tuvieron, dejando irse a parte de una empresa que tiene atados fuertemente esos activos ociosos que no quiere soltar bajo concepto alguno, permitiendo que el deterioro de los mismos, sea cada vez mayor en vez de poner éstos a disposición de las administraciones públicas con el objeto de gestionar esas alternativas a la descarbonización de la que hablaba antes.

Y estas pasan precisamente por impulsar la economía y generar con ello, actividad económica en todo el entorno. Economistas como Keynes, planteaban incrementar el gasto público por parte del estado con un impulso en el mercado del trabajo como la innovación, conversión, las inversiones en I+D para favorecer la desaparición de los activos ociosos, sin lugar a duda uno de los grandes problemas a los que históricamente se ha enfrentado la economía, pues como ocurre con el empleo, hay activos ociosos con los que en ocasiones es imposible acabar.

Las instalaciones del pozo Polio, en avanzado estado de deterioro. | D. M.

Las instalaciones del pozo Polio, en avanzado estado de deterioro. | D. M. / Ángel Luis Rubio

Hace mas o menos una década, la elaboración de un Plan Especial Territorial sobre el uso y aprovechamiento de estos terrenos, fue un tímido intento de desarrollar una gestión integral de todos ellos, generando en los mismos una serie de actuaciones sobre las que desarrollar un plan que además de social, fuera también un incentivo económico y laboral, basado en la explotación de los terrenos bajo un prisma urbanístico-territorial además de turístico y cultural y que en algunos concejos como Mieres por ejemplo, no se aceptó por entender que Hunosa había transgredido el PGOU local generando con ello una serie de controversias que hoy son más comentarios de chigre, que argumentaciones de carácter legal sobre unos recursos que el propio gobierno debe tratar de combatir con la aplicación de una mayor fiscalidad.

Sin embargo, esta práctica podría tener el efecto contrario al que realmente se hace necesario como podría ser una reducción en la inversión por parte del sector privado, un claro ejemplo del tipo de políticas que en este tipo de situaciones se suelen aplicar.

¿A dónde nos lleva todo esto? Es triste decirlo, pero una vez más a la apatía, al descontento, a la ineptitud y sobre todo a la falta de voluntad política por parte de todos, desde los vecinos hasta la administración, para levantar la voz y decir ¡basta! Porque pese a quien pese, Hunosa no ha hecho ningún favor a las cuencas. Se equivoca quien así lo crea, porque si hoy por hoy la despoblación de las cuencas mineras va creciendo es precisamente porque en ningún momento se ha puesto sobre la mesa la suficiente voluntad para llevar a cabo el aprovechamiento, explotación de recursos y creación de empleo como compensación a los daños causados y derivados de las explotaciones de carbón, de la pérdida de acuíferos y masas de arbolado autóctono y la regeneración ambiental de unos espacios que hagan de los pueblos y valles afectados lugares mucho mas amables para evitar esa despoblación que se viene sufriendo desde hace mas de cuarenta años y que día a día se va incrementando considerablemente. Esa es la realidad actual del territorio.

Por poner el ejemplo de los dos ayuntamientos cabecera de las cuencas, Langreo tiene unos 155 pueblos despoblados o en riesgo de despoblación, mientras en Mieres la cifra todavía es más alarmante. Hablamos de 286 asentamientos sin habitantes, algo impensable hace muy pocos años donde las calles de cualquier lugar de las cuencas, era un mar de bullicio y actividad socioeconómica en general.

Hoy, todo eso sueña extraño y cuando explicas a quienes nos visitan que aquel espacio fue uno de los principales motores socioeconómicos de este país, miran con incredulidad y algunos aún preguntan: ¿pero habiendo sido todo eso, como está así?

Una pregunta compleja, muy compleja de responder y que quizá en algún momento requiera un debate público o una jornada tal vez, que se pudiera desarrollar con los nuevos gobiernos, los nuevos gestores, agentes sociales y representantes vecinales, (hora es ya de dar voz y participación al movimiento vecinal activamente) con el fin de hallar algunas soluciones que permitan paliar, por una parte el aprovechamiento sociolaboral de los activos ociosos y la recuperación económica de los pueblos y valles afectados por el cierre de las explotaciones y por otra poner freno a la creciente sangría demográfica que venimos sufriendo con iniciativas de carácter no solo industrial, es importante desarrollar también políticas ganaderas y agroforestales que favorezcan la regeneración rural en todos los órdenes favoreciendo el aprovechamiento, potenciación y desarrollo del turismo industrial y rural. De no ser así, de no saber o no querer conjugar los medios de que disponemos para hacer frente al momento de crisis que estamos viviendo, mucho me temo que algunos estudios que se están haciendo se puedan convertir en realidad.

Porque… ¿Alguien se imagina una Asturias Vaciada por debajo de los 950.000 habitantes en 2030? Sino somos capaces de ponerle remedio, no tengamos duda de que ese dato podrá ser real.

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