La jubilación de Mariano Hebrero, juez decano de Langreo: "En el caso de los mercheros tuve a quince en prisión, la gente lo agradeció"

"En los noventa la droga causó estragos y era habitual tener que levantar cadáveres de chicos con la jeringuilla colgando del brazo"

Mariano Hebrero, en Sama.

Mariano Hebrero, en Sama. / David Montañés

Mariano Hebrero Méndez ha estado 42 años al servicio de la justicia. Su dilatada trayectoria incluye 11 años como secretario judicial, 6 como juez y 25 como magistrado. Esta última labor la ha desempañado, en su mayor parte, en el Juzgado de lo penal de Langreo, al que se incorporó en 2005. En los noventa ya había estado en el Juzgado de primera instancia e instrucción número 1, que estaba muy saturado de casos tras desgajarse del partido judicial de Laviana. Asumió entonces un papel relevante en la lucha contra el funesto tráfico de droga que golpeaba con virulencia a la sociedad. En aquellos años de compleja labor se ganó un respeto que refrendó durante su segunda etapa en Langreo, ya como magistrado. Su labor le ha requerido juzgar y sentenciar. Lo ha hecho con profesionalidad, sin que por ello quienes lo conocen dejen de destacar que su tarea ha estado impregnada de humanidad más allá de que, como él mismo reconoce, "la ley es un instrumento tosco para evaluar los sentimientos personales".

El respetado magistrado ha cumplido los 72 años reglamentarios para acceder a la jubilación forzosa. La Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) ha querido destacar públicamente "su valía y dedicación como servidor público". Mariano Hebrero abandona su tarea profesional cargado de afectos con el territorio, sentimiento que fluye en ambas direcciones. Finalmente, la justicia sí está impregnada de sentimientos. El juez repasa su trayectoria subrayando en todo momento su apego por los vecinos del Nalón".

La etapa de formación. "Nací en Ajalvir, un pequeño pueblo de Madrid, cercano a Alcalá de Henares. Estudié Derecho en la Universidad Complutense tras haberme criado en una familia de agricultores y ganaderos. Soy de la generación del PREU. Después de hacer el servicio militar preparé la oposición para secretario de juzgados de primera instancia e instrucción".

Primera oposición. "Entré en el cuerpo de secretarios de juzgados y mi primer destino fue Laviana, en el año 1981. Vine con mucha ilusión, ya que en la escuela judicial tuve compañeros del norte, y me hablaron muy bien de la región. Por suerte pude comprobar pronto que no me habían engañado. Me encontré con una zona muy pujante económica y socialmente. Las Cuencas estaban en plenitud y me sorprendió esa prosperidad y la buena acogida que tuve. Me encantó el carácter abierto y calidez de la gente.

La efervescencia de Laviana. "El juzgado de Laviana era muy exigente entonces. Lo llamaban ‘La Cárcel’, ya que había sido presidio al ser Laviana entonces cabeza de partido judicial. Traían detenidos de la zona de Cabañaquinta por la Collaona ya en el siglo XIX. Era un edificio muy bonito de piedra que tenía una campana y un reloj. Me dio mucha pena que desapareciera. Hay un cantar que dice que ‘por un beso que te di en el parque de Sama, llevaronme prisionero a la cárcel de Llaviana’. Yo entonces era muy joven y los que estaban en los calabozos me llamaban chaval cuando querían que avisase al municipales".

La marcha de Laviana. "En Laviana estuve encantado con el trato de la gente. Me dediqué sobre todo a liquidar tasas judiciales y pólizas de la mutualidad. Al ser un juzgado de mucho trabajo, con una jurisdicción muy extensa, desde Tanes a Riaño, y al ser mi primer destino, me encontré un poco sobrepasado. Entonces decidí marcharme, aunque luego lo lamenté. Pero no perdí el contacto, ya que mi mujer es de Laviana".

Sin terrorismo. "Tras dejar Asturias estuve en Canarias y después me instalé en San Sebastián. Al estar en uno de los juzgados de familia que por entonces eran de reciente creación no sentí la presión del terrorismo. Luego me tocó Zaragoza y más tarde estuve destinado en Burgos, donde acabé en la Audiencia Provincial".

El retorno. "Regresé a Asturias en 1988, incorporándome al Juzgado de primera instancia e instrucción número 4 de Oviedo. Luego pasé al Juzgado número 2 de lo penal con la magistrada Covadonga Vázquez. Fue entonces cuando me decidí a pasar a la carrera judicial, en 1992. En junio de 1993 llegué como juez al Juzgado número uno de Langreo. Fue mi primer destino. No hacía mucho que se había conformado como partido judicial independiente tras separarse de Laviana. Había mucha actividad y justo antes de mi llegada se creó el número dos, en el que estaba el compañero Manolo Barril, actual magistrado de lo social, que me fue de gran ayuda. En Langreo no hubo partido judicial hasta 1989. Se saturó muy rápido. Era una época con una pujanza económica tremenda".

