Entrevista | Marcelino Cortina | Matemático y escritor, presenta su novela «En blanco y negro»

"Tenía muy claro que el escenario de mi primera novela debía ser El Entrego"

"Mi personaje trata de averiguar si algunas de las muertes en la mina no son tan accidentales como parece, sino obra de un asesino"

Marcelino Cortina, en la plaza del Fresno, en Oviedo. | Miki López

Marcelino Cortina, en la plaza del Fresno, en Oviedo. | Miki López / David Orihuela

David Orihuela

David Orihuela

Lo normal sería que Marcelino Cortina (El Entrego, 1965) esperase a la jubilación para dar rienda suelta a su pulsión literaria. Pero como buen matemático lo tiene todo calculado y todo tiene una explicación. Tal vez Cortina desvele el porqué de escribir ahora "En blanco y negro" durante la presentación de la novela que tendrá lugar este jueves a las 19.30 horas en la Casa de Cultura "Gaspar García Laviana" de El Entrego. El autor estará acompañado por el alcalde de San Martín del Rey Aurelio, José Ramón Martín Ardines, y el periodista Melchor Fernández, exdirector de LA NUEVA ESPAÑA.

–Su primera novela.

–Así es. No hay una razón única. Me gusta mucho leer desde pequeño y creo que de ahí viene ganas de escribir. Aunque tengo formación en ciencias (Cortina es matemático) la afición a la lectura me llevo a las letras. De joven hice mis pinitos escribiendo cuentos pero siempre tuve esa cosa de querer hacer algo con más entidad.

–Y optó por una novela negra.

–Es el género que más me gusta. Hay autores de los que he leído toda su obra. Siempre pensé que si se me ocurriese una idea podría hacer unan novela y hace unos años me pareció que tenía algo. Ese algo se fue cocinando poco a poco en la cabeza, luego empecé a tomar alguna nota y pasados los años, a finales de 2021, pensé que la única manera de escribir una novela era ponerse a ello, así que empecé a principios de 2022.

–¿Esa idea inicial era que en El Entrego podría haber un asesino en serie?

–Tenía algunas cosas claras y muy estructuradas. Tenía la trama y tenía claro que serían 25 capítulos de unas 3.000 palabras cada uno. Lo de que la acción fuese en El Entrego era una cuestión clave. Hay escritores que inventan ciudades pero que están muy imbricadas en una zona concreta y otros que llevan su acción a ciudades reales como la Venecia del comisario Brunetti o la Sicilia de Camillieri. Yo tenía claro que tenía que ser en El Entrego.

–Y en 1978.

–Eso también tiene una explicación. El Entrego solo tuvo comisaría de la Policía Nacional desde octubre 1978 a noviembre 1979. Luego se unificó con Langreo y así sigue siendo, con la comisaría en La Felguera para dar servicio a Langreo y San Martín del Rey Aurelio. De aquella yo tenía 13 años pero me acuerdo de aquella comisaría en El Entrego.

–La Policía seguía siendo la de Franco y en las Cuencas no estaba muy bien vista que digamos.

–Claro, la Constitución no se aprobó hasta diciembre del 78 así que hablamos todavía del Cuerpo General de Policía, de los secretas y los grises, la policía armada y la político-social. El protagonista de la novela, Bernardo Bédavo, es un inspector de 23 años con una mentalidad no franquista. En la cuenca se miraba con recelo a la Policía y por eso quería que el protagonista fuese de El Entrego, para que no estuviese tan mal visto. En la Comisaría de El Entrego nunca hubo un comisario, solo un inspector jefe. Había nueve policías de la secreta y 15 o 17 grises. Ninguno era de aquí.

–Entonces llega Bédavo, que se había ido con 15 años.

–Sí. Estaba en La Línea de La Concepción y vuelve a El Entrego. No tiene familia, era huérfano, así que va a vivir en la pensión La Miguela, la única que había en el pueblo en aquellos años. Se reencuentra con viejas amistades, con un viejo amor. En el trabajo está muy interesado en la criminología y en ver las cosas con otra perspectiva, no como esos policías de antes.

–¿Y?

–¿Dónde había muertos de aquella? En la mina. Eran todo accidentes aparentemente normales. Gracias al memorial del Pozo Sotón tuve acceso a los accidentes mortales que hubo en la mina en los años 1977, 78 y 79. Algunos de ellos los metí en la trama. Una trama en la que Bédavo piensa que igual alguna de esas muertes no es tan accidental como parece... y va hilando cosas. No vamos a destripar la novela pero bueno, él trata de averiguar si hay un asesino en serie.

–Decía antes q ue quería 25 capítulos de 3.000 palabras; investigó el número de accidentes en la mina; sabe el número de policías que había en El Entrego en 1978. ¿Su mente matemática tiene mucho que ver en la novela?

–A nivel de estructura, claramente. Me gustan las novelas sencillas de leer, que entretienen. No quería capítulos larguísimos que no encuentras un momento para parar e ir al baño. Por eso repartí la trama así. Había leído a muchos escritores de los que saben decir que los personajes te van llevando y no me lo esperaban pero es verdad. Ahí está también mi formación científica, en tratar de embridar a los personajes.

–Usted sigue trabajando, ya que esperó tantos años para escribir su primera novela, podría haber esperado a la jubilación para tener más tiempo.

–Todo tiene su explicación. Escribir es muy placentero, pero escribí la novela trabajando, me levantaba a las cinco y media de la mañana y escribía dos horas, hasta las siete y media que me iba a trabajar. La explicación es que cuando decidí que iba a escribir el libro pensé que no tenía tiempo que perder. Quiero escribir más aventuras de estos personajes. Mi idea es llevar a Bédavo hasta su jubilación, no sé en cuantos libros, pero por eso me puse a ello cuanto antes.

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