Opinión | Pasado imperfecto

Una clave polémica

El programa del recientemente fallecido José Luis Balbín, uno de los cuales fue el del "Retorno al carbón"

Está considerado como uno de los espacios de debate más importantes de la televisión en España. Empezó a emitirse el 18 de enero de 1976, con un total de 408 programas y 2.708 invitados que reflexionaron sobre los temas más diversos y controvertidos. Me estoy refiriendo a "La clave", conducida con gran maestría por el periodista José Luis Balbín, recientemente fallecido y un referente inexcusable de la radio y la televisión, aunque tuvo que superar muchas de trabas para sacar adelante su programa más emblemático.

Balbín, que no se plegaba fácilmente a los dictados del poder y de lo políticamente correcto, era además un hombre discreto. Como ha escrito Juan Cruz en este diario: "Balbín ha muerto y dudo de que este país se conmueva más de la cuenta porque no era folclórico y también porque no era altisonante".

Pues bien, de todos aquellos programas de "La clave" quiero destacar ahora uno titulado "Retorno al carbón" que fue emitido el 15 de septiembre de 1979. El tema se ilustró con la película "Qué verde era mi valle" (1941), dirigida por John Ford y premiada con cinco Oscar, que narra las peripecias de un pueblo minero de Gales donde vive la familia Morgan formada por mineros que "están orgullosos de serlo". Una película nostálgica y de un esperanzado idealismo.

En aquel debate de gran importancia para las valles mineros (Hunosa empleaba entonces a unos 23 mil trabajadores) participaron José Ramón García Conde, director del Instituto Nacional de Carbón y sus Derivados; Luis de Ussía y Gavaldá, conde los Gaitanes y presidente del Consejo de Administración de la Minero Siderúrgica de Ponferrada; José Luis Sierra López, director general de Minas e Industria de la Construcción; Celso López Gabela, alcalde de Ponferrada; James Baylor, vicepresidente ejecutivo de una compañía minera de Estados Unidos. Y José Ángel Fernández Villa, recién elegido secretario general del SOMA-UGT y ahora caído en desgracia.

Pronto se polarizó la discusión en dos bloques bien definidos: el formado por el alcalde de Ponferrada y Villa, ambos socialistas, y el resto de los participantes, si bien el representante estadounidense apoyó algunas de las tesis de los primeros.

Villa exigió aquel día la participación de los trabajadores en las empresas mineras y en el control público de las subvenciones, así como la mejora general de las condiciones de trabajo y de la prevención de las enfermedades profesionales. Sus oponentes defendieron sobre todo que las empresas mineras fueran rentables para garantizar su continuidad. Pocos días después, Villa, que no tuvo mucho protagonismo en el programa televisivo, publicaba un largo artículo en un periódico nacional ("El carbón, más allá del debate"), reconociendo que sus contrincantes en aquel coloquio habían hecho "una exhibición de cifras, estadísticas, técnica y dominio del tema con lo que pretendían dejar ante los espectadores la impresión de que ellos eran los que sabían, mientras que a los dos hombres del PSOE, que representábamos la alternativa al poder, debíamos hacer simplemente el papel de comparsas".

En otro sorprendente párrafo, visto lo sucedido, Villa afirma que "en el momento en que los trabajadores controlen realmente las actividades de las empresas se habrán terminado para siempre muchos negocios poco claros que se han hecho y se siguen haciendo en España". Y añade: "Exigimos nuestra capacidad de garantizar que nadie, absolutamente nadie en este país, va a seguir engordando sus bolsillos con dinero público".

Pasadas ya más de cuatro décadas, estas afirmaciones me hicieron recordar la divisa ciceroniana sobre la utilidad de la historia como testigo de los tiempos, luz de la verdad y vida de la memoria.

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