El caso de los mercheros. "En esa época estuve muy bien en Langreo. Había una gran plantilla. Por entonces llevé el famoso sumario de los mercheros que se dedicaban al tráfico de drogas. Fue un sumario muy complejo en el que se impusieron penas importantes confirmadas más tarde por el Tribunal Supremo. Esta gente se había convertido en un problema social que dificultaba enormemente la convivencia en Langreo. Utilizaban a delincuentes comunes, normalmente heroinómanos, para distribuir la droga. Cuando alguno no cumplía con el dinero que tenía que entregarles, los trasladaban a los montes por la noche y les daban grandes palizas. Los ciudadanos colaboraron mucho con las diligencias del Juzgado. Recuerdo que el abogado de la defensa, que era de Vitoria, nos llegó a denunciar tanto a mí como al fiscal (José Luis) Rebollo, ya fallecido. Entendía que teníamos algo en contra de esta gente, pero lógicamente no prospero. Llegamos a tener hasta quince en prisión preventiva. Algunos eran bastante peligrosos. Alguno llegaba al bar de La Pomar y ponía la pistola encima de la mesa. Al final del caso me quedó una gran satisfacción personal porque mucha gente, muchos vecinos, me trasladaron su agradecimiento por la labor que se había hecho. Se incautaron vehículos, armas y joyas. Se pusieron penas de prisión importantes".

El problema de la droga. "En los noventa la droga causó estragos en zonas como Langreo. Era una época en la que tuve que hacer bastantes levantamientos de cadáveres de chicos jóvenes que encontrábamos en muchos casos con las jeringuillas colgando del brazo. Había naves abandonadas en La Felguera donde por desgracia eran frecuentes estos tristes desenlaces, con muerte por sobredosis o consumo de droga adulteradas. Son hechos muy impactantes. Además, el alto volumen de drogodependientes también generaba problemas en el hospital de Villa, con internamientos forzosos. Por suerte, la realidad ahora es muy distinta, aunque en buena parte debido al despoblamiento".

Destacamento fiscal. "En su momento, el aumento de menores nacidos de parejas de hecho generó problemas en los juzgados de Langreo sobre la guardia y custodia, que como he dicho tenía ya mucha carga de trabajo. Empezaron a plantearse asuntos muy delicados en el ámbito de la familia que entendimos que necesitaban de una presencia más cercana del ministerio fiscal. Los jueces tuvimos varios encuentros y al final se creó el destacamento de Fiscalía. Ha sido de gran ayuda para este partido judicial".

Ascenso a magistrado. "Tras un paso por el Juzgado de Siero, ascendí a magistrado y me trasladaron a Vitoria. Fue en 1998. Al final estuve 6 años de juez y unos 25 de magistrado. Más los 11 que estuve como secretario judicial. En total han sido 42 años de dedicados a la administración de justicia. De Vitoria pasé a Avilés. En marzo de 2005 ya me incorporé definitivamente al Juzgado de lo penal de Langreo, donde se atienden delitos castigados con penas de prisión no superior a cinco años, con asuntos de los partidos judiciales de Laviana y Langreo".

Labor compleja. "Hubo dos casos por conducción temeraria con resultado de muerte que me resultaron especialmente sensibles. En uno de ellos el acusado era muy joven y había fallecido una pareja de amigos que viajaban con él en la parte trasera del coche. También me marcó el caso de una mujer que no dejaba a su exnovio ver al hijo que habían tenido conjuntamente. Lo denunció por acoso, pero no vi indicios. Solo quería tener contacto con su hijo. El juicio fue complicado y terminé absolviendo al chico porque vi que había un impedimento por parte de la madre para que conociera a su hijo. Este hombre mandaba cartas, pero cariñosas y dirigidas al niño, diciéndole que le quería. Lo relevante era la obstinación de la madre. Fue un caso muy sensible. La sentencia fue luego ratificada".

El peligro de las redes sociales: "Existe el delito de revelación de secretos. No se pueden difundir fotografías sin consentimiento. Sobre todo, en las parejas jóvenes abundan este tipo de temas y entiendo que no se advierte debidamente de las consecuencias del mal uso de estas redes sociales. Tanto en el juzgado de menores como en el resto de salas se están viendo con mucha frecuencia este tipo de casos. Es muy fácil entrar en una red social y escudarnos en el anonimato. Hay que tener mucho cuidado con publicar cosas que puedan afectar al honor de otras personas. Un comentario hecho alegremente sobre la solvencia de una empresa con interés de perjudicar puede generar una demanda penal. Hemos tenido condenas en Langreo por este tipo casos".

Suspender juicios. "He sido muy reacio y estricto en el criterio de suspender vistas sin causa justificada. No se puede marear a la gente con continuas citas y más cuando el origen es el ánimo de dilatar la celebración del juicio por interés de parte. Hay que pensar también que la oficina realiza un trabajo importante de localización de acusados y testigos. Una suspensión no justificada tira abajo mucho trabajo. Hubo varias etapas en que me encontré incómodo y preocupado en el desarrollo de mis tareas debido a periodos de huelga que se prolongaron más de lo necesario".

Despedida. "He cumplido la edad obligatoria y tengo que retirarme. En Langreo debo decir que me he sentido muy bien tratado. La gente es muy acogedora y abierta. Estoy agradecido al territorio y al personal del Juzgado. Confío en poder visitar con frecuencia el concejo".

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